Los espacios sociales se pueden identificar a partir de lo estructural como de lo funcional, resultado de las significaciones que las personas les dan a estos contextos, a partir de las diferentes percepciones e interpretaciones de la realidad que surgen de las relaciones humanas.
En lo estructural son espacios físicos o virtuales, donde hay relaciones como el intercambio de conocimientos, ideologías y experiencias, son los factores que contribuyen a darle significado, como estructura, a estos escenarios. Ejemplo, el hogar, centros educativos, el centro comercial, centros deportivos, las redes sociales, teatros, plaza pública, vía pública, escenarios culturales, propiedad horizontal, etc.
En cada uno de estos espacios las interacciones entre las personas, las normas, ética, moral, roles, jerarquía, género, respeto, finanzas, estatus social, profesiones, tipos de liderazgo, edad, etc. son los elementos fundamentales para la configuración, dinámicas y construcción de estos espacios sociales, que permiten hacer crecer a esa estructura social, como a sus miembros.
Aquí lo que se puede deducir y visto desde Henri Lefebvre, es que estas estructuras y su funcionalidad correlacionan un entramado trialéctico, entre el espacio per se, el imaginario (construcción intersubjetiva) y su representación (lo concebido, interpretado). Es bueno aclarar que todo lo anterior se contextualiza con un a priori Kantiano como lo es el tiempo. (Las2orillas: Políticos: ¿no mirar el espejo retrovisor?)
Los conflictos que se pueden presentar en estos escenarios, haciéndolos tóxicos, de mal hábitat; se generan por las desigualdades que se le asignan, por imponer las posiciones por encima de los intereses colectivos (del común), por la creación de contextos específicos para las élites, la invisibilización y exclusión de los ciudadanos, imponer los procesos de la acumulación de capital, por encima de las vivencias sociales e individuales (crecimiento), discriminación, exclusión, prejuicios, violencia simbólica como física, normas sociales restrictivas sin razón o justificación, censura por encima de la crítica, etc.
Se nos enseña a vivir con lo que sabemos. Saber que es impuesto.
En otras palabras, nuestras creencias, percepciones, razonamientos están influenciados por factores históricos, culturales y sociales. La educación y la socialización, nos limitan y condicionan la comprensión que podemos tener del mundo.
Esos saberes son escogidos, seleccionados. Se nos enseña que la vida tiene sentido. Pero jamás se nos dice: ¿el sentido de quién? La información que nos entrega, nos debería permitir el manejo de la racionalidad, de igual forma cómo debemos razonar. Lo ideal es que no deben existir condiciones impuestas, ni la manipulación de la realidad. Esta es una construcción colectiva.
En el escenario escolar, académico, se le debe brindar espacios de participación a todos los estudiantes, para que en conjunto construyan sus relaciones personales, como sus desafíos académicos y la búsqueda eficiente de los recursos educativos y tecnológicos, que mejoren sus procesos cognitivos y sociales.
¿Cómo deben ser esos espacios? En estos escenarios se debe enseñar que la construcción académica es una responsabilidad de todos, se debe incentivar la colaboración (trabajo en equipo), mediante unos canales de comunicación efectivos, que permitan la interacción, retroalimentación y entendimiento (resolución de conflictos).
Que sean espacios seguros, donde los niveles de riesgo como vulnerabilidades sean mínimos (espacio que genere confianza). De igual manera aprovechar el escenario para incentivar la creatividad de todos sus integrantes (desafiar el pensamiento cotidiano), con un buen pensamiento crítico (oportunidades de nuevas formas de aprendizaje). No olvidar que el respeto, la tolerancia y la empatía deben ser los catalizadores de unas excelentes relaciones sociales.
Todos sabemos que un plan curricular básico, se debe centrar en las competencias humanas que involucran del ser humano, su área cognitiva (razón, emoción), el área físico - motriz, el área del lenguaje y el área sociopolítica.
El plan curricular debe contar con asignaturas[1] de estudio, profundidad de los contenidos, su intensidad horaria, contenidos de las asignaturas, sus metas y objetivos, los métodos de enseñanza y aprendizaje y las mediciones cualitativas como cuantitativas del aprendizaje.
Todo lo expuesto, hasta este momento, me trae a mi mente (recuerdos) mi colegio Cafam. Allí los maestros eran muy amables, cordiales, empáticos y creativos. Cada materia tenía 20 minutos para exponer su contenido, 40 minutos para trabajo en equipo, y verificar la importancia de sus contenidos en la aplicabilidad y por último 20 minutos para autoevaluarnos o ser evaluados.
Alguna vez el profesor de anatomía, de una manera muy convincente, y así lo hacía con sus estudiantes, me responsabilizo de dictar una clase, para la cual el medio los contenidos y técnicas de cómo exponer la clase y no he olvidado hasta este momento, que era explicarle o enseñarle, a mis compañeros, el nombre y ubicación de los músculos de la cara. Le dije, profe, si me equivoco, qué pasará y me dijo tranquilo, para eso estoy allí, corregimos y listo.
Igualmente recuerdo, que me llevaron a la Dirección del colegio, ante el director, para que justificara, ¿Por qué no quise ir a clase de religión? Ante el director le dije, que era ateo y que me parecía muy discriminatorio y autoritario, enseñar la religión católica.
Le expresé que, para mí, debería ser una clase de “las religiones” (existen aproximadamente 4.200), aspecto que permitiría a cada alumno escoger su visión de vida y futuro. Es decir, cada quién es dueño de su proyección de conciencia y de su entendimiento de temporalidad infinita (fe – alma).
En los colegios, hoy día, se debe volver a enseñar el Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres (actualizada – incluir uso del celular) de Manuel Antonio Carreño.
Con la asignatura de las tecnologías e informática, se debería desarrollar un tema crítico, con participación, de los estudiantes (mesa redonda) sobre el uso del celular y su importancia social. Aspecto que llevaría a que el compromiso de las decisiones tomadas, es de todos.
La principal discusión estaría en responder: ¿Cómo debemos ver el celular?
Es posible que salgan respuestas como: es parecido al consumo de drogas, que es una herramienta educativa, que es el instrumento o herramienta de control y seguridad para los padres, que permite acceder a las aplicaciones educativas, es un aparto distractor (aditivo), es un medio que puede afectar el razonamiento de las personas no dejando diferenciar la realidad del mundo online, que posiblemente este aparato los lleva a tomar decisiones sin medir las consecuencias; también pueden decir, que le dedican más tiempo a estos aparatos que a las actividades o eventos sociales, como a responder a sus obligaciones o responsabilidades (su uso afecta la atención, entendimiento de los contenidos de la clase e irrespeto con el profesor) etc.
Por parte del profesor, o en construcción con los estudiantes (diagnóstico), sería muy bueno mostrar las diferentes problemáticas que se ha registrado con el uso del celular en ciertos espacios como la calle (tropiezos, caída en huecos, raponazo, atropellamientos), estrelladas manejando un vehículo, fatiga visual, tendinitis, dolores en el cuello, malas posturas, aislamiento social, trastornos alimentarios, alteraciones de la atención y el sueño, ciberacoso, chantajes, extorsiones, adición a las redes sociales, procrastinar (no dejes para mañana, lo que puede hacer hoy), etc.
Con base en estas discusiones, llevarlos a tomar la decisión de qué se va hacer con este aparato portátil, en horas de clase o en todo tipo de reunión social.
Si es en horas académicas, se podría proponer la creación de un mueble donde se coloque el celular a la entrada de clase. Otra posibilidad es que se coloque sobre el pupitre a la vista de todos y que solamente se conteste, en caso de emergencia. Lo mejor de todo es que los mismos estudiantes tomen su propia decisión, respetando el tiempo de clase.
Otra visión, y con aceptación de todos los estudiantes, es registrar el número de veces y tiempo que ha usado el celular en clase y con base en esos registros disminuir las notas obtenidas en la clase.
Para finalizar, no estoy de acuerdo con la unión de colegios internacionales de Bogotá (UnColi), que está integrada por 27 colegios privados, quien prohibió el uso de celulares a sus estudiantes (decisión unilateral y en contra de la educación social).
Reitero, ellos (estudiantes, padres, profesores y directivas) deben tomar la decisión, pero para ello se les debe invitar a reunirse, expresar sus razonamientos, por curso y de manera general.
[1] Matemáticas, ciencias naturales (física, química, anatomía), ciencias sociales (historia, filosofía, geografía, constitución política), educación física, investigación formativa, castellano, inglés, tecnología e informática, artes, ética y religión, ciencias económicas.