La impuntualidad es el vicio más recurrente que tenemos como sociedad, es más fácil reconocerlo que corregirlo, las personas que la practican se excusan permanentemente, pero algunas no hacen nada por corregirse. Cuando la cometen no son conscientes, a quién lastiman o a quien perjudican, se excusan como si nada hubiese sucedido y con el tiempo vuelven y la cometen. Como el alcohólico: recaen, a no ser que se acojan a los 12 pasos. Son incorregibles, a no ser que adopten una disciplina que sane esta falencia.
La impuntualidad, en nuestro medio ha hecho carrera de tal manera, que para egos agigantados encuentran en ella el insumo básico para darse una falsa importancia y argumentan una mega ocupación para justificarla: “es que yo soy una persona muy ocupada” dicen, como si los que llegan puntual a las citas, fueran personas desocupadas y sin oficio, la impuntualidad es algo ofensivo.
Nuestros políticos criollos, cuando en campaña, citan a una reunión, siempre llegan tarde con la falsa creencia de que con esto, se crea una expectativa a su arribo y su llegada se convierte en todo un acontecimiento. Supone el político que al llegar tarde el auditorio estará lleno esperándolo. ¡Falso! Si llegasen a tiempo tendrían más credibilidad y darían ejemplo a sus seguidores.
Pero la peor especie son los Macro incumplidos e impuntuales con la historia política de Colombia; aquellos que ha gobernado al país por más de 200 años y siempre le han incumplido al pueblo, hacen promesas vanas antes de elecciones e históricamente las han inobservando. Son tradicionalmente incumplidos en resolver la columna vertebral del problema de Colombia: la acumulación de tierras en pocas manos. Esa atávica impuntualidad hoy solo la está tratando de resolver y cumplir el "incumplido" Gustavo Petro. ¡Que paradoja! Vaya viendo cómo son las cositas de la manipulación. ¿Al fin quienes son los incumplidos? Cójame el trompito en la uña.
Personalmente tengo como imperativo categórico ser puntual, puesto que la impuntualidad no tiene excusas a menos que se vea afectada por hechos fortuitos excusables: ¡me pinche una llanta!. Con el tema les traigo la siguiente anécdota: Tengo o tenía porque ya murió, un amigo de avanzada edad llamado Otoniel Tello Diago, era mi amigo hacia muchos años, fue fundador del MRL–Movimiento Revolucionario Liberal- en el Valle del Cauca, junto con Armado Holguín Sarria, , Bonifacio Teherán, “el viejo Boni”, Ramiro Andrade Teherán y Volney Naranjo Rodríguez, todos fallecidos hace unos años. A este amigo con sus enseñanzas, le debo haber comprendido la importancia de ser puntual. Como disciplina, ser puntual, me ha traído innumerables beneficios, en lo personal. Otoniel siempre recalcaba la importancia de ser puntual en las citas.
Un día Don Otto, me puso una cita urgente. Llegue a la cita 15 minutos más temprano queriéndolo alagar. Don Otoniel muy orondo llego 10 minutos más tarde. Yo le riposté:
-Don Otto: usted que recalca tanto sobre la puntualidad y usted llego tarde, llego 10 minutos tarde, mire que yo llegue con 15 minutos de antelación
Le dije con mucha seguridad. Don Otoniel me miro fijamente y un poco bravo, me dijo:
-¡Es que usted también incumplió!
-¿Yo?
le dije, un poco ofuscado.
-¿y porque yo incumplí, si llegué más temprano?
Don Otto con la agudeza que caracterizaba a los de su generación, me respondió:
-Si, joven, usted también es un incumplido, porque hay dos formas de incumplir una cita: llegar tarde a las citas que es muy grave y llegar temprano que es lo que ha hecho usted y que es menos grave. Hay que llegar a la hora que es, a la hora exacta.
Me dijo Don Otto con suficiencia.
Ante esta sana lógica, me quede callado. Hoy Don Otoniel me dicen murió en Bogotá a los 87 años y que fue visitado por el implacable alemán, que le atacó su otrora prodigiosa memoria.
Si hay planeación en los tiempos lo importante no tiene porque convertirse en urgente. Cuando algo se convierte en urgente, es porque no ha habido suficiente planificación en las tareas. Esta actitud de llegar tarde, es un vicio atávico que socialmente no se ha superado, lo vivo y lo padezco a diario y he notado una cosa curiosa: entre más importante es el personaje mas impuntual es.
La puntualidad es una virtud de la que no gozan muchas sociedades.
Es precisamente esa característica la que Barack Obama ha catalogado como su mayor fortaleza: “Me gusta llegar a las conferencias, a las reuniones, a las ruedas de prensa con tiempo. Mi compromiso de llegar temprano no solo es bueno para mí; es bueno para la nación, es bueno para el mundo”, lo dijo Obama siendo el Presidente de los Estados Unidos.
¿Si el expresidente de los Estados Unidos es puntual, porque no lo he de ser yo, que aspiro ser Presidente... pero del Consejo de Administración de la unidad Residencial donde vivo?