"Un pueblo existe por su historia, por sus raíces, por sus costumbres, por sus tradiciones, por su gente".
Soy Carmen de Carupa, fui hace más de 200 años un rancherío, luego me convertí en caserío y hace unos 150 años en pueblo y parroquia.
He tenido varios nombres a través del tiempo, me llamaron inicialmente La mesa, luego La mesa de Carupa, después me cambiaron a El Carmen, hasta llegar al de hoy, cómo me conocen: Carmen de Carupa.
Estoy ubicada en el norte de las montañas de Cundinamarca, sobre la cordillera oriental con alturas que oscilan entre los 2800 a los 3300 metros, con paisajes de páramos, mesetas, rios, montañas, cascadas, agua y mucho verde.
Si viene a conocerme debe saber que nuestra comida cuando era un caserío era la arepa de maíz, la mazamorra, la papa y la carne de cordero; y que de estas delicias a hoy se han ido complementando con frutas como la curuba, la uchuva o la fresa, o con la trucha, cerdo, gallina, carne de res, amasijos y todas las preparaciones que realizan nuestras familias.
Estoy formada por algunas tradiciones que aún se conservan, cómo las celebraciones, las cuales hace más de 100 años se hacían tomando chicha, guarapo y chirrincho, y hoy se han incluído la cerveza y el aguardiente; bailando, riendo, charlando y escuchando música del folclor andino como el bambuco, las guabinas y los torbellinos y en la actualidad muchas de esas costumbres se siguen realizando incluyendo ahora música popular, rancheras, boleros, vallenatos, salsa, etc.
A pesar de varias guerras civiles y levantamientos en el país en estos más de 200 años, la vida acá en nuestro pueblo ha transcurrido de manera tranquila y pausada, con la misa sagrada del domingo, con el día de mercado los jueves, con las ferias y fiestas del mes de julio, con la celebración del cumpleaños del pueblo también en julio, con el festival de la papa de octubre, con las olimpiadas navideñas y con las esporádicas celebraciones públicas porque nos visita el gobernador o algun político o autoridad departamental o nacional de paso.
Aunque la vida rural se ha ido desmoronando, porque la gente se ha ido a las ciudades a buscar trabajo, o educación para los hijos o a buscar la vida moderna, todavía hay gente que le apuesta al campo, valientes que cultivan y tienen ganado, no obstante, las inclemencias del clima, los altos gastos para cultivar o para la ganadería y los bajos precios de los productos finales; así como aquellos que emprenden y los que se preparan y trabajan en las distintas entidades del municipio y prestan un gran servicio a la comunidad.
Me gustaría que en un futuro no muy lejano lleguen muchos visitantes a gozar del turismo de mi tierra, que vayan al cerro de chegua y su santuario de la Virgen del Carmen, al páramo de guargua, a los chorros de salinas, a la peña de sucre, al embalse y la casona del hato, a recorrer sus 27 veredas, así como el parque, la iglesia y las calles del pueblo.
Ah y lo más bonito que tengo y que deseo que conozcan es a mi gente, gente trabajadora, humilde, servicial y muy sencilla, que aman sus raíces, sus tradiciones y sus costumbres.
Soy Carmen de Carupa, un pueblo con gente que resiste, que sabe vivir, con gente amable y resiliente, que le sonríe cada día a la vida y que saben del tesoro en el cual nacieron y que es parte fundamental de sus riquezas.