La adolescencia es un pasaje natural por el que debe pasar toda persona en el tramo de la vida desde el nacimiento hasta el fallecimiento, aquel acontecimiento es calificado como el instante en donde la infancia pasa a hacer un tema del pasado dejando fundamentos para el desarrollo del futuro adulto; pero éste antes de llegar a la madurez, se ve sometido a la fase del reconocimiento como un individuo de constante interacción con las problemáticas presentes en el mundo a su alrededor. Desde los conflictos más banales como es la búsqueda afectiva, y de identidad, hasta la necesidad de subsanar las carencias fisiológicas; acudiendo a variados recursos expuesto por el mercado difusor de ideas de reconocimiento personal mediante el consumo poco crítico. Más que la televisión, la música ha tomado una posición privilegiada en la creación de identidad en los adolescentes de diferentes espacios culturales, proveyéndoles personificaciones de normas aceptables en la óptica de la linealidad social; disimiles dependiendo de las cuestiones involucradas con respecto al individuo, como es el posicionamiento económico, ideología, genero, nivel académico, entre otras más, que varían significativamente debido a la desigualdad visualizada en la urbes.
Al igual que el ser humano, la música –medio creado inicialmente para expresión intimas de las personas- se ha desarrollado a través de los años con la intervención de factores sociales aislados al pensamiento ideal de las diferentes épocas culturales. Sin hacer un retroceso de forma brusca a los tiempos donde aún se usaba la mezcla magistral de sonido y letras, haciendo rito a las creaciones atribuidas a seres con habilidad inalcanzables para las limitaciones existenciales de los individuos provenientes de los primates –sin pretender caer en un conflicto de creencia con respeto a la creación de la humanidad-; es primordial la ubicación en memorias no tan distantes, como las vividas en los años de tendencias como la "kris kross": vestimentas usada erróneamente, cabellos embellecidos con artilugios, premisas de la libertad de pensamiento asumidas como el desbordamiento de acciones asumidas al gozo del libertinaje. Estilos creados por los intereses monetarios del mercado, engendrado productos de alto consumo para población adolescente –además de otros públicos- desesperada por el reconocimiento anhelado, proveniente del escaso razonamiento crítico frente a lo suministrado.
Los aspectos que intervienen en el pensamiento de edades oscilantes en la etapa de la adolescencia son incontables, los más mencionados son los medios de información por su alcance a las masas de forma sencilla –dar encendido al televisor, radio o la computadora-, pero más importantes que éstos es la consigna del mercado musical. Los jóvenes –sin generalizar- por su indomable ignorancia han sometido a los temas de interés sociales en conceptos aislados de lo realmente importante, encontrar similitudes de sus conflictos morales en el exterior, como es el concepto del «amor»; la emoción de más envergadura en momentos de intervenciones psicológicas, filosóficas, sociológicas y antropológicas. Siendo una cuestión de tantísimo tacto, hoy en día es homogeneizada con aspectos como es la lujuria: intervenciones carnales sin conciencia hacia el respeto por el otro individuo -mencionando a la mujer como elemento de índole para la subsanación de las necesidades sexuales-; tales atrevimientos han dado paradójicamente a las productoras –empresas dedicadas a la creación de música en su mayoría gastronómica- ventajosos resultados económicos.
Las presiones culturales creadas por las compañías engendradoras de las diferentes perspectivas de concebir la realidad, conllevan la idea de la aceptación por medio de la idea de lo innovador, de lo aprobado por el público (adolescente)-, de todo aquello con una connotación de prestigio cultural; que si bien es errada desde una posición crítica, es válida por quienes la consumen. Pensando éstos de poseer total libertad en el instante de decidir qué música adquirir, cuando en verdad están siendo víctimas de flujo implícito de la ideas de consumo; expuestas repetidamente en los estereotipos optimizados en los medios de información. Verazmente relacionados con la baja calidad critica de las personas, por sus aportaciones en la precaria programación constituida por los «novelones» de cliché y trasmisiones de programas de concurso, siendo también, además de las tendencias musicales, instrumentos modificadores en el comportamiento del joven –o la joven- en desarrollo.
Caer en la generalización de pretender creer que todo adolescente es un consumidor inconsciente, es de igual forma pensar que todo proceso de desarrollo aplica favorablemente a la totalidad de la sociedad. Por tal razón, es necesaria alguna distinción –por lo menos frente a la comodidad monetaria- social presente a varios textos académicos; partiendo de ello, la hipótesis de hacer una disimilitud en el consumo de los adolescentes frente a los instrumentos, esclarecida mediante la fundamento del empirismo. Consolidando una mayor índice de análisis de lo obtenido por jóvenes proveniente de zonas de confort, mientras las personas que se desarrollan en ambientes de vulnerabilidad tienden a declinar la crítica de lo propuesto por el mercado, a un entorno de irresponsabilidad consumista; conllevando estos actos a consecuencias nefastas, como es el incremento en la desigualdad cultural, el crecimiento de un negocio dedicado a entorpecer el razonamiento de la población y el desencadenamiento del pensamiento errado acerca de un desarrollo basada en superficialidades.
Términos abstraídos del texto “Apocalípticos e integrados” de Umberto Eco.
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