Quiero comenzar este ensayo argumentando la posición técnico-política de la necesidad de identificar dónde radica el problema la salud en Colombia y sus implicaciones para los usuarios del sistema y los colombianos en general. Considero que la siguiente frase ejemplifica las funciones de cada uno de los actores y que se refiere al Estado como el llamado a asumir la responsabilidad de los procesos propios para lograr una adecuada distribución y atención en salud: “Desde el punto de vista de que los líderes elegidos deben canalizar miles de millones de dólares hacia la investigación médica y las poblaciones de pacientes afligidos por enfermedades incurables, un gobierno que se dedica a financiar al establecimiento científico puro y distante sin tomar en cuenta las necesidades de salud del público estaría eludiendo su responsabilidad.” (1)
En la actualidad tenemos grandes dificultades en el tema de salud pública y acceso a las tecnologías para dar respuesta a nuestras necesidades fundamentales y el derecho a la salud y la vida, y esto se ejemplifica en múltiples intervenciones de líderes de opinión, de organizaciones de pacientes, de organizaciones no gubernamentales de docentes de la academia y hasta de pacientes ya cansados con el trato indigno y denigrante por parte del sistema de salud. Solo para tomar un ejemplo tenemos recientemente el caso de la niña Camila Abaubara, el cual ha causado gran polémica por las decisiones médicas que se tomaron en su momento y que algunos aprovecharon para realizar aportes como el siguiente: “Para enfrentar al sistema de salud en Colombia es necesario tener la fortaleza de dos tanques de guerra, la paciencia de Job, el tiempo de Proust y la resistencia de los triatletas. Pero ocurre que quien se enfrenta a él tiene la vida comprometida. Se acerca a él con temor a enfrentarle porque entiende que su vida está en peligro. No es su voluntad acercársele. Lo hace por necesidad. Porque en el ser humano existe el instinto de supervivencia. Sabe que las fórmulas y las atenciones con especialistas requieren de un tipo especial de súplica para el que no es suficiente la tutela. Los costos y la inversión parecen estar por encima de la vida. Cuando un sistema de salud se dinamiza para hacerse autosostenible, en un Estado social de derecho, no solo es incoherente, inconstitucional sino que además desnaturaliza la esencia de la salud y de la vida como derechos fundamentales. Los mercantiliza y los expone a la lógica perversa de la oferta y de la demanda”. (2)
Por esto que no cabe duda, que mientras las personas en Colombia puedan evitar el sistema de salud, mejor para el paciente, por ejemplo en los casos de una enfermedad general, por ejemplo: diarrea, gastritis, vómito, dolor de cabeza, dolor de estómago, estreñimiento, etcétera, estos padecimientos fácilmente se pueden paliar por medio de la automedicación, que de alguna forma debería ser responsable, sin embargo y para fines de este ensayo, existen otras patologías, las cuáles han venido tomando mucha fuerza y que a nivel mundial se está haciendo un abordaje poco ético, es el caso de las enfermedades psicológicas y las infecciosas.
No cabe ninguna duda de que vivimos en una sociedad sobremedicada y que somos uno de los países del mundo donde más fármacos se consumen. Se escucha en los programas de salud de la televisión, la radio y el internet que hablan de la hipertensión, el colesterol, la diabetes, etcétera, pero, qué impacto tiene esta información en los pacientes? Es útil para la persona que no tiene acceso a la educación saber mucho de una enfermedad o medicamento? Desde la política de atención primaria en salud, tener el colesterol más o menos alto no es una enfermedad, sino un factor de riesgo al que habrá que prestarle la atención que corresponde, pero la mayoría de las veces no precisa de un tratamiento farmacológico. Y es – bajo esta premisa- que una vez el paciente se auto-medica lo que ocurre es lo contrario, por esto se argumenta que la sociedad está sobre-medicada y consecuentemente se encuentra expuesta a los efectos secundarios de los fármacos.
La Confederación Farmacéutica Argentina difundió los datos de la encuesta “Una sociedad sobre-medicada”, que reveló el comportamiento de la sociedad frente a la adquisición y uso de medicamentos de venta libre. Los datos revelaron que el 82% de los encuestados toma medicamentos de venta libre y 18% lo hace en forma diaria. La mitad de ellos desconocen los efectos adversos que pueden provocar y el 55% desconoce el riesgo de las interacciones con otros medicamentos, mientras que el 35% ignora el riesgo de toxicidad o ineficacia de un medicamento vencido. Los analgésicos, antibióticos, antiácidos y sedantes lideran el ranking de la automedicación en la Argentina. (3)
La elección de estos medicamentos, admiten los encuestados, se realiza por recomendación. Así, al 48% de ellos les recomendaron la toma de medicamentos en el último mes y, de ese porcentaje, el 44% recibió la recomendación de un familiar y un 13% de un conocido, mientras que sólo el 37% lo tomó por recomendación de un profesional de la salud. El principal motivo, dicen, es que el hecho de que los medicamentos sean de venta libre sugiere que no hace falta consulta con el profesional sanitario. Sin embargo, el 65% considera que el control de los medicamentos debería ser mayor y 45% opina que comprar medicamentos de venta libre es perjudicial para la salud.
Actualmente en varios países se vienen trabajando equipos multi-disciplinarios (médicos, enfermeras, Farmacéuticos, Psicólogos, Trabajadores Sociales, etc) que realizan funciones de asesoría e indicación a los pacientes que necesitan tratamiento médico, los cuales como atención primaria siempre serán las medidas no farmacológicas y que al paciente no se le medique sin tener la certeza de primero realizar otro tipo de intervenciones en salud que podría mejorar la salud de los pacientes.
Desgraciadamente, en la actualidad se está abusando de los medicamentos como parte del tratamiento de muchos de estos problemas, los psico-estimulantes, los pacientes con trastorno y déficit de atención con hiperactividad, autismo, estrés, esquizofrenia, síndrome de Munchaussen y otros trastornos psicológicos tienen una carga de medicamentos alta y hacen que los médicos tengan que realizar las prescripciones para mantenerlos “estables”.
Ken Robinson, uno de los mayores expertos mundiales en educación, también lo denuncia en “Cambio de paradigma” el fraude del TDAH, Sin embargo, se siguen medicando a millones de niños y jóvenes y ni siquiera los gobiernos que se dan cuenta del grave error, lo pueden evitar (4). En Holanda, por ejemplo, investigan desde el 2009 porque un tercio del total de los alumnos está diagnosticado y medicado por TDAH. Sin embargo, trascurren los años y no pasa nada. Más aún, parece que el modelo se va exportando con éxito a otros países y cada vez es mayor la presión sobre padres, profesores, psicólogos, médicos o medios de comunicación.
Otro tema muy importante es el de consumo deliberado de antibióticos, las personas se auto-medican constantemente y para enfermedades que no necesitarían de este grupo de medicamentos, por ejemplo gripas, diarrea o algunas heridas, muchas veces se necesita sólo de tiempo para que el proceso general de la enfermedad pase sin ninguna dificultad. Pocas veces existe un consenso tan amplio entre todos los profesionales sanitarios como en la preocupación sobre el aumento de las resistencias a los antimicrobianos. Y no es en vano, ya que los datos empiezan a ser alarmantes y la realidad es que nos estamos quedando sin antibióticos eficaces para tratar a los microorganismos multi-resistentes. (5)
Todo este consumo de fármacos conlleva a múltiples problemas, entre los cuáles además de la adicción y la resistencia a estos se encuentran también los eventos adversos, las muertes y los costos hospitalarios derivados del uso inadecuado, Joan Ramon Laporte explicó cómo hoy en día, en los países occidentalizados los efectos secundarios de los fármacos se han convertido en la tercera causa de muerte después del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares.(6)
En consecuencia y como conclusión, se realiza una construcción industrial, no social, de la enfermedad y el uso no justificado de medicamentos.
En los países ricos los fármacos suponen entre un 15 y un 33% de todo el gasto en salud. Este coste enorme se suele justificar con el argumento de que las compañías farmacéuticas invierten sus beneficios en la investigación y desarrollo de nuevos productos que alargan la vida, mejoran la calidad de vida y evitan tener que recurrir a tratamientos más costosos. Pero la realidad es que la industria farmacéutica invierte el doble en promoción que en Investigación y Desarrollo, que esta no es ni debería ser tan cara como se dice, y que la mayoría de los nuevos fármacos no son en realidad tan innovadores, sino versiones modificadas de otros ya disponibles y menos costosos.
Una poderosa maquinaria de promoción se encarga de la tarea del mercadeo, sólo que ha sustituido el puerta a puerta por la amable persuasión de la profesión médica y los consumidores, a través de la presencia en los medios de comunicación y otras formas de influencia sobre legisladores, autoridades sanitarias, sociedades médicas, la profesión farmacéutica, asociaciones de pacientes y gestores de sistemas de salud. Esta estrategia ha dejado de ser local, siquiera nacional, actualmente es global.
Como reconocía en una entrevista Raymond Gilmartin, exdirector ejecutivo de Merck, “el precio de los medicamentos no está determinado por los costes de investigación. Lo que lo determina, en su lugar, es el valor que tienen en cuanto a su capacidad de evitar y tratar una enfermedad o dolencia concreta”. En definitiva, los medicamentos valen lo que la sociedad está dispuesta a pagar por ellos. Por eso el marketing es tan importante: es necesario convencer a médicos y pacientes de que se debe usar determinado fármaco. Y en ello vuelcan las farmacéuticas todos sus esfuerzos, la pregunta que nos realizamos es: existe una ética para el manejo de estas políticas y su mercadeo?
1) Goozner, M. La píldora de los 800 millones de dólares. Grupo editorial Norma. 2004
2) http://www.las2orillas.co/camila-el-sistema-de-salud-en-colombia/ Camila y el sistema de salud en Colombia. Accedido 01 Abril 2015
3) http://www.edicionesvr.com/notas.php?id=1344 Noticias de la industria. Accedido 02 Abril 2015
4) Robinson, K. Bring on The learning revolution. 2010
5) Organización Mundial de la Salud. Primer informe mundial de la OMS sobre la resistencia a los antibióticos. 2014
6) Laporte. JR. The crisis and medicines policy. Elsevier Aten Primaria. 2012; 44(6):306---308