Sobre el proceso de aprendizaje del inglés en Colombia:
Empezar a interesarse:
Como muchos que empezamos en este oficio de ser maestros de inglés, me siento identificado con el grupo de colegas colombianos, especialmente de Bogotá, que ha tenido una o varias experiencias de contacto cultural con el idioma en cuestión y que a lo largo de los años fue incrementando en la medida del tiempo con la exploración académica de la lengua.
Me identifico y he tratado de clasificar las experiencias en 2: impersonales y personales.
Las impersonales son las que se dan a través de una pantalla o un servicio como el del “TV cable”, o la muy popular “perubólica” que, además de los canales peruanos, (de allí el apodo) recuerdo que tenía canales básicos de entretenimiento y algunos de índole cultural puramente norteamericanos y de otros países anglófonos.
Otra experiencia impersonal es la de la música, especialmente Rock, metal, pop, reggae y otros géneros populares de música de los 80 y 90 que pasaban por MTV. Se trataba de bandas y agrupaciones gringas que le pasaban a uno en casetes o en vinilos o que escuchaba uno en la radio, todas ellas influyeron también en ese aprendizaje de la lengua y hasta fueron mejores profesores que los que había en el colegio.
Claro que no es del todo así, para muchos de nosotros los maestros de lengua extranjera de antaño, lograron con su influencia un impacto grande en la motivación para querer dedicarse a este oficio, especialmente en esa época en la que el boom pedagógico de los maestros de vanguardia aplicaban métodos de enseñanza salidos de toda tradicionalidad y que desafiaban las mentes de chiquillos inquietos como yo. Recuerdo uno en especial, Orlando Pinilla, recuerdo que hacía concursos de ortografía y vocabulario en el colegio, por supuesto yo ocupaba los primeros lugares y eso me llenó de esperanza y motivación, me enseño inglés con “The Beatles” y era un gran ejemplo de disciplina y actividad.
Fueron muchos factores, ahora ya que lo veo en retrospectiva algo nostálgica, los que hicieron que yo, al igual que muchos en condiciones similares a las mías, quisieran dedicarse al oficio de ser enseñante de una lengua que no hablamos pero estamos obligados a hablar. El camino no ha sido fácil para muchos de nosotros, menos con políticas de decisiones apresuradas, como las que la ministra ha anunciado y que afecta directamente nuestro gremio, casi siempre dichas decisiones solo favorecen a minorías y dejan sin oportunidad al grueso de otra población. Esta vez ese vicio burocrático nos afecta a nosotros quienes somos los maestros de lenguas extranjeras de la nación, sea cual sea la lengua.
Analizando la realidad educativa, la actualidad:
Me gustaría analizar con usted señor lector, quien debe estar enceguecido y feliz con la noticia anunciada con bombos y platillos de que por fín un gringo le vaya a enseñar a su hijo(a). Al analizar nuestro contexto con detenimiento nos vamos a dar cuenta de varias cosas:
1. Los profesores mejor pagos son extranjeros. Cuestión que es injusta ya que muchos de ellos, no podemos decir que todos, pero la gran mayoría de extranjeros con los que he tenido cercanía cuando me explicaron por qué vinieron a Colombia, me dijeron que a pesar de quedarse sin un peso pero sí con dólares, que probablemente se gastaron muchos de ellos en putas, drogas y rumba, luego de todo, por ser extranjeros, les ofrecieron trabajo en alguna institución prestigiosa, y ellos ni cortos ni perezozos para salir de apuros económicos, u otro motivo decidieron aceptar. Obviamente no falta el dueño de un negocio educativo que por ahí para dar caché al sitio, porque eso sí, en cuestión de chicanear no falta ese complejo colombiano de fanfarronear lo que no es de acá.
Probablemente ese gringo o gringa se amañó a punta de machetear la enseñanza y decidió quedarse en el país que le sirve de escampadero mientras mira para dónde se va. Y es acá donde realmente me gustaría ver la exigencia del estado, la contraloría de los extranjeros que tienen un título universitario que acredite su habilidad para enseñar, probablemente no exista, lo peor de todo es que con esa desigualdad de condiciones, de paso le quitaron la oportunidad a varios otros que podrían ocupar su puesto y con mejores estudios, preparación y lectura de un contexto y una población en la que han vivido toda la vida.
2. Las políticas educativas hacen un Copy – paste de las políticas de otros países, pretendendiendo implantar modelos a escala de otros contextos y un estilo de enseñanza que funciona en otros lugares, otros contextos en donde la movilidad de las personas no está reducida a puntos y rayas imaginarias, donde hay una infraestructura material, real, establecida a través de sucesos históricos que han transcurrido por muchos años contando con intercambios culturales y donde existe un contexto de real infraestructura y capacitaciones para la aplicación de dichas políticas, que se respetan.
Por otro lado cuando estos “genios” de las políticas de “bilingüismo en Colombia” (cuestión que de por sí es absurda porque si se habla de bilingüismo tiene que haber dos lenguas que los hablantes hablen) piensan en regular y estandarizar la enseñanza de las lenguas sobretodo la del inglés, me parece que se les atraviesa el afán y terminan implantando modelos que ven en una que otra revista gringa o europea y suele suceder que son exigidos de realizar el trabajo rápido. A estos genios nunca se les pasó por la mente cosas tan sencillas como la realidad del país, de millones de compatriotas, personas que no les alcanza para comprarse ni un pan, mucho menos tiquetes aéreos y estar viajando a ciudades cosmopolitas ávidos de establecer relaciones interculturales.
3. A los profesores poco se les capacita, poco se les exhorta o se les paga por irse a otro país a hacer lo que se supone que mantendría actualizado su saber. Es muy precario el sitio académico que haga esto, lo que hacen es contratar un gringo, que pudo haber sido lechero de profesión en su país, pero que por azares del destino pasó la entrevista y recibe un sueldo superior al de uno que si se quemó las pestañas para aprender el idioma y además para enseñar, gringo que queda en ridículo alardeando cualquier cosa, sus nociones básicas y frente a profesionales del campo que merecen mucho más respeto que la discriminación de empleadores y la incompetencia de personas mal preparadas.
4. Los gobernantes quieren apagar un incendio con paños de agua fría, creen en su ingenuidad pedagógica que la falta de conocimiento de la lengua extranjera se debe a que no estamos lo suficientemente hincados hacia los gringos de otros países y deberíamos hincarnos un poco más a ver si aprendemos a hablar un idioma totalmente inconexo de nuestra realidad.
Volviendo con la nostalgia, siguiendo la clasificación:
Ahora, expongo ante ustedes las segundas experiencias o el segundo tipo de experiencias de lo anterior que había mencionado: las experiencias personales. Son mucho más íntimas, involucran recuerdos más afectivos. Para muchos padres de la época en la que yo crecí interesado en aprender inglés, todos estos fenómenos culturales y mediáticos de un tiempo para acá tuvieron impacto en sus vidas, lo que llevó a su vez a que tuvieran una influencia fuerte en las pautas de crianza de muchos de ellos y por lo tanto en algunos jóvenes de la capital colombiana como yo, (imagino que también en otras partes del país), lo que conlleva también hasta experiencias locales de contacto más personal como las de aquellos profesores de inglés de colegio cuyas posturas hippies sobre el aprendizaje junto con el boom pedagógico de los 80 – 90’s implementarían tendencias de aprendizaje – enseñanza vanguardistas, motivantes para futuros maestros de lengua.
Es imprescindible mencionar también la experiencia de algunos compatriotas cuyos familiares quienes establecieron conexiones directas con Estados Unidos, Canadá, El Reino Unido u otro país de habla inglesa popular, para viajar, negociar, o recibir extranjeros, Cuestión que en mi época era símbolo de estatus social y caché. Todas aquellas experiencias, de algún modo u otro terminaron por ser gestoras de inspiración e incubadoras de rutinas significativas en la vida de muchos de nosotros que al tanto de unos años más tarde resultarían en la graduación de futuros maestros queriendo dedicarse a estudiar la que mundialmente se considera ahora lengua franca.
Sin embargo, desafortunadamente al gobierno no le importa la experiencia de vida o de sacrificio de muchos de nosotros, maestros de lengua extranjera, que hemos conseguido con mucho esfuerzo viajar o tener experiencias interculturales, certificados y exámenes costosos. Bien o mal hemos aprendido a hablar, a enseñar y a transmitir valores de culturas que no nos pertenecen, pero que nos hacen entender el significado de compartir valores que nos vuelven una nación, fuera de fronteras y de banderas, seres humanos que padecemos las mismas penurias aquí y en todas partes del mundo.
No tengo nada en contra de los extranjeros, pero sí de las políticas de discriminación internacionales a las que nos sometemos los colombianos cada vez que pisamos un aeropuesto internacional y ahora, tras del hecho discriminaciones nacionales. Tengo en contra, y me llena de rabia y frustración el estigma eterno de que somos productores de putas, cocaína y café y que más alla de esos estereotipos no valemos para nada más.
No, al gobierno le importa simplemente seguir reforzando esos estereotipos y engrosar sus estadísticas mediocres con medidas peor de mediocres; les interesa figurar bien para una foto de cualquier diario y engañar a la población justificando su mediocridad en la mediocridad de otros. Negando como siempre su incompetencia para identificar un problema de raíz que conlleve a una solución coherente con los problemas locales de la población. Al gobierno, a la ministra, lo único que le interesa es traer a 100 o 200 extranjeros a pasear y a conocer la cultura marca CO, la superficialidad de un país que llora por no saber el precio de otra lengua.