Una vez, hace ya varios años, me preguntaron, a qué achacaba yo la violencia barrial. La pregunta, desde luego, pasaba por alto, que no existe una sola clase de violencia azotando a comunidades enteras, y que NO maltrata a las gentes de la misma forma. Olvidan, o no captan, que nuestras violencias son múltiples, que tienen actores, motivaciones y razones distintas. Que son muy diversas en su forma, en su origen y en su manera de golpear a cada grupo en especial. Que hay otras violencias enquistadas especialmente en el complejo mundo de la pobreza del suburbio.
Y, que, en el colmo del absurdo, sus perpetradores no figuran como actores en armas o elementos violentos dañinos, sino, como respetables estructuras sociales o económicas estrictamente legales, en su esencia y sus fines. Un cínico diría que “son simples gajes del época” Yo creo, que el Estado debe establecer un tratado de paz entre victimas y victimarios…en esta sorda guerra, opaca, pero intensa. Lastima a un gran número de gentes, que ni siquiera se ven como víctimas de violencias ignoradas, pero que someten, maltratan y abusan del ciudadano de a pie. Veamos algunas… solo algunas.
Que, un Operador, Corporación o Empresa de Servicios Públicos, te suba tarifas a discreción, y cuando lo desee; o que agregue un nuevo ítem a tu factura, sin explicación lógica ni clara; sin que puedas hacer algo para defenderte o que te defienda la ley, es OTRA forma de violencia en el barrio, pero esa NO cuenta. Pero tú, sabes que violentan y te abusan, y que lo hacen porque pueden. Ellos pueden. Son legales y actúan en “sociedad”. Y tú, eres un simple usuario o cliente, o víctima…casi que UN nadie.
Que te cambien las Normas de servicios públicos, a discreción, siempre en favor del operador y sin derecho a explicación o respuesta real…es violencia. Hoy, la “acometida” es decir, la responsabilidad por daños, en la Red, ya no empieza en tu contador… sino en el tubo madre” así éste pase por el otro costado tu calle y el daño sea “emergente” por simple desgaste natural de infraestructura con vigencia cumplida, pero que es propiedad de la empresa que presta el servicio…ES SU PLANTE, su “local” en el negocio. Pero NO. Los daños los pagas tú… a la brava, en cómodas cuotas que ni siquiera puedes discutir, pues aparecen en tu factura de servicios inexorablemente.
Es Violencia de posición dominante. Aparte que pasas toda tu vida de “usuario-cliente” prepagándoles el mantenimiento de sus equipos, bajo el chistoso rubro de cargo fijo, que se supone, cubre otra ganancia habitual y natural de su negocio. Pero, las empresas lo cobran al sufrido e indefenso “usuario”, sin derecho a protesta.
Sí, claro, tanto la empresa como el servicio, son esenciales y hay que pagarlos, pero choca la absurda asimetría de la relación: es una soterrada y cruel forma de violentar tu vulnerabilidad social, pues, por la vía del recibo, fijan la deuda a discreción, más intereses, y te obligan a pagar el jornal de los 7/8 obreros que llegan a contarse chistes, mientras, solo uno o dos, trabajan. Sí, ahora, como usuario pagas los daños en la Red pública. Una forma de violencia oculta, que, por ser algo difusa, se ignora cuando se quiere hablar de hacer la Paz urbana.
Y así, como por arte de magia, te aparecen rubros por pagar…sin derecho a reclamo. Ese es un ACTO VIOLENTO que cohonesta el Estado al no poner reglas claras, de obligado e inmediato cumplimiento, a todos los actores.
Que matones del barrio te extorsionen y te constriñan, por el simple hecho de poder hacerlo, y que la Ley lo sepa, pero mire para otro lado, esa es otra violencia urbana. Pues se permite el abuso al más débil.
Que los fondos para construir un Hospital periférico, que salve vidas de pobres sin otra opción en salud, se los lleve la corrupción casi que, a ojos vista, y que la “justicia” tarde años y años en “darse cuenta y actuar” es desde luego, otra forma de violencia, pues, niegan oportunidades de vida digna… en donde más hacen falta esos recurso.
La “Ley” demora actuar por desidia o por lucro. Que un Juez demore una decisión que favorece a un reo pobre, por un delito menor, pero haga todo por sacar del encierro a un corrupto poderoso o a un delincuente de cuello blanco, es otra forma de violencia que golpea duro, en donde hace falta plata para mover la justicia. Que, la justicia NO haga su trabajo con honestidad, celeridad y objetividad, y permita que se roben el dinero de una licitación para una escuela, una colegio, un centro comunal, o una vía de acceso, es otra forma de violencia… que miras pasar impotente y rabioso. Te violentan y ofenden… desde la legalidad.
Hasta aquí, y sin agotar ítems, vemos como no es solo con armas que se ejerce violencia sobre algunos colectivos humanos, en especial, sí eres de estrato bajo. Es por eso, que luego de hacer la Paz con los grupos abiertamente violentos y en armas, esos que “dan la cara” deberíamos de hablar más largo y más claro, sobre… “la violencia en tu barrio”. Que ya vemos, es múltiple y cotidiana. Da para más, pero dejo ahí. Parece, pues, que no hablamos de VIOLENCIA, en singular. Es un craso error de apreciación.
Razones importantes, pero simplistas, se oyen frecuentemente para intentar explicar esa rara manera de comportarnos como sociedad, ya que usamos como lenguaje implícito o explícito, la violencia, con distinto ropaje y diferentes autores. Nada extraño, pues es un viejo legado de nuestros primeros libertadores, que usaron apellidos, dinero, escaramuzas, guerritas y guerrotas, para lograr un acomodo fácil en el mundo…para ellos. Su estilo y sus métodos, aun gustan. Y, hoy los usan, sin copyright los violentos de todas la facturas y cataduras. Legales e ilegales.
VIOLENCIA. Se intenta explicar la violencia barrial como un fenómeno de resultado y NO como causa. Arguyen que se da porque en las Comunas Populares faltan educación, empleo y oportunidades. Algo hay de cierto. Lo que no miramos bien, es que estos tres elementos, al parecer sueltos, son simbióticos, concomitantes y casi que siameses, por una misma razón: si te falta educación tienes cero oportunidades de acceder a empleo formal; aunque, claro puedes echar azadón o voliar pala y ser albañil, por decir algo.
Ahora, que, así cuentes con la educación apropiada, no necesariamente tiene empleo. Es claro que ahí, tienes la oportunidad que, a veces, muchas veces, pierdes. Todo porque por tu origen vivencial, o falta de conexiones adecuadas, NO aplicas a un empleo digno, decente. Te preparas, con esfuerzo para ejercer la vida, y el sistema te hace a un lado. Es una forma de violencia invisible. Y no creo exagerar…lo he visto.
Ahora, que, si las tres causales de marras: educación, oportunidades y empleo, están ausentes, el infame resultado ese raro brebaje llamado miseria, que los de abajo apuran en tragos amargos y con rabia. Las violencias variopintas y repetitivas, son un torniquete, un círculo vicioso, noria de resentimientos reprimidos, cuando hablas de los estratos bajos, allí en donde se hacen fáciles las violencias entre-por-contra. El que entendió…
Por lo general, es entre las necesidades nunca satisfechas, que hacen nido violencias de todo género, allí en donde a veces, sobrevivir, es una amarga jornada de fatigas y luchas vanas, cada día. La vida es aún más dura, sí desde todos los flancos te sientes oprimido, vulnerado y abusado, sin que puedas protestar…o que siquiera te miren u oigan. Es por ello que, algunos tontos catalogamos como violencia, la negación cotidiana de ejercer la vida dignamente.
Claro, sé bien, por mi oficio, que no es posible evitar totalmente la desigualdad social y sus dolencias, pero creo que sí se pueden atenuar, sí buscamos justicia social, que no es otra cosa que hacer clara, fluida y justa la relación de las grandes Corporaciones y Entidades con el ciudadano de a pie; cuando se logre que el Erario no se extravíe en bolsillos corruptos impunemente; cuando la justicia, sea oportuna y…justa. Seguramente, sí esta protesta a ruego, fuera oída, alcanzaría para regar un poco el jardín de la pobreza, que crece en las Comunas…y en el campo olvidado, sin capacidad de protesta o de cambio…hasta hoy.
Un vistazo a vuelo de pájaro, y con algo de sesgo…sobre CAUSAS, no resultados.
EDUCACIÓN, vista políticamente como la escalera mágica para el ascenso social y económico. Una especie de panacea inmediata para trepar un poco en la pirámide de la vida. Sí, Es una opción, pero no es tan cierto del todo. Porque la educación, así sea gratuita, sí es precaria en comodidades básicas esenciales. es decir, sí no provee nutrición adecuada desde la infancia, si no se ejerce en instalaciones locativas amables y sin hambre recurrente, entonces no es un plus.
Porque oferta, una capacidad cognitiva mermada por hambre o falta medios para estudiar sin angustias…repito, no cuenta como plus en ningún caso. No te sirve tener universidad gratuita, sí careces de lo del bus para asistir a clases, o te sí toca elegir entre sacar las copias o comerte un refrigerio. Máxime sí en casa comes mal.
La disyuntiva es dura. Estos “detallitos” hacen que no baste ofrecer educación free. Porque su oportunidad, no evita la deserción ni el bajo rendimiento académico, y entonces, el agraciado, descarga el fardo académico, a medio camino. Por otra parte, como digo en otros ensayos, recargar un pensum académico de arandelas ajenas al tema, no solo es una sobrecarga intelectual innecesaria y pesada, sino que es casi siempre inútil, en la práctica.
La educación superior debería ser simplificada, ir a punto. Sí atiborras de Datos matemáticos, a un estudiante de odontología, lo fatigas y haces más larga una Universidad, en la que, aduras penas, asistes y subsistes. Es un viaje en volqueta por carretera destapada…no queda hueso sano. Muy difícil.
Ahora, que sí lo aguantas todo y logras graduarte…necesitas TENER 3 o más años de EXPERIENCIA, para optar por tu primer empleo. Si no fuera tan absurdo y cruel este ítem, daría mucha risa. Porque apenas sí logras, con gran sacrificio, terminar una carrera que te capacita en un tema específico, pero no calificas por novato, así seas profesional en el tema en cuestión. ¿Cómo esperan que tengas experiencia, sí la Universidad solo te da teoría? Un rudimento temático que apenas si te capacita para asimilar más rápido la praxis…pero, NO, estúpidamente, esperan que salgas de la U, ya experto.
Sí el Mercado Laboral formal, no asume sin necesidad de padrino poderoso, el muchas veces rico talento que surge de las Comunas Populares, más vale no mentirnos en ese tema. Porque, tienes con qué, y no te dejan. Es otra forma de violentar a un tipo de gentes que carece de oportunidades: es una burla. La educación, como oportunidad, es, entonces, solo un cruel carisellazo.
Por otra parte, supongamos que: EDUCACIÓN OPORTUNIDAD Y EMPLEO, se juntan, y se “accede a un empleo”. Aquí “vuelve el palo y mata al hombre…y el hombre… Porque luego de mil angustias para ser “el primer profesional de la familia en 200 años” tu educación te da oportunidad y un empleo… en el que tienes plazo fijo para quedar en el asfalto…porque eres eso que llaman contratista, una forma eufemística de llamar a la violencia-laboral, ejercida sobre monigotes que por necesidad la soportan. El “contratista” de ocasión, lo manejan a su antojo, abusando de su necesidad. En un país que necesita crecer su economía con una mayor productividad, se fastidia capacidad de aporte y la fuente básica del trabajo, el ser humano que se educó para servir y ganar el pan. Los empleos precarizan y pervierten su proyecto de vida…ganarse la vida, sin angustias recurrentes.
Al Contratista temporalizado, bien sea por cruces corruptos entre amangualados, o por mala administración o desidia, este tipo de contratos con echada al asfalto a término fijo, lo desmoraliza en su empleo. Por inercia, se siente inseguro, se merma su capacidad y deseo de aportar su saber a un colectivo laboral que lo maltrata sin razón. Nada lo motiva a ser más productivo.
Y todo eso, porque, los componentes básicos de un Salario digno, (prestaciones completas) se evaporan a través del inequitativo sistema del Contrato Interadministrativo, que se lleva el dinero que haría más justo el jornal del contratista… sí lo pagaran completo. Pero no, transfieren el dinero de los salarios del trabajador, a instituciones desfinanciadas, para tapar huecos fiscales causados por ineficiencias, dolo, o trapacería.
Dinero que bastaría, para pagar el salario, igual que sí fuera vinculado formalmente y a término indefinido. Esa es otra, de las formas de violencia, que golpean las Comunas. Allí en donde un empleo en una familia de 4/5, significa poder sobrevivir con algo de dignidad, el intermediario se lleva parte de su salario-
Ya lo digo en otro ensayo económico: el costo de un vinculado es exactamente igual al de un contratista que hace trabajo misional constante: es solo que parte del dinero, se desvía. Lo más aberrante, es que, por REGLA GENERAL, el 60/70% de los Contratistas “de apoyo” a la gestión, de una Dependencia oficial, cumple LABORES MISIONALES continuas, lo que, por fuerza, los hace trabajadores de planta. Solo que, por razones perversas, NO es visto así contractual ni salarialmente. Y eso, en lenguaje de pueblo, es una abierta forma de VIOLENCIA, untada de discriminación social y humana, aberrante.
Es que, trabajas tiempo completo, haces el mismo trabajo que el empleado vinculado, y aparte de no ganar lo mismo ni tener las garantías económicas inherentes al trabajo… te descartan cada 4/5 meses, sin saber cuándo vuelves, digo, sí vuelves. Además, no te pagan cesantías ni vacaciones… lo que, en mi pueblo, tiene un nombre: abuso de posición dominante con el más vulnerable. Violencia. Ah, y eso que, tuviste opción de EDUCACIÓN; pudiste acceder a la OPORTUNIDAD; y desde luego, a EMPLEO. Apague vámonos.
Las otras dos variables, son apenas el resultado del anterior ítem. Oportunidades: ya vimos cómo, casi a rastras, logras obtener una profesión que te faculta para ejercer una actividad dada…para la que necesitas una experiencia, que NO logras… porque no calificas por lo que sabes, sino por los años que ejerciste algo… que te impiden ejercer por logro académico, debido a tu inexperiencia. El Mundo Subuso.
Empleo: es lo que te niegan, sí no tienes padrino o te falta “experiencia”. Una amplia gama de violencias variopinta y pertinaz. Un desconsolador circulo vicioso, que te impide ganar el pan con lo que sabes, sin arrodillar tu natural humanismo. ¡Alarma, señores!
PAGAS MAL Y ALIMENTAS AL DEMONIO.
Lo malo, y más que malo pésimo, de estos absurdos laborales, es que al ser maltratado de tantas formas y por tantos actores pacíficos, de tanto sufrir la mala fe o la ambición ilimite de tu prójimo empleador, cuando te obligan a ganarte la vida con tanta desventaja, es que llegas a un muy peligroso “descubrimiento”: pillas que sí hay vida, más allá de la vida. Que hay más opciones. Y algunos cegatos políticos y funcionarios, no lo ven, o se hacen los güevones: cuando ese educado y sin experiencia, es maltratado en el mercado laboral legal, mira otros horizontes. Se trata de vivir…y eso necesita ciertos insumos obligados. No te quedas de brazos cruzados, mientras aguantas hambre o te quedas en la calle o sin servicios públicos. Miras opciones. Buscas opciones. Oteas el horizonte de tu vida…y nada. Nada.
Entonces, te das cuenta que EXISTEN otras fuentes de empleo menos exigentes, unas que no te piden EXPERIENCIA, solo ganas de sobrevivir. Esta, parece, la fuente de nuestras cuasi eternas violencias…la autopista al amplio mundo del delito. Es fácil. Basta con dejar ver la necesidad y alguien, necesitado de operarios del delito, ofrece ayudarte a solucionarla.
Y, lo peor, es que, bajo esas duras circunstancias de negación constante, la fe y los principios desmayan, la esperanza se evapora, cojes lo que da la tierra. Sí cuando se mira en derredor, y ves que la fuente de empleo más cercana, inmediata y frecuente, además de menos exigente, es con patrones en toda clase de empresas delictivas, que logran mano de obra angustiada y barata, educada por el Estado, lo tomas. Desde luego, un potencial obrero en la paz, es absorbido por la economía legal. Se entrega a la violencia. Disyuntiva: Patrón decente o delito. Lo que da la tierra.
Creo y sostengo, que la Paz es el nombre del pan en la mesa familiar. Un hogar sin penurias o angustias, tiene a sus integrantes alejados del ambiente violento de la calle. No es presa fácil de reclutadores del hambre. Un hogar sin hambre vive sin afugias. Se estudia mejor; se vive mejor. No queda tiempo para la angustia recurrente, el odio enfermizo o la violencia fácil.
Desde luego, tampoco se evitan del todo las violencias. Porque, para mal de todos, los tiempos que corren no son solo para vivir, sino de una feroz competencia entre gentes dispares, pero con igual anhelo: llegar al día siguiente. Sobrevivir al desastre en que vivimos. Porque algo es cierto; es entre lo que muchos sin oportunidad no alcanzan, a pesar de sus esfuerzos; y lo que unos muy pocos, logran en exceso, a pesar de no esforzarse tanto, que hace nido la violencia social recurrente, que nos azota desde siempre.
Pero entonces, ¿cómo encontrar la paz urbana, en medio de una sociedad resentida por tanto maltrato, a pesar de ser, en su mayoría, gentes buenas? ¿Quién le hará justicia rápida, cumplida y eficaz, al usuario de servicios públicos atropellado desde la mole de una Corporación, pública o privada, que te ve como a un microbio molesto sí reclamas?
¿Cuándo lograremos que educarse valga la pena, porque te dan empleo por lo que aprendiste y no por los años en que aguantas hambre con un título en la mano? ¿Cuándo será que aprendamos el respeto natural por el otro? Claro, el respeto no se enseña en clase, se aprende del roce natural con el otro. Y nosotros, los colombianos, NO rozamos…chocamos.
Todos somos el otro. Resumiendo, creo muy difícil que logremos la Paz urbana, mientras los poderosos puedan abusar del débil, o más vulnerable, que llaman, impunemente. Mientras que los que se educan así sea a los cachimbazos, solo puedan acceder a un empleo, con la “ayuda de una palanca” o una experiencia, ganada, aguantado hambre luego de graduarse, mientras se arruga un Título sin uso.
La Paz debe, y tiene que ser integral. Y solo unas leyes más conectadas con el hombre y sus necesidades cotidianas, puede lograrla. Como yo lo veo, para una paz urbana, integral y duradera, hacen falta tres elementos, sin los cuales seguiremos anhelando la PAZ, pero viviendo en guerra constante: empleo digno, decente y al granel. Respeto del Estado por todos sus ciudadanos, sin discriminaciones pendejas. Respeto reciproco… entre capital y trabajo. Parece tan simple…
RESPETO MUTUO. PAN EN LA MESA FAMILIAR. EMPLEO DECENTE… creo que CASI será SUFICIENTE. Es el camino de la paz. ¿Será posible?