Sectores de la denominada izquierda en Colombia han planteado desde hace rato que en el país “no se puede pensar diferente”, pero valdría la pena preguntar ¿sobre qué no se puede pensar diferente? Porque hasta donde se sabe en las últimas décadas la vida política ha carecido de profundos debates sobre la concepción del mundo, la sociedad y el Estado, cuya excusa podría ser el conflicto político militar propiciado por las guerrillas marxistas-leninistas, desde comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado.
Al haberse reducido el debate intelectual a cero, es absurdo vender la especie sobre el que “no se puede pensar diferente”, ya que por lógica se ataca el pensamiento ajeno cuando se conoce, pero cuando por descuido se ignoran las intenciones de los enemigos de la democracia y la libertad que abrazan los dogmas del marxismo leninismo, es un exabrupto afirmar, la frase anteriormente mencionada.
En el país al marxismo-leninismo responsable del conflicto armado de 52 años que se ha vivido, nunca se le realizó una confrontación doctrinaria por parte de las élites políticas que nos han gobernado, sin olvidar que los grupos guerrilleros fueron creados para tomarse el poder mediante la violencia terrorista. Entonces cuando se suelta el que “no se puede pensar diferente”, eso no aplica, pues poco o nada se ha debatido sobre la esencia y el componente ideológico del comunismo totalitario, causante de las grandes desgracias y sufrimientos que ha vivido Colombia en las últimas décadas.
Hay que recalcar que se controvierte el pensamiento diferente cuando se conoce, pero en el caso del país en que se ha desoído por completo lo que representa el marxismo leninismo, que es antagónico al humanismo, es absurdo decir que se ataca a un adversario del cual se desconoce sus intenciones absolutistas y la perversidad que encarnan sus fines, porque no hay experticia ideológicas, o sea que el “no se puede pensar diferente”, es una frase vacía y responde más a un enredo conceptual, ya que los múltiples crímenes que se han cometido en esta larga historia de violencia, son producto del conflicto armado cuya única responsabilidad es exclusiva de la dogmatica marxista.
Pensar diferente es cuando hay una lucha ideológica y dialécticamente se resuelven las contradicciones, pero para el caso de Colombia la degradación del conflicto llevó a situaciones calamitosas, en donde la lumpenización del enfrentamiento adobado por el narcotráfico no permitió dilucidar de manera clara la catástrofe vivida; sin embargo los jefes guerrilleros han justiciado su accionar terrorista con un discurso miserabilista en donde también falazmente argumentan que han sido perseguidos, por “pensar diferente”, cuando eso es una treta para justificar la sublimación que han hecho de la violencia.
Porque la razón de ser del marxismo-leninismo es la toma del poder, siguiendo a Maquiavelo en lo referente a la predestinación, pues los miembros de la logia en mención se creen una deidad que representa un supuesto pensamiento superior.
Así que lo que se conoce como “pensar diferente”, no ha sido una dificultad desde el punto de vista ontológico en Colombia durante las últimas décadas, pero los que mencionan semejante despropósito, son los primeros en eludir el debate ideológico, porque en la mayoría de los casos pertenecen al comunismo totalitario, que es una simple patraña criminal y burocrática de engaño a los pueblos, que se ha basado en el crimen y la falsedad para existir.
Pero no solamente en Colombia la dirigencia política tradicional, ha sido incapaz de darle la lucha ideológica al marxismo, sino que las viejas oligarquías latinoamericanas que han parasitado manejando los Estados, se les ha notado un complejo de inferioridad frente a los dogmas del comunismo totalitario, cayendo en una reverencia supersticiosa frente a semejante engendro, de pronto asustadas por la jerga comunista del materialismo histórico y la inevitabilidad. Porque con ese par de amuletos igual que sucede con las sectas religiosas, los comunistas ofrecen a las personas despistadas un supuesto futuro por el miedo a lo que vendrá, utilizando mitos como el de la lucha de clases.
La lucha ideológica en contra del marxismo-leninismo la han convertido en una anatema, ya que en la academia, la política, los medios de comunicación y en las organizaciones sociales es nulo el debate, pero tontamente se arguye que en Colombia “ no se puede pensar diferente”, por la intolerancia, olvidándose de las implicaciones horrorosas que ha generado el conflicto armado interno, de ahí que bajo ninguna circunstancias al no existir una respuesta filosófica e ideológica en contra del totalitarismo por parte de quienes han manejado o manejan el Estado, no es válido hacer afirmaciones sobre algo inexistente, y los múltiples crímenes que se han cometido en el conflicto político militar por parte de los diferentes actores, fueron propios de una guerra irregular que inicio la narcoguerrilla comunista fariana.
De la misma manera que han tratado de convertir en intocable al marxismo, no se cuestiona al bolivarianismo, indigenismo y los diferentes atuendos que ha usado el comunismo totalitario, y a veces en algunos importantes centros de educación superior las directivas se paralizan cuando se trata de tocar temas como el foro de Sao Pablo; por ello la mención que se hace acerca de que “no se puede pensar diferente” es solamente un sofisma, pues lo primero que hay que conocer es la doctrina del rival, cosa que difícilmente sucede en Colombia, fundamentalmente con el marxismo leninismo cuya perfidia es muchas veces ignorada por los demócratas.