Diana y Fabián son hermanos, trabajan en la misma obra como ayudantes de construcción, ella entra a laborar una hora antes y sale una hora después que él. Ambos ansiosos el día del pago. En la fila hacen cuentas de las horas trabajadas: ella 60 horas semanales y él 48; por lo que Diana recibiría más, además porque en las dos horas adicionales colabora en la contabilidad y archivo de la obra civil de construcción. ¡Vaya sorpresa! Diana, desilusionada, recibió de salario mucho menos que Fabián. Además, ella, cuando está en el hogar con la madre y sus dos hermanos, cocina, limpia, lava ropa y va a comprar mercado.
Realmente, ¿qué queremos decir con igualdad salarial por un trabajo de igual valor? La igualdad salarial quiere decir que todos los trabajadores y las trabajadoras tienen el derecho a recibir igual remuneración por trabajo de igual valor. Aunque el concepto es sencillo, lo que la igualdad salarial implica en realidad y cómo se aplica en la práctica ha resultado ser difícil, indica ONU mujeres; la entidad de la ONU fundada hace una década para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
El concepto de “a trabajo igual, salario igual” desde hace 75 años forma parte de la plataforma de la ONU y de diversas constituciones políticas en el mundo; concretamente en esta parte del planeta, el fenómeno de la discriminación salarial a la mujer en la época moderna empezó a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando las mujeres de América Latina principiaron a incorporarse al mercado laboral.
En los Estados Unidos las mujeres de color ganan sólo 62 centavos, las mujeres indígenas 57 centavos, y las latinas 54 centavos por cada dólar que ganan los hombres blancos. Esto no es ni parecido a lo que denominan “trabajo decente”. Empero, las mujeres tienen más probabilidades de participar en el mercado laboral en los países donde hay licencia remunerada por paternidad (Banco Mundial)
Lo anterior a todas luces es una injusticia: “una expresión de las desigualdades persistentes entre los hombres y las mujeres en el lugar de trabajo” (UN Women).
A nivel mundial, señala ONU Mujeres, las trabajadoras ganan en promedio menos del 84 por ciento de lo que ganan los hombres. Ni qué referir lo que pasa a las mujeres trabajadores en países de ingresos bajos y medios y países en desarrollo; y lo que les sucede en los países de ingresos altos a las mujeres de color, las inmigrantes (si son indocumentadas, peor) y las mujeres madres (si son cabeza de familiar, peor).
La mayoría de sectores de la economía están dominados por los hombres, a excepción del cuidado infantil, trabajo de hogar, cafeterías o enfermería; ¡muchas veces contratadas verbalmente por un sueldo básico y no más. Cero seguridades sociales integrales, cero vacaciones, cero horas extras, cero primas. ¡¡Nada!!
Para la OIT, la importancia de conseguir la igualdad de remuneración radica en que aumenta la independencia económica de la mujer, y mejora su condición y poder decisión en el hogar y en la comunidad; reduce el riesgo de las mujeres y su familia de seguir en la pobreza o caer en ella, asegura un nivel de vida adecuado a las mujeres tras su jubilación, reduce el riesgo de las familias a tener que acudir al trabajo infantil o de verse atrapadas en el trabajo forzoso y aumenta la capacidad de las empresas de captar y preservar a las personas más competentes y calificadas y reduce el riesgo de demandas judiciales por discriminación, las costas judiciales y las indemnizaciones.
Es mucho lo que se ha hecho para no dejar pasar tanto tiempo para que ellas sigan sufriendo discriminación en el trabajo. La Coalición Internacional para la Igualdad Salarial (EPIC), lanzada hace 3 años es un ejemplo de ello y que, a corto tiempo, al año 2030, procura contribuir a la consecución de la Meta 8.5 de los ODS, la cual se centra en la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres por un trabajo de igual valor. En 1951 se expidió el Convenio sobre igualdad de remuneración, 1951 (núm. 100); en 1958, el Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958 (núm. 111) y otro en 1981. Este año, Bozkir, nuevo presidente de la Asamblea General de Las Naciones Unidas, se propuso como una de las cinco prioridades de su mandato, fomentar la igualdad de géneros.
Todo se agravó para ellas en el mundo desde el año 2020. Se calcula que 435 millones de mujeres y niñas que viven con USD 1,90 por día, percibirán o les pagarían menos de esa suma, por lo que la verían peliaguda el día a día en 2021 y siguientes años (a menos que…).
¿Cuándo se acabará esta injusticia? A este ritmo, en el año 2277, o sea dentro de 257 años, según ONU mujeres. La OIT (La Organización Internacional del Trabajo) estima que “Si bien esta brecha va cerrándose lentamente, al ritmo actual, habremos tardado al menos hasta 2086 para lograr la igualdad de remuneración en el mundo”.
El primer Día Internacional de la Igualdad Salarial se celebra el 18 de septiembre.