El General Palomino expresó el pasado domingo que “el país debería estudiar la pena de muerte para quienes cometan delitos atroces”, refiriéndose al crimen de los 4 menores en el Caquetá, pese a que se retracto horas después, el debate se abrió hacia este tema. Si revisamos la Constitución Política, en el Título II, de los derechos, las garantías y los deberes, capítulo primero, de los derechos fundamentales, el Art.11 establece que “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”, con lo cual Palomino iría en contra de la Constitución Política Además la pena de muerte no es para castigar a quienes cometen delitos, pues que castigo es acabar con la vida, se le quita la vida al individuo, sin practicarle un castigo que pueda hacer que modifique su conducta, una vez pague cárcel. El castigo lo entendemos como una sanción que se le coloca a un individuo, tras una conducta negativa. El Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo aseguró que el gobierno no estudiará la posibilidad de hacer un proyecto para la pena de muerte, pero que si estudiaría un proyecto para la cadena perpetua. Otra figura pública en pronunciarse acerca de la polémica propuesta del General Palomino fue Antanas Mockus, quien aseguró que “la muerte de alguien suele ser un fracaso, suele ser un fracaso de alguien, la familia, la escuela, yo creo que ya basta con la guerra”, con lo anterior Mockus pone el respeto a la vida por encima de cualquier cosa, confirmando que la vida es sagrada. El problema de Colombia no es la pena de muerte, de hecho esa sería una solución simplista para acabar con los delitos, la criminalidad se puede disminuir con dos cosas, la primera mayores oportunidades para los más desprotegidos y la segunda un fortalecimiento de nuestro sistema penal, en donde se contemple el aumento de cárceles, el endurecimiento de las penas, el trabajo social y la generación de empleo por parte del Estado, una vez que las personas paguen prisión por sus delitos, con el fin de que puedan resocializarse y trabajar con ayuda estatal, para no reincidir en actividades delictivas, claro está que no es un tema solo estatal, los colombianos debemos brindar una segunda oportunidad a quienes han cometido errores, no nos podemos cerrar a convivir con personas que pasaron por la cárcel, piensen no más en el postconflicto, del proceso que actualmente se cursa en la Habana, de esa negociación probablemente habrán combatientes y comandantes guerrilleros que paguen cárcel, y una vez pagada se tendrán que reintegrar a la vida civil, para ello los colombianos tendremos que apoyar y convivir en paz con los exguerrilleros. Es dar una segunda oportunidad o preferir que siga la violencia y el conflicto armado, de seguro que todos los colombianos brindaremos una segunda oportunidad, a aquellos que paguen cárcel.
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