Esta semana virtualmente participé en el grado de los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y quedé estupefacta con los discursos que dieron el rector Gaviria, el ministro de Salud y un estudiante escogido para hablar a nombre de sus compañeros. Los tres se refirieron a anécdotas personales. La salud del pueblo colombiano mirada como un todo, la de las grandes masas, la de quienes se mueren por falta de médico y medicinas, no tuvieron presencia alguna. Los tres se refirieron centralmente a anécdotas individuales y personales, donde estaba ausente de su mente y preocupaciones la nación con sus grandes problemas sanitarios y médicos.
Recordé entonces que, cuando los Andes le dieron el doctorado honoris causa a Alberto Lleras Camargo, este dijo que la universidad estaba muy bien representada en su símbolo de una cabra, porque era “alta y altiva”. Fue entonces cuando supe que la Universidad de los Andes de Bogotá fue fundada —y no por casualidad— en el año 1948, cuando en reunión que tuvieron Mario Laserna y Alberto Lleras, después del 9 de abril de ese año, en presencia de Álvaro Castaño Castillo aún muy joven, resolvieron fundar esa universidad para educar a los hijos de la burguesía en un claustro donde pudieron formarse a la altura de Gaitán, porque el líder popular —según dijeron— estuvo a punto de derrotarlos debido a su extraordinaria formación académica, que culminó con el título cum laude en la Universidad la Sapienza de Roma.
Es cierto que la excepcional formación intelectual de Gaitán tuvo mucho que ver con sus éxitos políticos. Pero no fue solo eso. Lo fue —y en formidable medida— su interés por el ser humano, por los y las colombianas en su conjunto, por su bienestar, su salud y su grandeza.
Así, en un homenaje que le brindaron los médicos a Gaitán, en el Hotel Granada de Bogotá, el líder popular manifestará que su principal interés era el ser humano, a diferencia de los oradores en la Universidad de los Andes, que develaron la visión individualista que allí pretenden forjarle al estudiante. Esas intervenciones se encuentran en internet para poder compararlas con las palabras y las ideas de Gaitán que más adelante transcribimos.
Debemos tener eso en cuenta para las próximas elecciones, porque el gallo tapado como candidato de última hora es el actual rector Gaviria. Dejan que ahora se despedacen los aspirantes del momento y, a última hora, cuando ya no haya tiempo para análisis ni campañas, destaparán con bombos y platillos la carta del establecimiento que es Alejandro Gaviria.
Así hablaba Gaitán:
Cuando el profesor Cruz decía que mi más alta preocupación es la de los problemas colombianos y especialmente la defensa del Hombre, me sentí hondamente complacido. Porque esa es mi verdadera orientación. El profesor Pedro Eliseo Cruz ha dicho muy acertadamente que me siento bien entre médicos, porque no de ahora, sino de siempre, he creído que el primero de los problemas colombianos es el de la defensa del factor Hombre abandonado.
(...)
(el dinero) vale más gastarlo en la búsqueda de la salud de los colombianos que en ninguna otra cosa. Porque primero que ferrocarriles, y antes que carreteras, es menester que tengamos hombres sanos que viajen por las carreteras y los ferrocarriles. No habrá agricultura, no habrá industria próspera si persistimos en tener la raza débil que hoy tenemos; una raza tarda y lenta para el trabajo, que se fatiga a muy leve andar y que presenta los defectos síquicos que todos conocemos, lo que no son otra cosa que una consecuencia de los elementos biológicos y fisiológicos que le son característicos. Buscar gente inteligente y capaz; gente honrada y sociable en organismos débiles y enfermos, atacados de todas las taras atávicas herenciales y circunstanciales, es un imposible metafísico.
No me habléis de voluntad en un organismo sin nutrición; no me habléis de grandeza de espíritu en un organismo con disfunción en las glándulas endocrinas. No me habléis de grandes empeños y realizaciones en un hígado deficiente, o en un proceso nutritivo deficiente. Los políticos nuestros han olvidado que el hombre es una realidad ante todo biológica y fisiológica. Y sin nutrición de las células y sin funcionamiento equilibrado del organismo, es vano hablar de libertad, de democracia, de justicia, de grandeza nacional.
