María Camila tuvo un primer semestre de méritos considerables. Lo que más me gustaría destacar es el hecho de confirmar que el título del WTA de Bogotá de 2021, haber ganado el torneo de su casa con su público, no fue fruto de la casualidad o fruto del famoso factor de la altura de la capital de Colombia.
La semana siguiente del triunfo en Bogotá hizo semifinales en la arcilla de Charleston, Estados Unidos, y un mes después en el polvo de ladrillo de Belgrado, Europa, llegó nuevamente a semifinales compitiendo desde la primera ronda de la clasificación. En semifinales perdió 7-6 7-6 contra una tenista muy talentosa como la croata Ana Konjuh. En mayo se celebró el Abierto de Francia (Roland Garros) y clasificó al cuadro principal, donde perdió en la primera ronda.
Terminada la temporada de polvo de ladrillo, vino la pequeña pero prestigiosa temporada sobre hierba. Pero allí sufrió una molestia física y no pudo disputar de una gira que prometía interés, aunque sí pudo disputar el campeonato de Wimbledon y aquí me gustaría destacar que el partido que perdió María Camila contra la tenista bielorrusa Aryna Sabalenka fue una las cotas más altas de su tenis en todo el año, junto al último juego de la final del WTA de Bogotá.
Que María Camila hubiera tenido un punto de quiebre en cada juego de saque de Sabalenka en el primer set, en una pista de hierba, tiene muchos méritos y no debería quedar como anécdota. Quizás esa estadística se ve opacado porque la tenista cucuteña perdió 6-0 en ese primer set.
Hoy Sabalenka es la tenista número 2 del mundo con un proceso de muchos años de mejora continua, además de ser una de las señaladas por la prensa internacional de tenis para ganar un Grand Slam en el 2022, y María Camila tuvo un buen nivel, más allá del resultado.
Segundo semestre del año: seguidilla de malos resultados en Estados Unidos.
Después de su participación en los Juegos Olímpicos de Japón, María Camila compitió en 5 torneos sobre pista dura en Estados Unidos en el segundo semestre del 2021, y en 4 de ellos perdió en la primera ronda. La excepción fue el Abierto de los Estados Unidos (US Open) donde llegó hasta la segunda ronda del cuadro principal. ¿Alguna razón? Solamente ella y su equipo técnico saben la causa (o las causas) de ese bajón en el rendimiento, después de un primer semestre muy meritorio.
En el tenis (y mucho más en la WTA) es moneda corriente perder cinco partidos seguidos. Algunos comentarios inútiles de periodistas deportivos quizás con poco conocimiento del tema mostraron algún tipo de crítica, porque María Camila debutaba y perdía en cada torneo que competía, pero después llegó el torneo en Tenerife, España, donde le ganó a Elina Svitolina, en esos momentos la tenista ucraniana estaba dentro de las 10 mejores tenistas del mundo, y la memoria no les ayudó a aquellos para recordar sus anteriores comentarios.
El torneo de Tenerife fue muy importante por varios motivos. Más allá de haberle ganado a Svitolina y más allá de haber llegado a una final. Volvió a tener rodaje en un torneo, jugó más de dos partidos, algo que no hacía desde Wimbledon. El rodaje que da la competencia es fundamental en un tenista para adquirir confianza, y es allí donde el entrenador puede tomar nota en los aspectos que se pueden o que se deben mejorar.
Año 2022: rivales de mayor calidad, partidos más difíciles.
María Camila Osorio Serrano termina el año acariciando el top 50 de las mejores tenistas del mundo con 19 años. En cada entrevista que otorga a los medios de comunicación deja un halo de alegría y una mentalidad de madurez importante, pero lo que más me gustaría reseñar es que parece que ya tiene bien claro el objetivo: la intención de mejorar, más allá que nos cuente sus deseos más sinceros, como ser número uno del mundo o ganar un Grand Slam.
¿Quién le habrá implantado como un chip ese pensamiento de querer mejorar cada día, en cada entrenamiento, en cada partido, en cada torneo?
Que la tenista cucuteña diga que debe mejorar en todo, siendo este año 2021 tan positivo, muestra una mentalidad clara y trabajada. Ella comienza a conocerse, cuando nos contaba en alguna entrevista que estaba jugando de manera pasiva en algunos torneos: “esperando a ver qué hacían las otras tenistas…”.
Aquellas son palabras de una tenista que comienza a hacerse preguntas sobre su juego. Me parece que atreverse a hablar del estilo de juego de un(a) tenista es como tocar en la intimidad o en la vida privada. En un deporte individual y tan particular como el tenis cada quién juega como puede. Pero que la misma tenista comience a interpretar su juego es una buena señal.
Me imagino a María Camila pensando en su intimidad: “Si Raducanu con 18 años pudo ganar un Grand Slam, ¿por qué yo misma no podría ganar uno?”. Pero este pensamiento lo tienen la mayoría de tenistas en su intimidad, siempre que alguna debutante levanta un torneo grande.
La colombiana no es menor técnicamente a la británica Emma Raducanu pero, así como ella piensa que puede ganar un torneo grande (y tiene tenis para lograrlo), también es verdad que hay una camada muy importante de tenistas entre los 20 y 25 años que pueden hacer lo mismo que hizo joven tenista británica.
Si nos vamos cinco años atrás en el tiempo de los torneos grandes de la WTA: En el 2017, la letona Jelena Ostapenko ganó su único Grand Slam el Abierto de Francia (Roland Garros) con 20 años.
En el 2018, la japonesa Naomi Osaka ganó su primer Grand Slam, el Abierto de los Estados Unidos (US Open) con 20 años. En el 2019, la canadiense Bianca Andreescu ganó el Abierto de los Estados Unidos con 19 años. En el 2020, la americana Sofia Kenin ganó el Abierto de Australia con 21 años, y lo mismo hizo la polaca Iga Swiatek en el Abierto de Francia con 19 años.
Y ahora, este año 2021 que ya se despide, debutó la británica Emma Raducanu en el Abierto de los Estados unidos con tan solo 18 años. En solo 5 años, 6 tenistas han debutado ganando algún torneo grande de tenis en edades adolescentes, entre los 18 y 21 años. El recambio en la WTA ya asoma si es que ya no ha llegado para quedarse por los próximos 5 a 7 años.
Con lo anterior no quiero indicar que debería ganar un Grand Slam en el 2022 porque tendrá 20 años de edad. Hablar de una temporada completa de tenis en el 2022 en medio de una pandemia es complicado, pero María Camila tendrá un año con encuentros mucho más difíciles y más disputados con rivales más preparadas y de mayor nivel.
Hay una razón: cada vez que una tenista comienza a conocerse dentro del circuito, los entrenadores (y las futuras rivales) comienzan a ver a aquella “nueva tenista” al lado de la grada. Esto es, comenzarán a tomarle la pista para ver cómo juega, comenzarán a leer su juego, mirarán sus debilidades y sus fortalezas.
Opinión personal, no espero que nuestra tenista termine en el top 30 del mundo al final del 2022, y tampoco espero que gane algún torneo, con modestia a mí me gustaría esperar solo dos pequeñas cosas de María Camila en el 2022: la primera, acondicionarse mejor en el aspecto físico (sin “quemarse”) y una mejor movilidad en el juego de pies.
El tenis se vuelve un deporte más físico con el paso de los años. La segunda, que intente llegar con rodaje a los cuatro Grand Slam, y una vez allí que sea curiosa y que vaya a la grada a mirar a las mejores tenistas del mundo, y que si puede tome nota de sus reacciones entre los puntos, de sus movimientos en la pista. María Camila también me dejó una buena señal cuando nos contó que ahora le gustaba ver partidos de tenis en YouTube. El tenis es un deporte lleno de detalles.
La tenista cucuteña debe tener objetivos importantes para el próximo año, pero el camino no debería mirarse con facilidad, todo lo contario. La competencia será muy difícil en el corto plazo. No hay que presionarla si de repente llega una lista de malos resultados, y más si estos se dan en forma consecutiva, ella apenas inicia, y no se le puede pedir que en cada torneo que llegue haga semifinales o finales para salir en las noticias o rellenar papel de prensa escrita.
Pedirle resultados en el corto plazo es denotar una ignorancia pasmosa de cómo se está jugando el tenis femenino en estos tiempos, y un desconocimiento de muchas tenistas importantes que hoy en día son superiores porque ya llevan un proceso importante de varios años y por esto último ya tocan las puertas de los torneos más grandes.
No recuerdo a quién le comenté o le escribí que yo prefería a María Camila entre las mejores 20 tenistas del mundo durante varios años, llegando a cuadros finales en torneos importantes, y no que ella llegue rápidamente al tan anhelado top 10 de las mejores durante dos semanas, y que luego no toque unos cuartos de final de un Grand Slam por varios años.
Si la tenista colombiana no sufre una lesión importante en su carrera, debería tener como mínimo 10 años de tenis en su cabeza, sus piernas y sus brazos mostrando un muy buen nivel.
Una María Camila como la de la tercera de ronda de Wimbledon.
O mejor, una María Camila como la de la final del último juego del WTA de Bogotá de 2021 contra Tamara Zidanšek y el resto tendría que venir por añadidura, deberíamos tener una campeona de muchos años.