Entre latas retorcidas, totalmente inmóvil y sin aparente signos de vida, vi cómo el conductor de un furgón estaba siendo vulnerado en su paupérrimo estado por decenas de personas que con celulares en mano buscaban no sé qué cosa.
En su entorno, otro furgón y una ambulancia sin ocupantes a la vista acaparaba las miradas y posteriores imágenes de quienes sin más intención que llenar sus perfiles de imágenes crudas e insensibles acaparar likes, quizás pensando en su desastrosa pérdida de valores, brindaban algo de ayuda.
Tuve la intención de bajar de mi moto, como lo he hecho en otras ocasiones, ponerme los guantes y empezar a valorar a las víctimas, buscando priorizar su nivel de atención, pero me di cuenta que entre tanta gente nadie se movería a menos de que fuera buscando la mejor imagen desgarradora.
Como puede, esquive latas, escombros, comida refrigerada, motos y gente para salir al peaje de Mondoñedo a avisar lo ocurrido y que los agentes que a esa hora se alistan para instalar controles en vía y multar por adelantar en doble línea fueran a controlar la situación y en especial a quitar de la escena tanto fotógrafo mediocre y amarillista.
Conduje a velocidades que de no saberlas controlar generarían alguna situación similar, pero primaba el buscar esa ayuda que tanta gente no supo brindar.
Al llegar y avisarles salió de uno de ellas una cruda respuesta, con la mínima intención de hacer algo: “ya sabemos y va la patrulla para allá”. Les repliqué con algo de molestia que esta situación ameritaba más de una patrulla y como mínimo 3 ambulancias. No sé si fue el tono o el hecho de que estaba grabando, pero dejaron sus cosas en la garita y tomaron sus motos para salir hacia el sitio.
No puedo saber el resultado de la situación y si en esta oportunidad la vida prevaleció sobre la muerte, pero lo que sí me quedó claro es que como colombianos nos estamos deshumanizando cada día más. Me es difícil asimilar que para poder ayudar a otros debemos dejarlo registrado en video para sentirnos bien.
Ayer ganó la Selección Colombia su paso a otro mundial, mientras hoy varias familias estarán enterrando o acompañando en un hospital a un familiar que por afán, descuido, o estar en el lugar equivocado se debate entre la vida o la muerte.
¿En realidad si somos buenas personas?