Apple estaba contra la pared. IBM doblaba la producción y lideraba las ventas. Steve Jobs se tomaba de los pelos. Había que imponerse, ganar de camiseta. Por eso ordenó una reunión con su junta directiva y les dijo que el paso para ganarle el pulso a sus rivales era hacer el más revolucionario y espectacular comercial para el Super Bowl de 1984. Por eso se gastó 900 mil dólares en hacer el más demoledor de los comerciales que la historia recuerde, un comercial, dirigido por el gran Ridley Scott, que posicionó a Apple como marca.
Steve Jobs y el comercial del Super Bowl que cambió la historia
Inspirado en la novela de 1984 y contraviniendo a toda su junta directiva, el creador de Apple gastó millones en este minuto