A pesar de que el objetivo es el mismo, no todos tratan de llegar a él de la misma manera. En principio se ejercía un control absolutista sobre las personas del pueblo, imponiendo así muchas de las reglas, impuestos, y demás que debían cumplir sin ningún tipo de repudio.
Tiempo después, el proceso para llegar a este cambiaría cuando Federico II comenzó a autoproclamarse el servidor del Estado, logrando así distraer todo señalamiento de comportamiento absolutista. Aunque detrás de esto habían algunas acciones un tanto despóticas.
Esta estrategia continuaría en el futuro con los hermanos José II y Leopoldo de Toscana, que realizaron acciones mucho más fuertes en pro del pueblo, tratando de alfabetizar a la población y fomentar el respeto por la diferencia religiosa, y quitarle privilegios a las élites para ayudar a los pobres, porque es lógico pensar que un pueblo feliz es menos peligroso que uno inconforme.
Si la mirada se posa en Francia, puede verse cómo Luis XIV tenía un discurso sobre “la burocracia y el avance del Estado”, pero si se mira el trasfondo de este reinado, se observará que está permeado de intereses propios, como la familia, la acumulación de bienes, la mejora de su dinastía, de su casta, los problemas personales, entre otros que no permitían que realmente hubiera un cambio a un Gobierno donde las decisiones fueran tomadas de una manera diferente al mandato único de una persona déspota.
Luego de eso apareció Felipe V quien parecía haber cambiado el rumbo de la historia pero sus acciones también eran un tanto dudosas pues en su gobierno ministros franceses y españoles lograron meter un programa de reformas, algunas un poco drásticas, que iban encaminadas a tener un mayor poder militar para ganar la guerra y reforzar el poder real, aunque esto significara desmantelar la monarquía.
Si se aterriza esta contexto totalitarista a la realidad actual, se puede observar que el cambio no ha sido tanto, ya que algunas decisiones siguen siendo impuestas e ignorando totalmente los reproches de los ciudadanos, para hacer que se acepte una medida que para las personas parecería inaceptable, aplicándola gradualmente, de a poquito y para que no duela tanto, favoreciendo al círculo hegemónico que tiene el control sobre el poder y el dinero, pero que siempre van a ser los mimos, creando así una soberanía hereditaria, donde estos factores solamente rotan dentro de las mismas personas, y aquella tan mentada democracia solo es un sueño más de esos que te cuentan eres pequeño, sin desvelarte que desde aquellos tiempos hasta el día de hoy entre reyes y presidentes solo ha cambiado el nombre de su cargo.