Sobre la transición energética, una gran confusión
Opinión

Sobre la transición energética, una gran confusión

El petróleo colombiano es ajeno a cualquier relación con el cambio climático o la transición energética, en lo único que este incide es en las finanzas públicas

Por:
noviembre 16, 2022
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El tema más polémico y controvertido en relación con las propuestas y políticas presentadas por el nuevo gobierno ha sido el manejo del tema petrolero.

 

Lo que más se controvierte es la idea de reducir la participación de ese sector como fuente principal de recursos para del Estado, tanto como principal fuente de divisas y mayor aporte a las exportaciones, como por su incidencia en la estructura fiscal vía impuestos, dividendos y regalías.

Para los críticos esto entrañaría la desestabilizacion de las finanazas públicas, y, disparando una especie de círculo vicioso, los efectos en el mercado financiero serían la desconfianza en la economía colombiana con todas las consecuencias que esto acarrea: más dificultas y mayor costo para acceder a los mercados financieros y menor atractivo para la inversión extranjera.

Lo que no se toma tanto en cuenta es el marco dentro del cual se inserta.

Por un lado, la perspectiva a mediano plazo -y no se diga largo plazo- del futuro de los hidrocarburos: filosóficamente y como marco macro, el mundo resolvió minimizar tanto como posible su consumo como proyecto indispensable para salvar a la humanidad; y dentro del micro y el momento del mercado ya las negociaciones de futuros (que acaban siendo profecías autocumplidas) contemplan caídas en los precios del orden de 40 %.

Y algo más importante, que no somos un país petrolero, es decir sin reservas excedentes o apropiadas para nuestro abastecimiento: por un lado a pesar de haber repetido como meta y posibilidad la producción de 1.000.000 diarios, hoy apenas rozamos los 700.000 en un descenso casi continuo de la extracción; y por otro el nuestro es petróleo pesado que nos toca exportar, obligados a importar parte de lo que consumimos (por eso la inversión en la refinería de Cartagena  debería ser más cuestionada por lo absurda que por los sobrecostos y posibles casos de ‘corrupción’).

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La mayoría de la generación de energía y el mayor potencial de Colombia para pasar a fuentes limpias y renovables está en el campo hídrico

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Pero además se debate ‘fuera del tiesto’ polemizando alrededor de la relación de esto con la ‘transición energética’ cuando lo uno poco incide en lo otro. La mayoría de la generación de energía y el mayor potencial de Colombia para pasar a fuentes limpias y renovables está en el campo hídrico. Es sorprendente que esto no se incluya en los debates ni en los análisis.

Más del 70 % de lo que hoy generamos viene de las hidroeléctricas. Y por las condiciones climáticas (cantidad de lluvia) y geográficas (las tres cordillerasj estamos entre los países con más potencial (casi que el primero) en facilidades para usar esta alternativa.

El tema del petróleo colombiano es ajeno a cualquier relación con el cambio climático o con la transición energética y viceversa: no hay incidencia ninguna de lo uno respecto a lo otro. En lo que incide el petróleo es únicamente en las finanzas públicas; y, en lo que respecta a la transición, los combustibles fósiles – no solo el petróleo sino también el carbón y el gas- solo son instancias de apoyo o respaldo cuando disminuyen las reservas de los embalses; los combustibles contaminantes representan menos del 30 % de nuestra matriz energética, y remplazarlos disminuyendo la actividad de exploración o extracción no es una urgencia y ni siquiera una prioridad para garantizarnos nuestro propio suministro.

En cuanto al cambio climático, sí es un problema de la humanidad y si tiene razón Petro en la forma en que lo atiende y presenta. Y tiene razón en asignarle la preeminencia sobre muchas preocupaciones nacionales, como tema de relaciones internacionales y de cómo nos insertamos en el nuevo orden mundial.

Pero internamente el petróleo solo lo debemos ver y solo nos afecta como una variable de la economía y de su manejo: un producto de exportación y generación de divisas. Antes teníamos las dificultades, vulnerabilidad y limitaciones de estar sujetos a las contingencias externas que implica depender de un solo producto transable -el café- pero por lo menos ese a su turno dependía de nuestra capacidad de producirlo. Ahora tenemos situación similar pero amarrada un recurso natural no renovable, el cual además no tenemos.

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