El estadístico busca lo válido cuando se trata de grandes números, por ello resulta evidente que todo incremento de la población significa una incrementada validez y una marcada disminución del error.
Las empresas de consultoría política buscan un estado de cosas en el mercado del voto. No es extraño escuchar por los medios de comunicación los resultados de encuestas que miden la intención del voto, hecho que abunda en los tiempos electorales.
La estadística como ciencia estudia el comportamiento de los fenómenos llamados de colectivo. Una encuesta política se caracteriza por la información válida acerca del estado del universo objeto de estudio, a partir del cual se prevé el futuro, en un ambiente de incertidumbre. En los sondeos hay que tener en cuenta la intención de quien hace el sondeo, la manera como se planea, la población encuestada, el objetivo político entre otros.
Sucede que las encuestas, sobre la intención de voto, fallan en sus previsiones, porque los resultados de las encuestas no aciertan, dado que los escenarios cuando se realizan las encuestas no están condicionados como ocurre el día de elecciones. Si bien es cierto que para el día de la elección se garantiza la limpieza de las urnas, eso no significa que más allá de los recintos electorales (donde están instaladas las mesas de votación) se encuentren los condicionantes que determinen el resultado.
En realidad, el número de votantes se determina por diferentes actores. Así, la burocracia, es decir, la organización o estructura del Estado, caracterizada por procedimientos centralizados o descentralizados, división de responsabilidades especialización en el trabajo y relaciones impersonales, vota para mantener el puesto. Otros votan por factores como un plato de comida, lechona, una cerveza o un whisky. También se elige por cuestiones de amistad, familia o clientela. Se vota porque se es parte de la maquinaria de un partido. Otros venden el voto, no es raro encontrar el día de la elección el personaje con el maletín de billetes, ofreciendo 50.000 pesos por el sufragio.
Hay otros factores como el bulto de cemento, la teja, el ladrillo o la arena que condicionan el caudal electoral. Un condicionante más es el voto para conseguir beneficios que da el tener el certificado de votación, por ejemplo, el costo de las matrículas en las universidades. Otros no votan porque consideran que su voto no es significativo dada la masa electoral. Vale también considerar que se vota más en las elecciones legislativas que en las presidenciales. Se puede explicar este fenómeno diciendo que muchos de los votantes sienten cercanía con los candidatos legislativos que por el candidato presidencial.
Debido a la forma de cómo está hecha la encuesta, y de las condiciones que afectan el voto se puede afirmar que los sondeos electorales no buscan la predicción. En lugar de ello pretenden persuadir, en otras palabras, conseguir con cifras y argumentos que una persona vote o piense de un modo determinado. Quizá porque no se quiere pertenecer al partido de los perdedores.