Con borrar el trino contra Francia Márquez Marbelle no se limpia el nombre. Sabemos que no es un hecho aislado. No fue un mal día, ella siempre ha sido así. Una cosa es apoyar a la policía públicamente sin importarle que esta institución hubiera matado a más de cincuenta personas desarmadas durante las protestas de septiembre del 2020, o insinuar todo el tiempo que Petro estaría mejor muerto que vivo. El odio rezuma en cada una de estas publicaciones. Pero que una figura pública como ella, con cientos de miles de seguidores, vaya campante por la vida con su racismo, es algo que debe pagar y bien caro.
No se puede admitir un ataque racista de las dimensiones tan grandes como las de King Kong. No se puede permitir un ataque no sólo a Francia sino a toda una comunidad. Marbelle parece salir de otra época. De la época en la que este país permitía y premiaba a los verdaderos difundidores de odio, los que apoyaron la incursión de grupos paramilitares en territorios, sus masacres, sus desapariciones. Las figuras públicas que aplaudieron a rabiar en el Congreso a Salvatore Mancuso. Esa Colombia uribista que será castigada en las urnas está mandada a recoger. Hasta al propio Federico Gutierrez le da pena decir que es uribista. A Marbelle no. No sólo lo dice, sino se comporta como una señora uribista, de esas que todo el tiempo graban en Miami o en Medellín deseándole, a grito al aire, la muerte a un muchacho por ser mechudo o llevar una mochila terciada. Esto no es incitación al odio, son señalamientos, instigación al asesinato, como la que hizo hace poco Alvaro Uribe al señalar a un profesor de petrista en una de las zonas más peligrosas del país, Chinú Córdoba.
Aun no entiendo por qué razón Twitter no la ha sancionado. El trino es de una falta de humanidad absoluta y es toda una biografía sobre Marbelle. Por ese trino podemos saber cómo Marbelle puede tratar a la gente que le sirve, la que ella considera que es su inferior, lo que piensa sobre los colombianos que viven en lugares apartados. Imagino que no le deben importar las masacres que perpetran sobre ellos. Deben ser borrados, exterminados y quedar solo ella y Uribe. Dentro de poco, los uribistas a sueldo que ejercen el periodismo, empezarán a lanzar teorías sobre Francia y su origen. Si ella nació en una zona de conflicto y sobrevivió fue porque tenía algo de guerrillera, desconociendo la valentía de una guerrera que ha logrado enfrentársele a las poderosas empresas mineras que llenaron de sangre el territorio que le pertenece a ella, al pueblo.
Y después tienen el cinismo de quejarse que dizque porque Francia es resentida. ¿Cómo no serlo? ¿Qué esperan? ¿Pobres dóciles, negros con mentalidad de esclavo como el Tino, como Polo Polo? Lo desesperanzador no es que Marbelle compare con un gorila gigante a Francia, sino que haya gente que se lo aplauda, que Twitter no le cierre la cuenta, que no exista una cruzada para acabar socialmente con Marbelle, que las disqueras no le acaben el contrato, que los canales la veten. Lo de Marbelle no es ejercer la libertad de expresión, es sólo racismo. Y el racismo es odio. Es un crimen y los crímenes deben ser castigados.