Al comparar las hojas de vida de los once inscritos como aspirantes al cargo de rector de la Universidad de La Guajira con la de los candidatos de la Nacional, del Magdalena, del Valle o Distrital de Bogotá o de cualquier otra universidad pública; vemos unas diferencias abismales. Tanto los rectores actuales de esos otros centros del conocimiento, como sus competidores al momento de las elecciones tenían algo en común: su nivel de formación llega a doctorado, una vasta experiencia administrativa y una considerable producción bibliográfica.
Es muy fácil conocer la hoja de vida de un docente investigador, condición necesaria y éticamente obligatoria para ser rector de una universidad. Solo basta digitar CvLAC(Currículum Vitae Latinoamericano y del Caribe) y el nombre de la persona para obtener la información en internet. De los once que se inscribieron, siete son invisibles en Colciencias: Álvaro Rafael Herrera Villafañe, Luis Ángel Puche Medina, Yaneth Raigoza Acuña, Carlos Arturo Robles Julio, Jhonnhys Rosas Moscote, Marielly Peralta y Alberto Brito Daza; es decir, sus nombres y hojas de vida no están asociados a grupos de investigación, ni a ninguna actividad científica.
Los cuatro restantes, José Cosy Deluque Gómez, Soledad Marina Zabaleta Montero, Casta Gloria Peñalver Vanegas y Betsy Vidal Durán, sí aparecen registradas y esta última con un nivel de doctorado. Sin embargo, sus producciones bibliográficas son muy escasas. De los inscritos inicialmente solo sobrevivieron tres; unos se retiraron y otros no fueron admitidos. Vale la pena resaltar la sorprendente inadmisión de la exfuncionaria de la universidad y activista política, Yaneth Raigoza Acuña. Al parecer su rechazo fue por excederse una cuartilla en la redacción de un documento.
Al final, a diferencia de lo que pasa en otras partes de Colombia, los cuatro que aparecen en el Cvlac de Colciencias desaparecieron del proceso. Es prudente subrayar la poca preparación de la gran mayoría de los inscritos inicialmente. Fundamentalmente, se trata de escoger al rector del alma mater, quien debe ser una persona con una alta formación académica, ser un reconocido y destacado investigador, tener una vasta experiencia administrativa y ser una reserva moral como sucede en el resto de las universidades del país.
Sorprende que algunos de los candidatos iniciales solo acrediten la experiencia de catedráticos de la Universidad de la Guajira, sin ningún pasado administrativo. ¿Cómo es posible pretender administrar a Uniguajira sin haber ni siquiera haber administrado una guardería? La universidad debe hacerse visible en la función social de asesora del Estado en los órdenes científico, técnico y social. El pasado, presente y futuro de la Guajira está anclado a la educación. Lo que pase hoy en nuestra universidad afecta la calidad de vida de todos los guajiros.
Esta accidentada escogencia de rector se hizo atípica y apresuradamente con visos antidemocráticos, además de que no hubo elecciones de acuerdo con los nuevos estatutos; un mes antes del proceso no se conocía ninguna persona interesada en la rectoría; posteriormente aparecieron nombres que después renunciaron. Al final ocurrió lo sabido, que el rector candidato sería reelegido por un Consejo Superior alineado. Valga la pena resaltar que en esa sesión de nombramiento no hicieron presencia su presidente, ni los representantes del presidente de la república y de la Ministra de Educación.
Así pues, lo ocurrido puede sumarle a la crisis financiera que ya arrastra Uniguajira, que es de grandes proporciones. La universidad de la Guajira aún no ha logrado que sus egresados interactúen con la sociedad poseídos del espíritu crítico y humanista, con pensamiento autónomo y con una ética impregnada del sentido de justicia y tolerancia. De la única manera que la universidad sería útil y provechosa para el desarrollo económico, social y cultural de la Guajira es mejorando la capacidad, formación y nivel académico de sus docentes y discentes. Esto es inaplazable y obligatorio.