Sobre la "crisis" del Pacto Histórico hacia las venideras (y esperadas) elecciones de octubre

Sobre la "crisis" del Pacto Histórico hacia las venideras (y esperadas) elecciones de octubre

La forma de sostener el PH sería cambiando de orientación a nivel nacional en el sentido de pasar de las listas cerradas a las listas abiertas con voto preferente

Por: Tiberio Gutiérrez Echeverri
julio 04, 2023
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Sobre la

Las condiciones que se presentan a un año de gobierno del Pacto Histórico, con el hundimiento de la reforma laboral y la muy probable caída de las reformas al sistema de salud y de pensiones, además del peligro que corre el proyecto de ley sobre la paz total, unido a la carestía en los alimentos de la canasta familiar, los servicios públicos domiciliarios, las matrículas, los arrendamientos, el trasporte, unido a la campaña del miedo y de la desinformación de los medios de comunicación de los grandes empresarios, hacen de las elecciones para alcaldes y concejos, gobernadores y asambleas y para las juntas administradoras locales un escenario muy complicado para el sostenimiento y avance del Pacto Histórico y para las perspectivas de sostenimiento y viabilidad política en el 2026.

La situación política está tan complicada que se podría asegurar sin temor a equivocarse que la única forma de sostener el Pacto Histórico en las elecciones de octubre sería cambiando de orientación a nivel nacional en el sentido de pasar de las listas cerradas a las listas abiertas con voto preferente, lo mismo que cambiar el esperpento de la participación de género en forma alternativa y con el método de la llamada lista “cremallera”, por la participación de la mujer de conformidad con el trabajo político de las mismas en igualdad de condiciones con los hombres.

Es un gran error político de la dirección nacional, dadas las circunstancias y la relación de fuerzas actuales, insistir en las listas cerradas para las elecciones de octubre, porque sencillamente desconoce las realidades políticas locales, las costumbres políticas de los clanes mafiosos que han cooptado el espacio para la participación de los sectores populares excluidos de la economía, de la política y en general de los asuntos del estado.

No tiene en cuenta que la lista cerrada exige una cultura política muy elevada para asumir el programa, los candidatos, los partidos y los renglones de la lista en forma unitaria y disciplinada por parte de las diferentes corrientes dentro del PH, para poder dirimir los conflictos con criterios políticos y no bajo el influjo de pasiones personales egoístas de muy baja calidad para el manejo de los asuntos públicos.

La orientación de la lista cerrada lo que está haciendo es enfrentar las bases del PH; dispersar muchas corrientes democráticas que necesitan un instrumento de expresión popular para poder manifestar su oposición, descontento e indignación con el estado actual de cosas, heredado de los gobiernos anteriores como un pesado fardo que apenas empieza a removerse con las dificultades propias de una correlación de fuerzas en el congreso de la república, que no ayuda para nada en la aprobación de los proyectos de ley para las reformas estructurales que necesita el país.

Si se abrieran sus listas a las diferentes corrientes de opinión con voto preferente donde cada movimiento o partido político compitiera en forma democrática por las curules al concejo y a la asamblea, por sus candidatos a la alcaldía y a la gobernación y a las juntas administradoras locales, sin rivalidades personales irreconciliables, bajo el requisito de un programa mínimo insoslayable construido colectivamente, todos se podrían cobijar bajo el paraguas de un solo PH.

Las consecuencias ya se están viendo en casi todas las regiones importantes de Colombia, empezando por el Distrito Medellín, el Área Metropolitana y el departamento de Antioquia, donde la rebatiña por el primer renglón de la lista al concejo o a la asamblea, sin ninguna consideración política de fondo, utilizando mecanismos de la mafia narcotraficante empotrada en el poder, como está sucediendo con la personería jurídica de partidos advenedizos que son como una fábrica de avales para el mejor postor, sin tradición de lucha democrática y revolucionaria, sin bases sociales  y sin tradición histórica, que se juntan como los “doce apóstoles” para traicionar sin vergüenza los postulados del programa del PH y del Presidente Gustavo Petro.

En medio de la crisis de gobernabilidad, con el hundimiento de los reformas estructurales en el congreso, y con el oportunismo de los “nuevos” partidos de garaje que en vez de llagar a construir lo que hacen es  desmoronar y acabar lo poco que se ha edificado con tanta dificultad,  pues el futuro del PH para las elecciones de octubre pinta muy gris en el horizonte político, y mucho más allá para continuar con el proyecto político en el 2026.

Así las cosas insistir en la lista cerrada a las corporaciones públicas de elección popular es como poner una lápida por adelantado en la tumba del proyecto político, algo muy parecido a la crónica de una muerte anunciada.

Todavía estamos a tiempo para cambiar la orientación de las listas cerradas por la listas abiertas donde no se alcance a llegar a consensos, que, por la situación real de los partidos atomizados que conforman el PH no se alcanzará jamás en estas elecciones, para que se abra el espacio amplio y democrático en la coalición electoral programática si es que en verdad queremos que las elecciones de octubre no constituyan un retroceso irreparable y mortal para el proyecto político.

El argumento que se esgrime sin mayor consideración es que la lista cerrada del PH evita que se cuelen los oportunistas de siempre, como si ya no estuvieran dentro de la organización; que la lista cerrada sería un cedazo para atajar a los corruptos y narcotraficantes, militaristas y paramilitares, para solo dejar fluir a los ángeles del cielo en las transformaciones estructurales que necesita el país, sin contar que las grandes transformaciones se han hecho con la participación de las mayorías del pueblo trabajador, con todos sus defectos y limitaciones, pero pueblo trabajador a todo lo largo y ancho del país.

Por supuesto que las listas abiertas tienen el riesgo de las deformaciones programáticas y de los oportunismos políticos más aberrantes, pero es un riesgo que se tiene que correr si se quiere atajar el monstruo de la guerra, la violencia y la corrupción que vienen para quedarse muchos años, después de las elecciones de octubre; y si es que se quiere mantener el oxígeno político para las elecciones del 2026.

Lo que se debe de hacer es abrir un Frente Amplio no solo para alcaldes y gobernadores sino también para concejales, diputados y para ediles de las juntas administradoras locales; no pude ser que se conciba el Frente Amplio como un Frente Cerrado que se muerde la cola con una incoherencia política que desconoce en forma desconcertante la realidad política de las elecciones regionales y locales.

Un Frente Amplio donde la creatividad y la iniciativa de los sectores populares tenga un espacio para la acción de masas y para la participación electoral popular y democrática, y para el desfogue de su inconformidad multiforme con este estado de cosas putrefacto que está muriendo, pero que aún se resiste a morir  porque no ha terminado de alumbrar el sujeto político que está naciendo.

Solo  con las listas abiertas en forma democrática y con base en un programa mínimo electoral se podría crear el espacio para la participación de las mayorías de trabajadores excluidos de la economía, del Estado, de la política y de la sociedad.

No hay que tenerle miedo a que las mayorías pobres y de las capas medias se apropien de los espacios legislativos con la herramienta del PH, porque además, es el único camino que le queda al pueblo trabajador para conquistar el poder haciendo primero la escuela democrática, con errores, dificultades y limitaciones, pero  aprendiendo en la práctica de su propia experiencia, qué es, cómo se come y a qué sabe el poder popular.

Hay que abrir los espacios para que los partidos de garaje y para que las fábricas de avales al mejor postor no se conviertan en obstáculos para el desarrollo del PH en las próximas elecciones de octubre, ahora que han salido las personerías jurídicas de 36 “nuevos partidos”, muchos de ellos volando presurosos como gallinazos hambrientos para quedarse con los girones del PH en las elecciones de octubre.

Entre otros elementos positivos que tiene la lista abierta dentro de la coalición programática es que permite medir la fuerza electoral real de los diferentes partidos y movimientos en las diferentes regiones del país, y por lo tanto se pueden cuantificar las posiciones de los sectores de clase en el mercado electoral, aclarando las relaciones de poder real que tienen los partido y movimientos oportunistas de última generación, sin tradición de lucha, sin un trabajo de masas, y sin un discurso democrático que los acredite como verdaderos defensores de los intereses populares.

Precisamente estas consideraciones tienen que ver con una profunda reforma estructural del sistema electoral colombiano, que permita democratizar la política, combatir la corrupción, y darle participación a las mayorías ausentes del escenario político nacional; sin una reforma política electoral es imposible asegurar y sostener las demás reformas estructurales que necesita el país.

En estos momentos de la coyuntura electoral la lista abierta con voto preferente sería el mecanismo apropiado  para sostener el PH en las elecciones de octubre y no morir aplastado por los intereses personales de los politiqueros de turno, señores de la corrupción con ambiciones de corto vuelo; y además podría ser el espacio para darle carta de ciudadanía a un Frente Amplio, popular y democrático,  que se pueda enfrentar con un movimiento de masas a la campaña conservadora reaccionaria que viene para quedarse en las grandes capitales ejerciendo el revanchismo contra todos los sectores democráticos.

La lista cerrada en estos momentos y con esta correlación de fuerzas,  es como cargarle agua al molino de la reacción política, un camino empedrado con buenas intenciones; así lo está demostrando con claridad la experiencia de Medellín,  el Área Metropolitana y las principales subregiones  de Antioquia;  el agotamiento del PH para organizar las listas al concejo y a la asamblea, a la alcaldía y a la gobernación es proverbial y no admite más dilaciones  en el cambio de ruta, si queremos sobrevivir en las elecciones de octubre.

Los que están creyendo que el número de votos en las elecciones para cámara de representantes del PH se van a repetir en las regiones para concejos y asambleas, alcaldías y gobernaciones, están equivocados como lo están los que desconocieron  los criterios elaborados por el Comité Nacional Electoral del PH  para la elaboración de la lista al concejo y a la asamblea departamental.

Viva el Pacto Histórico. Colombia: potencia mundial de la vida.

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