Me he topado hoy muy temprano con su escrito. El título, alusivo al Soldado Colombiano, un personaje tan cotidiano e importante para muchos ciudadanos en el país, y al mismo tiempo tan incómodo, tan indigno y desmerecedor de cualquier gesto de gratitud sincera para otros, como quizá sea su caso, llamó mi atención.
En primer lugar, valoro su carácter, al expresar de frente y públicamente, esa idea abstracta y negativa que sin duda alguna no pasa solo por su mente, yo creo que pasa también por la de miles de colombianos sin que sean realmente conscientes de ella, cuando van en sus vehículos por las carreteras del país y ven a los soldados saludar con el pulgar de la mano izquierda arriba, en señal de "Todo bien".
La mayoría de las personas como usted dice, responden al saludo con el pulgar arriba igualmente pero acompañado de una sonrisa un tanto socarrona, mientras por su mente, pasan a la misma velocidad a la que conducen su vehículo, sentimientos como: lástima, al verlos aguantando sol o agua plantoneados en turnos de 3 o 4 horas; indiferencia, pues piensan, -"si se metieron a ser soldados porque no tuvieron otra opción o porque no sirvieron para nada mas-, pues de malas, "que se jodan"; y otro sentimiento en el que yo no había pensado y que usted declara hoy: Indignación, porque les parece abominable ese acto ensayado, calculado e impuesto, bajo el cual subyace un discurso institucional hipócrita, ególatra y falso. No sé si lo interpreté bien, señor Orozco.
Sin embargo, me atrevo a pensar que también, por la mente de otros colombianos, a la misma velocidad que los anteriores y de forma simultánea, pasa un sentimiento de gratitud sincera, sobretodo por la mente de aquellos que tienen familiares o amigos en las fuerzas armadas y por quienes sienten afinidad, o por la mente de aquellos que realmente se sienten salvaguardados por nuestros soldados en su camino y valoran esa labor. En fin, todo este asunto es absolutamente subjetivo, por lo tanto su posición es válida y respetable y, como dije, admiro que la exprese así.
En segundo lugar y para terminar, a manera de defensa o réplica en nombre de las mujeres y los hombres que pertenecemos a las fuerzas armadas de este país, respecto a su manera de vernos e interpretarnos debo decirle que: aunque para usted y para muchos otros colombianos intelectuales o intelectualoides, académicos o no, sea imposible concebir como real ese sentimiento profundo, místico, romántico y casi que religioso conocido como "lealtad a la patria y a los conciudadanos con todo lo que ello implica", existe, ese sentimiento para la gran mayoría de nosotros, existe.
Ya lo decía un poeta "La milicia no es mas que una religión de hombre honrados". En la milicia (entendida para este caso, como las fuerzas armadas legítimas de un Estado) el individuo voluntariamente, en cierta forma se anula en favor de un colectivo, en favor de la institución, a la que acepta como muy superior y por la cual siente respeto, convicción y admiración.
La vida militar no es un trabajo como cualquier otro, mas que eso, es una forma de vida, la cual es solo comprendida por quienes la escogimos. Que esa institución lamentablemente tenga sus fallas y pertenezcan a ella también personas que delinquen y que contravienen sus valores y principios, eso es tema de otra discusión.
P.D. Nuestro saludo en carreteras, claramente es parte de un plan de imagen institucional y gubernamental, es una orden que debemos acatar, pero no crea que por eso hay ausencia de convicción en el.
