Dos conclusiones principales dejó la presentación en México del informe final de la Comisión de la Verdad sobre el conflicto colombiano: la primera, que tras más de sesenta años de conflicto armado el 90% de las víctimas mortales y desaparecidas pertenecen a la población civil, y la segunda, que la firma del acuerdo de La Habana no significó la “llamada paz total” y que el conflicto armado sigue con intensidad.
El informe hace un esfuerzo por identificar los diez factores de persistencia del conflicto interno en Colombia que se explica entre otras cosas porque es un conflicto por el poder político que se fue criminalizando empujado por el vínculo de los diferentes actores armados con el narcotráfico, la falta de un monopolio de las armas por parte del Estado y un modelo de seguridad que privilegia la protección de la riqueza por encima de la protección de la vida.
“Guerrillas y Paramilitares son aparatos armados que responden a un entramado de intereses políticos y económicos lo que hace que los diferentes procesos de desarme sean insuficientes”, explicó la comisionada Alejandra Miller Restrepo.
Por su parte, el comisionado Carlos Martín Beristain indicó que la comisión trabajó de manera intensa en un proceso de escucha en 24 países, recogiendo el testimonio de más de treinta mil víctimas civiles que viven en el exilio y cuyas voces eran inexistentes porque nadie los reconocía pese a que representa el 20% de la población colombiana.
“Tenemos que hacer visibles a los exiliados, porque quienes salen por causa del conflicto armado sufren una ruptura de los vínculos, no es salir porque uno quiere salir, es una salida forzada. En ese sentido el informe tiene tres conclusiones esenciales: reconocer la paz como un objetivo fundamental, se necesita la verdad y la verdad del exilio”, concluyó Beristain.
El comisionado Alejandro Valencia Villa se enfocó en resaltar la estrategia trasmedia utilizada para la presentación del informe, narrativa que se desarrolló a través de diferentes medios y plataformas de comunicación, que incluye por supuesto, los diez volúmenes impresos que están presentando tanto a nivel nacional como en el exterior.
Los libros incluyen temáticas como: hallazgos y recomendaciones, relato del conflicto armado (no matarás), la Colombia adentro (11 monografías territoriales), hasta la guerra tiene límites (17 infracciones a los derechos humanos y DIH identificados), cuando los pájaros no cantaban (testimonios víctimas), los impactos, afrontamientos y resistencias (cómo impacta el conflicto la economía, el medio ambiente y la democracia), mi cuerpo es la verdad (LGBTIQ+ violencias sexuales), pueblos étnicos (cómo afecta el conflicto a indígenas, afros y raizales) y exilio (Colombia fuera de Colombia).
El evento tuvo lugar este martes 16 de agosto en el auditorio del Museo Nacional de Antropología y contó con la presencia de la Comisión de la Verdad de México, migrantes, colectivos, víctimas, organizaciones de la sociedad civil y un nutrido grupo de periodistas, quienes al ritmo de maracas, tamboras y matracas acompañaron las composiciones que hablan de las tragedias de los exiliados.
Durante el encuentro se destacó la intervención de Angie, una exiliada que leyó un poema en honor a las víctimas de prisión política, dedicado a Simón Trinidad, calificado como un héroe de la causa revolucionaria, en contraposición con las arengas que se dejaron escuchar en el auditorio en contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tildado de genocida.
El momento de mayor tensión corrió por cuenta de la madre de uno de los jóvenes que murió en el bombardeo al campamento del líder guerrillero de las Farc, Raúl Reyes, en la provincia de Sucumbíos, Ecuador, “la paz no puede construirse sobre silencios y omisiones. Reconozco el esfuerzo que hizo la Comisión, pero son miles de páginas y recursos invertidos en un informe que invisibiliza a las víctimas”, expresó ante la evidente incomodidad de los comisionados.