Sr. Botero: Ud. es ministro y no jefe gremial
Opinión

Sr. Botero: Ud. es ministro y no jefe gremial

Sin un cursito que le indique que está a cargo de un ministerio tan importante como el de Defensa, suelta semejantes despropósitos

Por:
septiembre 17, 2018
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La perla del ministro de la Defensa, para la historia, que muchos, incrédulos, escuchamos una y otra vez, dichas en un congreso de Confecámaras en Cartagena:

... entonces cada vez que ustedes ven que cerraron la Panamericana o ayer que me cerraron unas carreteras en Nariño, detrás de eso siempre hay mafias organizadas, pero mafias de verdad, mafias supranacionales... vamos a combatir y eso es lo que veremos más adelante...

Mas allá del lenguaje de dueño de finca (“me cerraron...”), las declaraciones reflejan, en primer lugar, el craso desconocimiento de la Constitución Política de Colombia (Art. 37, entre otros, sobre el derecho a reunirse y manifestarse pública y pacíficamente). O, peor, piensa en contravía a la misma. Lo grave, desde luego, la criminalización de la protesta. Bien por el presidente Duque, que lo desautorizó.

Segundo, en un país que busca superar el doloroso conflicto de tantas décadas, la posición es anacrónica: más propia de la época de las dictaduras latinoamericanas, que simplemente refleja que el señor Botero no entiende que a mayor posibilidad de ejercicio del derecho de manifestarse, menor espacio hay para el uso de las armas como medio de lucha política.

 

El señor Botero no entiende que a mayor posibilidad
de ejercicio del derecho de manifestarse,

menor espacio para las armas como medio de lucha política

 

Sin embargo, más allá de su desconocimiento y de la ausencia de lo que se podría llamar inteligencia emocional país, lo que ocurre es que sigue pensando que su trabajo actual es, inercialmente, la prolongación de su representación gremial.

Hay empresarios de primera: modernizantes, innovadores, democráticos, que promueven la competencia, productivos, que entienden algo acerca del papel de investigación y desarrollo, que son justos y respetuosos. Un Alfonso López Pumarejo, con el mundo y el país en la cabeza o, muchos años después, un Nicanor Restrepo, que tanta falta hace.

Están los empresarios de corte tradicional que, con inmenso trabajo y perseverancia, han creado empleo y son orgullo de Colombia. Están los nuevos, los de las plataformas digitales, los de Rappi, Fitpal, Nidoo que, sin pedir permiso, están cambiando los modelos de negocios en el contexto de un mundo que se modifica a una velocidad de asombro.

El señor Botero no pertenece al empresariado modernizante.  Estoy seguro que la expresión “sociedad del conocimiento” le suena a una lengua eslava. Ha representado, como debe ser, los intereses de un gremio. Y, de pronto, sin un cursito que le indique que está a cargo de un ministerio tan importante, suelta semejantes despropósitos. Sería entendible en el marco de los tradicionales congresos anuales de los gremios (en el caso del suyo, la queja recurrente de los costos que para los comerciantes tienen las manifestaciones).

Por supuesto que los empresarios son determinantes en la buena marcha del país. No obstante, hay que tener cuidado cuando de intereses particulares y gremiales se trata. Puerta giratoria en contra de la sociedad.

Originarios de la Edad Media, los gremios representaban oficios (de los zapateros, los tejedores, etc). En su defensa se enfrentaban a cualquier obstáculo que consideraran amenazante. Podría ser la competencia de otros artesanos venidos de otras partes o, siglos después, las máquinas resultantes de la revolución industrial, que algunos agarraron a patadas.

Es obvio que el gremio de los constructores, por ejemplo, represente el interés de los agremiados y que estén pendientes de las políticas públicas de vivienda de interés social, de las tasas de interés. Su función es, por supuesto, el cabildeo para conseguir sus objetivos. Y así, sucesivamente, con los productores de calzado, los de manufacturas de plástico, etc. Lo que no procede es la conducción de asuntos de interés nacional con las gafas del propósito gremial.

Con la perla del encabezado y otras cuantas, Colombia tiene hoy un ministro de la Defensa que sigue con el chip gremial, lejos del discurso de un empresario con visión de país.

 

 

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