EL CAMBIO VA ANDANDO; de manera escalonada, lento y progresivo pero va seguro. A veces silencioso, otras veces les causa roncha y urticaria a una inmensa minoría recalcitrante y reaccionaria. ¡Es lo inevitable!. Es el estropicio que agencian los heraldos de los viudos del poder, que propugnan y hacen hasta lo imposible porque todo siga igual. Son sus grandes e influyentes medios de comunicación manejados con cálculo político, que no informan de manera objetiva, verás y oportuna como es su deber y por lo contrario, jamás publican importantes e innegables logros que se vienen dando. Los entiendo: dentro de la clara estrategia de regresar, no conviene que a este gobierno le vaya bien, ni que avancen las grandes conquistas sociales. ¡Como quieren a Colombia y dicen amar!
Se propugna por que sigamos siempre anquilosados en la desigualdad la discriminación y el ostracismo.
Los políticos de la Derecha en Colombia son anacrónicos y obsoletos no se modernizan, son pésimos políticos: se les dificulta adaptarse. La inteligencia es múltiple, una de las expresiones mas claras de la inteligencia del ser humano es tener la capacidad de la adaptabilidad. Los políticos criollos de Derecha, no han logrado hacer la lectura que hoy requiere las nuevas realidades: se han anquilosado en posturas, Fascistas, retrógradas y feudales que al día de hoy no tienen cabida en el mundo. Lo anterior se observa claramente en políticos como María Fernanda Cabal o Paloma Valencia. La primera, les espetó años atrás a los jóvenes que protestaban: "estudien vagos". La segunda propuso como solución a la problemática del Departamento del Cauca dividirlo entre Indígenas y blancos.
En toda Democracia se necesita una oposición, bien sea, de Derecha, de izquierda o de Centro; pero se necesita un contradictor inteligente, sereno y racional. Una oposición con capacidad de reconocer lo bueno y criticar lo que se considere malo, argumentar y a la vez proponer. La Derecha cuyo espectro ideológico lo representa del partido Conservador, en el pasado, tuvo contradictores de peso: un Álvaro Gómez Hurtado, Gilberto Alzate Avendaño, un Rodrigo Lloreda Caicedo, Carlos Holguin Sardi, Humberto González Narváez, incluso un Roberto Gerlein y porque no: un Valencia Cossio. Pero imagínese ud tener de contradictor un "Polo Polo" o a un tal JP. Si la cosa no fuera tan seria y triste, es para desternillarse de risa.
Pero, como en la canción de Rafael Cabezas, "Songo Sorongo", el cambió se va dando. Songo Sorongo, avanza de manera gradual en forma disimulada y sin notarse. La reforma a la salud ha progresado en su trámite en el Legislativo, la reforma laboral tiene impotantes apoyos internacionales que pesan en la decisión de los congresistas y en cuanto a la reforma Pensional, cada día hay más conciencia que los desposeídos, que no tienen pensión logren lo mínimo vital.
De pronto el cambio no avanza como quisiéramos, pero Songo Sorongo, se va creando certeza de su necesidad. Como en todo sistema democrático, surgen las discusiones en los trámites, es algo ineludible, en cualquier desarrollo legislativo. Hay que cohabitar con la natural oposición que debe existir en toda Democracia. No sé puede pensar con el deseo y lograr unanimidad, donde existen posturas disímiles, pero Songo Sorongo ahí vamos.
Es indiscutible que siendo consecuentes con el cambio, necesariamente, tendría que estar apoyado por una elección mayoritaria de autoridades las Departamentales, Municipales, Concejos y Asambleas, identificados plenamente con la causa.
Desafortunadamente parece que no va a ser así. Se trata de la elección de dirigentes que solucionan los problemas directos de la gente, como son los Alcaldes y Gobernadores donde el voto de opinión reina. Tampoco, está elección del 29 de octubre, va a ser un plebiscito para medir la fuerza del cambio.
Es sabido que el pacto Histórico no logro una cohesión interna y hay más Petro que partido, pero Songo Sorongo, se logrará curules en Concejos, Asambleas, algunas Alcaldías y quizás Gobernaciones. La Alcaldía de Bogotá sera la joya de la corona, que en cabeza de Gustavo Bolívar nos medirá el aceite.