En medio de la acalorada ola de noticias, relacionadas con el pago de U$80 millones de dólares, por sanciones impuestas por las SIC de los EE. UU. por delitos de corrupción al Grupo AVAL de Colombia, sobresalta la pregunta de: ¿Son las empresas que conforman el grupo AVAL empresas sostenibles?
Esta pregunta adquiere mucha mayor relevancia ahora, puesto que hace un mes fueron lanzados a nivel global los estándares de informes de sostenibilidad por parte del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en ingles).
Aunque el estándar de información sobre sostenibilidad inicia a aplicar a partir de enero de 2024, las empresas que cotizan en Bolsa en Colombia emiten informes de sostenibilidad voluntarios. En el caso del grupo AVAL, los informes de sostenibilidad a corte del 2022, se han construido bajo el estándar del Iniciativa Global de Reporte (GRI, por sus siglas en inglés).
En la página 41 del informe de sostenibilidad del grupo a AVAL del 2022, se puede leer textualmente:
“El objetivo de nuestro modelo de sostenibilidad alineado con la estrategia de negocio busca crear valor sostenible, y un relacionamiento transparente y cercano con nuestros grupos de interés”.
Y más adelante en la página 82, se lee:
“Con respecto a la gestión de cumplimiento en Grupo Aval hemos establecido y/o fortalecido programas encaminados a fomentar la cultura de los negocios bajo los principios éticos, de integridad y transparencia, ratificando la prohibición de prácticas y conductas indebidas de nuestros colaboradores y grupos de interés”.
En este informe de 162 páginas están mencionadas la palabra “ética” 33 veces y “transparencia” 12 veces. El informe muestra una imagen de una empresa pulcra y diáfana en todos sus procesos y en el relacionamiento con los grupos de interés.
Sin embargo, a la luz de las investigaciones realizadas por más de cincos años por el Departamento de Justicia (División Criminal, Sección de Fraude) y la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito de Maryland, las autodeclaraciones de honestidad y pureza por parte del Grupo AVAL no obedecen al principio de “imagen fiel” que debe tener la información corporativa.
Esta situación pone en relieve la importancia de que los informes de sostenibilidad se realicen de manera obligatoria en las diferentes jurisdicciones, lo que supone que deben ser sometidos a procesos de auditoria externa y en el caso de Colombia deberían de pasar también por la revisoría fiscal, garantizando que lo que se diga en dicho informe de sostenibilidad sea acorde con la realidad de la organización, so pena de fuertes sanciones.
Debemos de tener en cuenta que la sostenibilidad de una organización no es tan solo hacer reciclaje del papel o del plástico, esto es solo una de las muchas medidas que se deben ejecutar para acercarse al ideal de la sostenibilidad. La sostenibilidad es una cuestión integral, que involucra principios ambientales, sociales y de gobernanza, de acuerdo con el enfoque ASG, que se han introducido en los negocios de mercados de valores desde el 2001. Todos los aspectos sobre ética, buenas prácticas y políticas anticorrupción, están en la dimensión de la Gobernanza.
Las mismas Naciones Unidas ha recalcado que es imposible cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible si no se erradica la corrupción corporativa (UNODC, 2019). En un informe de 2019, la ONU también relaciona los altos índices de corrupción de los países con los bajos índices de desarrollo humano y viceversa. Existe una relación inversamente proporcional entre el bienestar humano y la transparencia de los países. Por otra parte, el Foro Económico Mundial estima que al menos $2.6 billones de dólares son robados por la corrupción anualmente, equivalente al 5% del producto interno bruto global.
Todo esto nos nuestra que la corrupción corporativa es un obstáculo grande para que las organizaciones y por ende el mundo sea un lugar más sostenible.
La experiencia del Grupo AVAL, nos debe invitar a pensar que no basta con obtener grandes utilidades, si está en juego los principios éticos de la sociedad, la imagen de las empresas o el bienestar de los ecosistemas. La corrupción lo que genera en últimas, es una destrucción continua de valor corporativo, como lo demuestran las cifras del Grupo AVAL, el cual reportó una caída inmediata de sus acciones, tras las noticias del escándalo de corrupción.
La sostenibilidad debe ser un compromiso serio y decidido para las organizaciones privadas o públicas. Aquí no solo nos estamos jugando la rentabilidad, sino la permanencia como especie, en este hermoso planeta.
Autor: Esteban Correa García - PhD en Ciencias Ambientales