El escrito en Las2Orillas que incluye una serie de imágenes familiares de Laura Sarabia, nueva directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) suscita reacciones ambivalentes de repulsa y estupefacción.
Repulsa, por cuanto si lo que se quiso fue mostrar la imagen de una persona y su familia prevalidos del poder y abusando de la posición, lo que correspondía era mostrar nítidas pruebas fotográficas de los lujos, la arrogancia y la ostentación; no fotos que más bien destacan la sencillez (que no humildad) de una familia.
Y estupefacción, porque la publicación aparece en una época en que los valores fundamentales han sido remplazados por las consejas, la maledicencia y el torrente de falsedades o verdades a medias, Hay material de sobra para ejercer la libertad de expresión y la crítica constructiva; y sobra, por tanto, usar malas artes para fabricar una imagen negativa con base en lo que sólo puede ser visto como sano, bueno y positivo: la familia.
La vida familiar de Laura Sarabia en fotos cuando era humilde y sencilla
Las2Orillas es uno de los medios digitales más respetados y consultados en el país. Por ello quiero presentar un claroscuro, en la seguridad de que no fue intención del autor humillar a Laura Sarabia y a su familia, aunque ese terminará siendo el resultado bajo el criterio de mentes enfermizas.
Son aceptables cuanta crítica merezca la labor o las actuaciones oficiales de esta alta funcionaria. Ha mostrado temple y resistencia, pese a su juventud. Si eso lo aprecia el presidente Petro, no tiene por qué despertar inquina y envidias malsanas.
Sus actuaciones pueden ser supervisadas con celo, pero aquello de usar unas fotos de las que cualquiera estaría orgulloso para tratar de rebajarla en su calidad humana, y de contera proyectar con malicia la imagen de que la humildad desapareció y ahora todo sería prepotencia y soberbia, puede clasificarse como algo de mala leche, para hablar en términos humildes.
No hay en Colombia familias reales. Todos somos de cuna humilde, y eso no es delito. Asumo el nombre de muchos paisanos simples y sencillos, como buenos colombianos, para pedirle disculpas a la familia Sarabia.