El Che Guevara que era un sicópata marxista leninista, decía: “Hay que acabar con todos los periódicos. Una Revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”, y en el caso colombiano es pertinente recordar que durante las negociaciones de La Habana, los cabecillas de las Farc hablaron de un tri-conflicto que incluía a los medios de comunicación, por lo cual existe temor de algunos periodistas sobre la persecución que se puede venir por las opiniones independientes sobre el conflicto, especialmente con el decreto 898 del 29 de mayo y con la JEP(jurisdicción especial para la paz).
El comunismo totalitario a través del socialismo del siglo XXl, ha tomado en Latinoamérica como su enemigo a vencer, a la libertad de prensa, la que denomina el oligopolio mediático. Ya que es muy bien conocido que en los regímenes marxista como Cuba, Norcorea, China, Vietnam y desde luego Venezuela no existe la libertad de expresión, porque las camarillas que gobiernan a esas naciones no admiten el debate ideológico, pues es sabido que la doctrina totalitaria que las orienta no tiene ni vigencia ni defensa, y por eso la represión y el crimen es el común denominador del comunismo.
Fidel Castro que fue el principal mentor del neomarxismo en la región, decía que había que ganar la batalla de las ideas, pero sabiendo de quien proviene esa expresión se entiende que no es mediante la lucha ideológica, sino persiguiendo con saña y muchas veces hasta con la muerte a los contradictores, por ello en Colombia los grupos terroristas de las Farc y el Eln han sido considerados como los principales predadores de la libertad de prensa, de ahí han surgido las amenazas y los crímenes que le han ocurrido a varios comunicadores, siendo el caso más notorio el atentado terrorista que ocurrió en Bogotá el 15 de mayo de 2012, con una bomba lapa en contra del director de la Hora de la Verdad, Fernando Londoño, que produjo dos muertos y varios heridos, salvándose milagrosamente el periodista.
Además el secuestro de la periodista Salud Hernández-Mora, el 21 de mayo de 2016 y el posterior plagio de un periodista del canal RCN junto a su camarógrafo en la Región del Catatumbo-Norte Santander por parte del Eln, fue una demostración de la matriz que impulsa el socialismo del siglo XXl para silenciar la libertad de prensa, siendo eso un objetivo estratégico de las fuerzas del comunismo totalitario en los diferentes países de la región, con Colombia como la nación más martirizada por el totalitarismo.
Pero además no se puede ignorar que los gobiernos del socialismo del siglo XXl, desde hace años vienen implementado la persecución y eliminación de medios de comunicación que no son afectos a sus intenciones absolutistas, y eso ha ocurrido con el chavismo en Venezuela que ha cerrado periódicos, emisoras y canales de televisión teniendo un caso emblemático con el cierre de RCTV(radio caracas televisión) en 2007, a ello se agrega la ley de medios en Argentina que promulgó en su momento la expresidenta Cristina Fernández.
A lo anterior hay que sumarle la virulenta persecución de Rafael Correa a la prensa y a los comunicadores que no estaban bajo su egida en el Ecuador, durante su gobierno, igual situación sucede con Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua, lo cual denota claramente las intenciones del castrochavismo para amordazar la libertad de prensa que es un principio fundamental de la democracia.
En 53 años de conflicto propiciado por las guerrillas comunistas de las Farc y el Eln en Colombia para tomarse el poder, el periodismo ha sido una de las principales víctimas de esas bandas armadas. Resaltando que las amenazas han salido directamente de los más importantes jefes, como ocurrió en la negociaciones del Caguán en donde el propio Tirofijo le hizo advertencias a los comunicadores, o en las negociaciones de La Habana en que Timochenko arremetió en contra de los medios declarándolos parte del conflicto, siendo eso un método maquiavélico para evitar la neutralidad, porque el reduccionismo marxista no permite que existan otras voces, como si los seres humanos fueran un rebaño.
En Colombia es verdad que los propietarios de los principales medios de comunicación son grandes grupos económicos, pero con la irrupción de las redes sociales y nuevos periódicos en la web con el Internet, dichos medios han venido perdiendo espacio. Así que el problema ya no es con monopolios, sino que con capacidad y calidad es que se logra llegar a la población. Y el gobierno le puede regalar a las Farc muchos espacios de televisión, periódicos, revistas, emisoras para satisfacer los caprichos de exhibicionismo de la elite guerrillera, pero la perorata marxista leninista no convence, pues es anticuada y para cambiar el discurso tendrían que abjurar del comunismo totalitario.
Hay que aclarar que para los miembros de la secta marxista, el problema de los grandes medios no es con los propietarios que pueden invertir perfectamente en negocios lucrativos en países comunistas como: China, Vietnam o Cuba, sino que el objetivo marxista es amordazar al periodismo libre e independiente que se ejerce autónomamente y de manera seria por parte de la mayoría de los comunicadores, y como las bases del comunismo totalitario son la mentira y la violencia que están en las antípodas de la verdad, por eso atacan a los periodistas que no son afectos a sus aleves intenciones.
En la eventualidad de que la prensa libre en el país comience a ser perseguida ferozmente con el posconflicto, creándose el delito de opinión, se debe buscar la solidaridad de organismos internacionales como la Unesco y Reporteros Sin Frontera, además de promover movilizaciones para defender la libertad de prensa, recordando que hubo un Paro Nacional de las comunicaciones, en diciembre de 1986 con motivo del asesinato del director del Espectador Guillermo Cano, porque la libertad de prensa se encuentra en peligro ante la estratagema trazada por el socialismo del siglo XXl y el foro de Sao Pablo, para acallar con la fuerza bruta a los periodistas en Colombia que no comparten sus torvos planes, ya que en la guerra de ideas el marxismo leninismo está derrotado, y por ello sus miembros se paralizan cuando se les plantea el debate ideológico. Entonces el periodismo libre es trascendental para defender la democracia.