COLOMBIA+20, el portal de El Espectador mediante el cual informa sobre el conflicto armado, ha publicado un resumen de las conclusiones a las que llegó la Comisión de la Verdad sobre los hechos más dantescos ocurridos hasta la firma del Acuerdo de Paz.
Para darnos una idea de la trascendencia del trabajo de la Comisión de la Verdad, Colombia+20 nos dice que la Comisión “recopiló cerca de 28.000 testimonios a lo largo y ancho del país, inspeccionó miles de expedientes judiciales y fuentes documentales, recibió cientos de informes aportados por la sociedad civil y trabajó durante casi cinco años con más de 600 investigadores tutelados por 12 comisionados que tuvieron la difícil labor de condensar todo aquel acervo en un informe que diera cuenta sobre los hechos y dinámicas más importantes del conflicto armado en Colombia”.
Numerosos son los aspectos dignos de destacar de este trabajo, pero presentemos de entrada, por boca de COLOMBIA+20, el señalamiento que la Comisión de la injerencia “determinante” que en este conflicto tuvieron Estados Unidos y numerosas empresas extranjeras, corresponsables de habernos mantenido en la peligrosa compañía de escuadrones criminales en los que cohabitaban la derecha fascista y sectores atrasados de las Fuerzas Armadas con narcotraficantes, latifundistas y testaferros responsables de desplazamientos en cifras de millones, y de despojos, desmembraciones, torturas y asesinatos en decenas de miles de casos, incluido el genocidio perpetrado contra la Unión Patriótica.
Una de las herramientas de que se valió la Comisión para elaborar su resumen fue la contabilidad de las Autodefensas de Córdoba y Urabá, lideradas por Salvatore Mancuso y los hermanos Castaño. Tal contabilidad da cuenta de que “alrededor de 500 empresas y personas naturales de Antioquia, Córdoba y el Eje Cafetero aportaron dinero a ese grupo paramilitar”, pero también nos da precisas evidencias de lo enjundiosas que fueron las indagaciones realizadas, lo cual pone fuera de duda ciertos señalamientos que allí se formulan como el de que Francisco “Pacho” Santos efectivamente participó en la creación del Bloque Metro o como el que le asigna a Carlos Castaño comprobada responsabilidad en el asesinato del humorista Jaime Garzón.
La Comisión de la Verdad fue liderada por Francisco de Roux, un sacerdote jesuita integérrimo como el que más, acompañado por un copioso ramillete de investigadores pulcramente seleccionados, como quedó dicho antes. La importancia de su Informe Final hace imprescindible que se convierta en objeto del más concienzudo estudio, sobre todo si queremos salir del actual nuevo estado de barbarie que nos azota a todos, aunque con particular crudeza a los pobladores del Cauca, Nariño y sur del Valle del Cauca. Ojalá lo aprovechemos.