Rocío y su hermanito de cinco años fueron raptados en Centroamérica y, después de un largo viaje en condiciones inhumanas, vendidos a diversos compradores, pedófilos.
La niña de siete años termina su cautiverio en la zona boscosa, en Nariño, de acuerdo con la película Sonido de Libertad, que por este año despierta sensación en todo el país. Había caído en manos del comandante de un grupo armado, que no puede ocultar sus gustos de pederasta y asume a la menor, como su compañera de vida en el aciago mundo de tráfico y guerra en el que se desenvuelve.
La historia es real, según lo describe el director, José Eduardo Verástegui, aunque anota, el rescate no fue tan espectacular y peliculero. Al fin y al cabo, era necesario imprimirle acción a la trama.
Vi la presentación y no dudo en ir nuevamente esta semana. Emocionante escuchar “Pienso en ti”, de Shakira, cuando Rocío vuelve a la libertad, en manos de Tim Ballard.
¿Comentarios? Solo reconocer que se trata de una excelente producción. La recomiendo. Pone sobre la palestra la infame trata de niños, el tráfico de órganos y la forma cruel como le roban los sueños a los menores, para sumirlos en un mundo sórdido donde prima la perversión.
Increíble que en pleno siglo veintiuno, haya esclavitud y más de este tipo, que vulnera todos derechos. Sorprendente que Cartagena, Santa Marta y Bogotá—donde se grabaron las principales escenas, sean en realidad focos de la pederastia, donde el negocio ilegal ha llegado a tal punto que se promueve en el exterior bajo la figura de turismo sexual.
Como padres y abuelos, el llamado es a cuidar de la niñez. Estar pendientes de nuestros pequeños. No descuidarlos.
Y, sin duda, la convocatoria a los congresistas para que, desde ese escenario, endurezcan las condenas contra quienes tienen estas inclinaciones y materializan sus apetitos y fantasías, dañando la vida de niños y niñas.