Cali explotaba a finales de los años sesenta. No sólo era una bonanza económica, sino también cultural con revistas, cine clubes, pintores, escritores y personajes que van desde Carlos Mayolo a Andrés Caicedo pasando por Enrique Buenaventura y su teatro experimental.
En esa época también hubo una rebelión en la moda. En el cuarto de su casa en el barrio San Vicente, Faride Hazzi, empezó a hacer pantalones, minifaldas que le cambiaron las costumbres a las mujeres y, de paso, a la anquilosada sociedad valluna.
De origen libanés, pero colombianísima, muy joven tuvo a su primer hijo, Carlos Alberto Acosta, quien veía como su mamá, divorciada pero con el apoyo de sus padres, se alistaba todos los días con su motocicleta y andaba de un lado a otro llevando telas por la ciudad. El esfuerzo le alcanzó para crear su tienda, Faride Fashion. Sin embargo, Carlos Alberto llevó la leyenda de su mamá a cotas insospechadas.
Empresario precoz
A los 22 años, Carlos Alberto ya era el asistente personal de su mamá en el negocio familiar, pero Faride sabía que su hijo era un talento que debía potenciarse y por eso, él se fue a estudiar moda en España y regresó con todo en los noventa.
En 1994, a sus 35 años, se separa del negocio familiar y crea Faride Studio. En dos años esa marca evoluciona a Studio F. Después de veintisiete años, el negocio sigue siendo considerado el Zara colombiano, debido a lo atrevido y vanguardista de sus diseños y sus bajos precios. Actualmente STF Group, tiene más de 400 tiendas regadas por todo el país y no hay una sola persona que no conozca su sello .
Faride Hazi fue una de las pioneras en los años sesenta de la revolución de la moda en Cali.
Carlos Alberto es el único dueño de Studio F, no se conformó y ha ido más allá. En los últimos años creó la marca ELA, dedicada a la clientela femenina,y está próximo a lanzar Studio F Man, se diversificó en otros negocios como Cantina la 15 que tiene sedes en Cali y Bogotá, y que mejor recrea una de las culturas veneradas en Colombia por su música, costumbres, bebidas: la mexicana. Desde 2015, se ha posicionado como uno de los mejores de en Colombia.
De la moda a las cenas románticas
No se lo aconsejaron, pero Carlos Alberto decidió apoyar uno de los negocios más fluctuantes, el de los restaurantes, que su hijo Juan Camilo Acosta tenía entre ceja y ceja. Todo surgió por el amor que Juan Camilo le tenía a su novia, Alejandra Reyes con quien se casaría en el año 2015
Se conocieron en el colegio, pero cuando tuvieron que afrontar la universidad, se separaron y aún así, conservaron la relación a distancia. El noviazgo se mantuvo y en honor a él crearon Storia D’Amore para recrear la emoción y el romanticismo que puede generar una cena en una pareja.
El restaurante, creado en 2017, ha sido un éxito. Primero, abrieron en Cali, luego lo hicieron en Bogotá y Barranquilla y en Medellín piensan montar un nuevo restaurante. Los precios y la comida marcan diferencia. Intentar conseguir una mesa un viernes en la noche es una prueba de fe. Carlos Alberto es accionista pero la cabeza del restaurante es su hijo con su esposa.
Juan Camilo Acosta y su novia quienes soñaron con un restaurante que contara su amor, y lo lograron
El chef jefe es el italiano Simone Mua, quien ha sabido impregnar con la esencia de su país a su cocina en Colombia. Mua le ha cocinado, entre otras estrellas, a Jennifer López y Storia D’Amore no es sólo un sitio chévere para ir a comer.
Trabajar allí también es divertido y por eso acaba de ser distinguido por Great Place to Work, como una de las empresas donde mejor se trabaja en Colombia. Uno de los credos de Carlos Alberto Acosta, es tratar muy bien a sus clientes y también lo ha aplicado a favor del trabajador.
Las aventuras de Acosta no terminan allí. En diciembre abrirá en la Calle 122 con 15ª, en pleno sector del Centro Comercial Santa Bárbara en Bogotá, el primer Studio F Man porque a sus 63 años, Carlos Alberto, fiel heredero de los talentos de su mamá, no para de innovar.