Soñar lo imposible

Soñar lo imposible

Paula Moreno es una mujer negra que ha recorrido el mundo, que ha sido Ministra, que ha creado una Fundación y que nos introduce en su día a día de la escritura

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marzo 27, 2023
Soñar lo imposible

Hace pocos días presenté el libro de Paula Moreno, Soñar lo Imposible, en la Casa de la Memoria de Tumaco. Como escritor considero que hay dos maneras de enfrentar un libro. La primera es crear historias en un mundo imaginado. La segunda es abordar un acontecimiento o un personaje que nos atrapó para entender el mundo. En cualquiera de los dos casos, lo que buscamos es narrar historias que al leerlas nos sea imposible salir impunes.

Celebro este nuevo libro de Paula Moreno porque cumple con las imprescindibles condiciones de un buen libro: la búsqueda de ese otro que somos que también es Colombia y la construcción de lo múltiple, es decir el arte literario, la visión política y el compromiso con el ser humano y el mundo.

A Paula y a mí nos unen varias cosas desde la Biblioteca de Autores Afrocolombianos, la Declaratoria de las Músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur como patrimonio cultural de la Nación y del mundo como Ministra de Cultura, al igual que sus apuestas literarias de empoderamiento desde Manos Visibles. Todas las anteriores son tareas que catalogo definitivas para nuestra historia como afro pacíficos, como afrocolombianos y colombianos, siendo parte integral de un mundo que hemos ayudado a construir y se había empecinado en negarnos. Hoy nos une esa historia común a través de su nuevo libro: Soñar lo imposible.

Este es un libro que recorre el universo afro, desde la Bahía de Todos los Santos, Brasil, donde se inicia con un artista callejero, luego con una mujer que desafía el establecimiento desde su condición de desarraigada de Apartadó que logra crear un Sindicato de mujeres del Servicio, luego un maestro de danza afro moderna que recorre el mundo desde África. Desde Medellín hasta Buenaventura donde un sacerdote se enfrenta a los poderes deshumanizantes, hasta desembocar en un paro cívico y reivindicar una ciudadanía de hombres y mujeres marginados, convertidos en peones de la riqueza del puerto, con sus derechos vitales alienados.

La autora es también un personaje: una mujer negra que ha recorrido el mundo, que ha sido Ministra, que ha creado una Fundación y finalmente nos abre las puertas de su apartamento en Bogotá y nos introduce en su día a día de la escritura. Una escritura diáfana, creativa, a la par que testimonio, que recurre a referentes universales y locales de la literatura y de la historia, escrita por blancos, negros e indígenas, sobre todo por los dos últimos grupos, por los marginados...

Una escritura que es testimonio, reflexión, biografía, creación, ensayo, denuncia, utopía y creación, donde se une la crónica, el testimonio, la ciencia social y la poesía, con una gran capacidad de retratar sus personajes y el entorno que habitan: el doloroso testimonio racista contra María y sus hijos en Antioquia, la violencia, la exclusión, el racismo, el desarraigo, la pobreza y sus desafíos hasta cumplir la meta con un sindicato de trabajadoras domésticas; una escuela de danza en Medellín que lleva a su personaje desde Copacabana hasta África y Francia, y un paro cívico histórico y aleccionador liderado en Buenaventura por un joven sacerdote, entre otros líderes y lideresas, después de padecer las masacres paramilitares en Puerto Merizalde.

El libro trabaja con situaciones diferentes, unidas por un hilo conductor en el que se siente la historia del mundo desde África hasta un lugar apartado de Colombia. Personalmente, me siento halagado por las varias alusiones que hizo a mi obra literaria: el Cimarrón en la lluvia camina por el libro de un lugar a otro.

Felicitaciones a nuestra escritora, situada a la par con grandes líderes mundiales, desde un punto infinitesimal de Colombia. Llegó el momento en el que, desde la exclusión, estamos escribiendo para el mundo y el mundo también somos nosotros.

Allí hay enseñanzas para todos: no limitar el presente, no bloquear el futuro. Al contrario: descolonizar, resignificar, ser creativos. Es la tarea. Seguir cocinando el futuro a fuego lento, un futuro en que todos somos puente y protagonistas. Frente a todas las formas de exclusión y racismo, nos hemos convertido en futuro, en ejemplo para un mundo que ahora lee nuestras historias, nuestra poesía y se sacude con nuestros movimientos sociales, como parte integral de un planeta que no les pertenece a unos pocos sino a toda la gallada de seres humanos que lo pueblan. Y sobre todo aquí, en este territorio negro, donde debemos soñar con lo imposible.

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