El 19 de noviembre de 1819 se abrieron las puertas del Museo del Prado y contaba con 300 pinturas de la escuela española. Hoy se puede ingresar a la por la puerta Goya debido a la estatua del pintor que realizó Mariano Benlliure a principios del siglo pasado. En la galería central se encontraban los retratos ecuestres del rey Carlos IV y su esposa la reina María Luisa realizados en 1799. Goya era el pintor favorito.Una vez fallecidos los reyes, en 1819 ya Goya había dejado de ser el pintor de la familia real.En 1825 , a los sesenta y cinco años Goya le escribía al editor Joaquín María Ferrer que se encontraba exilado en París por razones políticas una nota en donde le contaba sobre su situación: Agradézcame mucho estas malas letras porque ni vista, ni pulso, ni pluma, ni tintero, todo me falta, y solo la voluntad me sobra.
Durante toda su vida y hasta la muerte, en 1828 Goya realizó dibujos y grabados que el museo fue adquiriendo con el tiempo a través de distintas fuentes y legados.
Esta bella colección la tiene expuesta el Museo del Prado hasta el 16 de febrero.
Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la de Madrid. Foto: Museo del Prado
La exposición dice la guía tiene un doble recorrido: uno cronológico y otro temático. El primero comienza con los primeros dibujos de su Cuaderno Italiano que corresponden a los dibujos preparatorios para los pinturas murales de la basílica del Pilar de Zaragoza y los estudios para los cartones para algunos tapices. A continuación se presentan los dibujos —cuadernos de Sanlúcar, Cuaderno de Madrid, Cuaderno C, Cuaderno F, Cuaderno de viejas y brujas, Cuaderno de bordes negros y los cuadernos de los dibujos preparatorios para los grabados: Caprichos, Desastres de la Guerra, Tauromaquia y Disparates.
En términos generales son también el reflejo de sus grandes temas. El retrato que expresan la amistad y el cariño, por otro lado expresa cómo lo afecta la vivencia de la condición humana, la voluntad irracional de repetir los errores, la violencia de los hombres contras las mujeres, la mujer como objeto de placer y al final de su vida, llega el tema de la vejez.
Esta concepción del arte como una forma de expresar las alternativas de escénica irracional, será la base de sus series consideradas realistas. Pero en algunas páginas de los cuadernos resulta casi imposible qué es real y qué es imaginario. Lo cierto es que a Goya le preocupaban todas las víctimas que de una u otra forma padecían por condiciones económicas, políticas o sociales. Ideas con las que el mismo se identificaba. El sufrimiento inunda sus páginas al igual que su propia vida.