Dicen que cuando le preguntaron a Mahler cual era su credo, respondió “soy músico”.
Como con todas esas historias y citas, no se si sea cierta. Lo cierto es que es una buena historia, que él era en efecto (un gran) músico y que no es un mal credo.
La música es, de pronto, una de las creaciones más espectaculares de los seres humanos. La música como el arte. Tanto así, que siempre se me olvida que en efecto es creación humana. Que había un señor polaco, exiliado en Paris y tuberculoso, que escribió el Nocturno en mi menor o que un joven mechudo escribió Stairway to heaven o, incluso, que tantas veces yo, y gente como yo, somos capaces de tocar esas cosas.
En inglés, es mucho más fácil de explicar. Como en alemán y en francés, aunque de pronto también en otros idiomas, la música se juega, no se toca (to play). Y en inglés, también, poder hacer música es un regalo, no un don (a gift). Y entonces si, la música es un juego, un regalo.
Y es que, si lo piensan, en realidad hay algo incomprensible y fascinante en una buena canción. Desde un buen reggaetón (porque son muy contados, pero los hay) hasta un concierto de Brahms, tienen algo que revuelve al que escucha bien adentro (de acuerdo, los reggaetones en general revuelven pero en otros sentidos).
Los neurocientíficos han revelado muchos de los secretos que hay detrás de esto y, por ejemplo, hay sonidos que nos generan intuitivamente placer o emoción o ganas de llorar o de reír y otros que dependen de cómo crecimos, qué escuchamos cuando nuestro cerebro en formación. Por eso, por ejemplo, lo más probable es que usted pueda cantar las canciones de su juventud así no las haya oído en diez, veinte o treinta años. Yo puedo cantar y oír en mi cabeza La isla del sol (no es la mejor, objetivamente hablando) como si estuviera escuchando “Tardeando con la Mega” en el bus del colegio otra vez y mi papá puede hacer lo mismo con varias de Piero, por ejemplo (“todo comenzó, algún tiempo atrás en la isla del soool”).No creo que porque haya explicaciones científicas pierda su carácter de fascinante si no que, al contrario, revela como es algo tan propio y cercano a lo que somos los seres humanos.
Pero así y todo que sea algo muy humano, cuando uno tiene un buen músico enfrente en un escenario (un artista de verdad), pareciera que tuviera algo de superhombre, de superhéroe, al menos para los ojos de los mortales… miren no más un concierto de Led Zeppelin o de David Gilmore o de Kissin tocando piano o a Horowitz en su último concierto en el Carnegie Hall. Bueno, de pronto es algo que tienen todas las personas con una destreza especial cuando la comparten, una forma de mostrar quienes son frente al mundo que es, en su sentido literal, encantadora. Cómo llegan ahí y a hacer eso es en muchas ocasiones y para muchos de nosotros, un misterio (misterio antecedido de talento, mucho trabajo y, claro, un poco de suerte).
Me imagino que algo así debe ser también lo que pasa cuando un novelista escribe su novela… no debe ser ni siquiera que se transforme en un ser supraterrenal, si no que hace, con esfuerzo y calidad humana, algo que parece divino. Es un poco como magia, pero justo por ser humano es que es tan maravilloso. Seguramente tendría menos gracia si no fuera humano, como la música hecha por un midi. Si no fuera tan difícil, si no fuera como un iceberg del que solo podemos ver la punta.
Así, releía para escribir esta columna un montón de recomendaciones de cómo escribir, qué escribir y me topé con una de Neil Gaiman que me gustó mucho:
“8. La regla principal a la hora de escribir es que si lo haces con suficiente seguridad y confianza, que puedas hacer lo que quieras. (Esa puede también ser una regla para la vida, así como para escribir. Pero es definitivamente cierta para escribir.) Así que escribe tu historia como necesita ser escrita. Escribe con honestidad y cuéntala como mejor puedas. No se si haya otras reglas. No otras que importen.”
Como ser escritor, así debe ser también ser músico. Yo solo le agregaría que hay que pasarla bien y tratar de que la gente a tu alrededor también la pase bien. Y, como dice Gaiman, seguro también aplica para todo lo demás que uno haga haciendo todo lo demás también. Seguro una buena forma de ir por la vida es con “confianza y honestidad y escribiendo tu historia como necesita ser escrita”, casi como si fuéramos una estrella de rock.
