Yefferson Ospina estaba destinado para ser un hijo más, anónimo y frustrado del conflicto colombiano. Pudo no haber sobrevivido como tantos muchachos campesinos de su generación que crecieron entre los fuegos cruzados de los grupos armados; o haber empuñado un fusil en cualquiera de los bandos, incluso del lado del ejército que reclutaba muchachos sin pausa para convertirlos en carne de cañón; o haber sucumbido, enterrado en la pobreza sin oportunidades de las veredas rurales colombianos. Su abuela lo salvó.
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Tal vez intuyó pronto su talento y su capacidad para observar, absorber y luego contar que le dedico pacientemente horas y horas a enseñarle a leer y a escribir, pero también a soñar, imaginar y pensar en grande, nunca achicopalarse, como cuenta Yefferson Ospina en esta conversación con la también escritora Rosario Caicedo.
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Habla de su recientemente publicada novela Las medidas del engaño, pero también de su vida que lo llevó de las montañas de Caldas, a las tierras fértiles .del Valle del Cauca, de Cali y luego a volar aún más alto, a la Universidad de Austin en Texas donde completa su doctorado en literatura latinoamericana y además escribe. Escribe ficcion pero con la cruda realidad de Colombia, la que ha vivido, respirándole en la nuca hasta convertir su voz, la voz de “la hermandad de los engañados, de los abandonados, de los devorados y dechados por el mundo”.
Todo esto y mucho más en la esta conversación con Rosario Caicedo.