Soñé que Maluma cantaba

Soñé que Maluma cantaba

Relato de una pesadilla

Por: Mateo Duarte del Castillo
enero 17, 2023
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Soñé que Maluma cantaba

Llegué a mi casa pasada la medianoche después de estar con amigos que no veía hace tiempo. Habíamos adelantado cuaderno mientras comíamos alitas picantes y tomábamos cantidades industriales de cerveza, la cual mezclamos con shots de tequila. Los recuerdos de la reunión los tengo borrosos, pero no olvido que discutíamos sobre si Maluma cantaba o no. Unos decían que era una farsa, otros que no importaba porque había logrado comprarse un jet privado (¿ah?). Indigestado y copetón, solo me pude quitar los zapatos, caí como un costal de papas y soñé lo siguiente:

MTV anunció a los cuatro vientos que volvería a producir Unplugged, un reconocido formato de conciertos acústicos, pero no decía qué artista o agrupación iba a presentar. Me emocioné porque imaginé que iba a invitar a LCD Soundsystem o a The Black Keys. Sin embargo, cuando señaló que Maluma había sido el escogido, pude casi que escuchar las millones de quijadas contra el piso.

Llegó el día. La expectativa era grande. Lo primero que vi en la pantalla fue una copia casi exacta del escenario que usaron Alice in Chains y Nirvana en sus Unplugged: cortinas moradas, velas blancas, iluminación puntual sobre el cantante y músicos en las penumbras. "¿Músicos?", me pregunté. Acerqué la cabeza para tratar de reconocer. Vi que había un DJ y unos mariachis.

Salió entonces Maluma vestido de negro de pies a cabeza: pantalón negro, camiseta negra con la frase "Fuck the first line” (a la mierda la primera línea), gafas negras y un prominente mechón de pelo morado sobre su cara. Inmediatamente, me empezaron a llegar mensajes de amigos y amigas diciendo: "Marica, ¿si pilla? ¡Maluma se volvió un emo".

Yo estaba entre extrañado y a punto de soltar la carcajada cuando el artista empezó a susurrar, a tratar de hablar sin mover los dientes: “Gracias, gracias, esta primera canción es dedicada muy especialmente a dos grandes amigos míos: a Ivancho, por recibirme en su Palacio de Nariño en tiempos oscuros, y a Gianni, por recibirme en Catar… en tiempos oscuros también”.

Acto seguido, el paisa inclinó su cabeza hacia atrás. Se corrió el mechón púrpura de la cara. Se quitó las gafas. Tenía senda lágrima negra dibujada justo debajo de su ojo izquierdo y los ojos delineados de negro. Se oyeron furiosos gritos de sus fans. Una de ellas se lanzó sobre él exclamándole "Maluma, dame un hijo". El staff la retiró a empellones. Ella logró quitarse el sostén y se lo arrojó al rostro. Él lo esquivó hábilmente y solo respondió: "Besos, mi amor. Tranquila, que todo lo que me cuelga es tuyo (incluido el mechón)". La enloquecida mujer se desmayó fulminantemente de la emoción.

Arrancó por fin el bendito recital. El dembow empezó más despacio que de costumbre. Se oyeron las trompetas de los mariachis. Nadie reconoció qué canción era hasta que Maluma soltó un alarido: "Ayyyyyyy, Hawáiiiii". Los mariachis le respondieron: "Ay, ay, ay, ay, ayyyy". Las fans gritaron aún más enloquecidas, pero en el grito hubo algo extraño: era desafinado, histérico y melancólico a la vez.

Cuando los mariachis estallaron, el paisa empezó a cantar, pero no le pusieron autotune (auto-afinador). Justo después del alarido, cuando siguió “deja de mentirte, ah/la foto que subiste con él diciendo que era tu cielo”, millones oímos la verdadera voz de Maluma: era como de la de un gamín que se le bota a uno a limpiarle el vidrio en un trancón y pregunta "¿se lo limpio, patrón?”. Era la voz de un ñerito paisa, chillona y desafinada. Él se dio cuenta de que nos dimos cuenta y miró a alguien como preguntándose qué pasa. Carraspeó. Cuando continuó con “bebé, yo te conozco...” ya se oyó la falsa voz robótica del autotune.

Lo siguiente que recuerdo es que los centennials se volvían emos 2.0 recargados. La generación de cristal retomaba la melancolía de esa antigua moda y la mezcla resultaba en una bomba pandémica de depresión generalizada. Las reseñas musicales decían que Maluma inauguraba un subgénero del reguetón, el “depretón”, el cual era aún más lento que el trap. Las líneas telefónicas de prevención del suicidio no daban abasto.

Al poco tiempo, tal como pasó con Cobain, los medios de todo el mundo anunciaban la muerte del cantante. Aunque el comunicado oficial decía que había sido por complicaciones en una cirugía, se filtró la noticia de que había sido una plástica: aumento de glúteos, para ser exactos. El procedimiento se realizó en una clínica de dudosa reputación y al parecer los implantes contenían aceite de cocina revenido. El cuerpo no resistió y le produjo una sepsis (infección en la sangre). Se le necrotizaron varios órganos rápidamente y ya no hubo mucho más que hacer.

Maluma había fallecido y no había dejado un bonito cadáver. Lo tuvieron varios días en cámara ardiente en un estadio de fútbol. El cajón obviamente no tenía ventana y estaba casi cubierto en su totalidad por ropa interior de mujeres que se la arrojaban al pasar al frente (como en el Unplugged). La romería era gigantesca y se oían gritos que decían "tamales a $7.000 con pollo res y cerdo, llévelos, llevelos".

Me desperté confundido y me di cuenta de que la voceadora de tamales estaba al frente de mi casa. Sentí un intenso dolor de cabeza y un sabor en la boca como si hubiera chupado una moneda de $200 toda la noche anterior. Tomé agua del grifo a borbotones y volví a acostarme, prometiéndome nunca más volver a tomar. Pude dormir otra vez con dos palabras retumbándome en la cabeza: Fuck Maluma.

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