La educación está obligada a reflexionar la tragedia humana de Hiroshima y Nagasaki, para evitar el olvido y cultivar la paz en la mente de cada persona junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, con el objetivo de convivir en armonía, pues en tiempos de pandemias y globalización, las armas nucleares es un absurdo prehistórico.
Como sabemos, un agosto de 1945, el hombre despiadado, arrojó armas nucleares contra Hiroshima y Nagasaki, causando instantemente la muerte de más de cien mil personas y otros cientos de miles de muertos, lisiados y un envenenamiento de la tierra, en medio de un dolor indescriptible. Sin embargo, oteando los medios mundiales, poco se debate sobre este masivo crimen contra la humanidad, debido a nuestra ceguera global.
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En este sentido, ¿Qué nos impide reflexionar sobre estas víctimas? Tal vez nuestro egocentrismo posmoderno y ¿quiénes son los responsables de velar nuestra sobrevivencia? Naturalmente nosotros que, aún no hemos logrado administrar responsablemente al planeta, reflexiona Carl Sagan y agrega, un organismo en guerra contra sí mismo, está condenado a desaparecer gracias al soplo de las armas atómicas.
Así pues, como amantes de la vida y conscientes del dolor del prójimo, los sobrevivientes a esta tragedia humana, pidieron el fin de proyectos nucleares que realmente nadie los escucha. Por ello, desde la sociedad civil, y a través de la Internet, presionemos a los líderes mundiales, gobernantes, empresarios trasnacionales, científicos y a todas las personas que ejercen poder, hacer todos los esfuerzos para eliminar las armas nucleares y cuidar a nuestro único hogar, para heredar a nuestras hijas e hijos del mañana.
Asimismo, la educación debe fomentar en sus aulas desde el nivel inicial hasta los posgrados, la pedagogía del abrazo y la paz. Debatir el uso de las armas nucleares que siembran dolor y agonías y reflexionar sobre las víctimas de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, para desarrollar la compasión humana hacia los demás, practicando la pedagogía solidaria.
Finalmente, sembremos en la mente de las personas que todos necesitamos del otro y nuestro destino es convivir juntos y hagamos uso de la tecnología nuclear para la paz. La educación es un arma poderoso capaz de sensibilizar al ser humano y; está en manos de los ciudadanos y de los líderes mundiales cultivar la paz, no hacerlo por ambiciones personales, quizás sea nuestro mayor pecado generacional de la historia.