Sin duda llegar a un acuerdo con las Farc es histórico para Colombia; muchos presidentes, si no todos, lo han intentado. Pero estoy convencido, y creo que pocos pueden negarlo, que este proceso se da, entre otras cosas, gracias al plan Colombia de Pastrana y definitivamente a la Seguridad Democrática de Uribe. La guerrilla se dio cuenta que no podía seguir engañándonos en procesos de paz y que mucho menos podía ganar militarmente. Tampoco el Estado: la misma política de seguridad democrática dice que al final todo se tiene que terminar con una negociación, y no militarmente.
Por lo tanto, ambas partes consientes de que el camino militar no era la salida, se sentaron a dialogar hace 4 años en Cuba. No de la manera que me hubiera gustado; con secuestros, reclutamiento y atentados en Colombia. Sin embargo, ya se hizo así y hoy el panorama es diferente. Me ilusiona que hoy no hayan atentados, extorsiones ni secuestros por parte de las Farc. Me emociona que los muertos se hayan disminuido sustancialmente; incluyendo civiles, militares y guerrillero (sí, toda vida vale).
Hay tres puntos que son claves en mi opinión: La transición de guerra a política, la justica y el perdón. Intentaré explicar la importancia de cada uno.
En primer lugar, está la transición de la guerra a la política, un punto polémico y complicado. El proceso de desarme es esperanzador, a la vez completo y juicioso. Soy optimista, oír que las Farc hayan acordado dejar las armas es muy positivo. Hubiera faltado un inventario juicioso de armas, eso si, pero entiendo que es muy difícil. Y además el número de armas que se entreguen se va a confrontar con diferentes fuentes, como unas de la ONU. Una vez dejen las armas, van a poder ingresar a la política. Y si, el Gobierno fue generoso en darles 10 curules. No me gusta que esas personas se sienten en el Congreso, así no se lo ganen con votos. Pero no se puede estar de acuerdo con todo, es imposible. Además entendamos que las Farc necesitan un incentivo para cambiar el negocio de la guerra por la plataforma política.
También está la justicia, un punto igualmente delicado. Sí, es complicado y muchos quisiéramos que los responsables paguen cárcel. Pero lo importante aquí es mirar esta justicia no como castigo principalmente, sino como una reparación. Ahí está la clave. Los responsables tendrán que confesar para después reparar materialmente a las víctimas. Su sentencia implica que sean privados de la libertad construyendo infraestructura, construyendo colegios e incluso desminando. Si no aceptan, si no reparan materialmente, si no entregan los bienes adquiridos ilegalmente, si siguen delinquiendo y/o si siguen con el narcotráfico, se van para la cárcel. Todo ello garantiza que se les dé verdad a las víctimas, que construyan lo que antes destruían y que se empiece por fin a desminar el país, entre muchas otras cosas. Todo eso me parece más valioso que limitarse a un castigo, definitivamente.
Por último está el tema de las víctimas y el perdón, un tema más humano. Este es un proceso difícil. Lo importante y lo noble aquí, creo yo, es optar por el perdón. Es difícil cambiar la mentalidad pero tenemos que empezar a hacerlo. Hay muchas víctimas que han sido capaces de perdonar, entonces yo, que no viví la guerra directamente, ¿por qué no voy a ser capaz? Invito a cambiar nuestra mentalidad para seguir adelante.
Concluyendo, esta no es una discusión entre Uribe y Santos, ni entre guerra y paz. Por eso como Uribista, puedo votar “Sí”. Y estoy de acuerdo con que el Centro Democrático haga oposición, de eso se trata la democracia. Respetemos a los que piensan diferente, esta confrontación del “Sí” y el “No” no puede seguir generando peleas; no puede ser personal ni de insultos, que sea una discusión de ideas.
Pero hablemos como es: este es un acuerdo entre las Farc y el Gobierno para dejar su confrontación violenta. Es nuestro deber conocer el acuerdo. No vamos a votar por Santos, ni por las Farc; vamos a votar por lo que dicen esas 297 páginas. Y claro, por lo que implica: que ya no existan las Farc como grupo armado.
Sin embargo, nuestra tarea no es sólo votar. Nosotros como sociedad tenemos mucho que aportar. Si gana el “Sí”, tenemos que vigilar el proceso. Necesitamos garantizar, como población, que el Gobierno y las Farc cumplan con su palabra. Tenemos que exigir que las Farc entreguen todas sus armas, que liberen todos los menores reclutados, que desminen el país, que entreguen sus bienes adquiridos ilegalmente. Además tenemos que exigir que las Farc sigan pidiendo perdón, pero también tenemos que valorarlo cuando lo hagan. En cuanto a política, hay que entrar al debate, y si no estamos de acuerdo con ellos luchemos con ideas y derrotémoslos activamente en las urnas; que esta sea una oportunidad para que seamos más participativos y consientes de la importancia de nuestro voto. Empecemos por este 2 de Octubre votando, pero sobre todo seamos votantes independientes e informados.
@carlosagg24
