En materia de plásticos absurdos de un solo uso, la ignorancia, la inconsciencia y la irresponsabilidad se repiten por doquier. Es un tema de nunca acabar.
En esta era hipermediatizada de las redes sociales, los últimos en enterarse parecen ser ellos. O tal vez simplemente se hacen de la vista gorda o hacen oídos sordos a un problema que los atañe directamente.
Ya muchos hemos visto y oído que la mala disposición de los residuos plásticos es un problema grave en el planeta. Cada vez hay más países o ciudades que están prohibiendo los de un solo uso o no fácilmente reciclables, como ocurrió este lunes en el estado de Nueva York con las bolsas plásticas.
Y aun así, muchos proveedores de frutas y verduras en los grandes almacenes siguen llenándolas de pequeñas etiquetas adhesivas absurdas. Lo que a uno como consumidor más le importa es que estén en su punto de madurez, que no estén magulladas o marchitas, y no ese tonto sticker con el nombre del proveedor, que no sirve para mayor cosa y contaminan bastante.
Y lo peor de todo es que las grandes superficies (muchas, con supuestas políticas de sostenibilidad ambiental), en lugar de aprovechar su poder de compra para exigir a los proveedores que no llenen las frutas y verduras de esos stickers absurdos, los alcahuetean.
A todos esos irresponsables cabe recordarles que la producción, la comercialización y el consumo responsables empiezan por evitar, reducir, reutilizar, reciclar y sólo por último desechar.
Señores productores y/o proveedores. Dejen de llenar las frutas y verduras de miles de esas etiquetas adhesivas innecesarias, pues son justamente el tipo de plásticos que, por su tamaño, ni siquiera se reciclan y muchas seguramente terminarán en el alcantarillado, luego en los ríos y por último el mar.
El cerebro es para usarse.