Sobre el movimiento de Córdoba y la reforma universitaria en Colombia

Sobre el movimiento de Córdoba y la reforma universitaria en Colombia

Aunque desde 1918 las instituciones de educación superior se han transformado y sus estudiantes se han organizado y movilizado, continúa el divorcio con la realidad social

Por: Silvio EAvendaño C
septiembre 04, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Sobre el movimiento de Córdoba y la reforma universitaria en Colombia

A partir del movimiento universitario en Córdoba (Argentina), 1918, se bosqueja el movimiento universitario en Colombia. La universidad en la Regeneración, la Misión pedagógica, la Ley 68 de 1935, la restauración conservadora, el Frente Nacional, el decreto 80 de 1980, la universidad en el nuevo siglo. Breve conclusión da fin al escrito.

Antecedentes e inicios de la reforma universitaria en Hispanoamérica

El movimiento estudiantil (1918) en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) comenzó cuando los estudiantes se levantaron contra la elección arbitraria del rector. Tuvieron los estudiantes la ilusión de que su movimiento tendría repercusiones continentales: “se contempla el nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar muy pronto bajo su bandera a todos los hombres libres del continente”.

A menos de un siglo de las luchas contra el coloniaje español, pocos años después de que el poeta Rubén Darío hiciera posible el modernismo, cuando soplaban los vientos de Ariel, obra de José Enrique Rodó, y la presencia del naciente poderío de los Estados Unidos se hacía más arbitraria, como se pudo ver en la en la guerra contra España y la separación de Panamá, los estudiantes presumían: “Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.

A casi un siglo de vida independiente vale volver la mirada a: M´hijo el dotor, 1903, obra de teatro de Fulgencio Sánchez. El graduado de medicina regresa a provincia, y genera los conflictos entre la tradición y la mentalidad de quien ha estudiado. También es significativa la pregunta de Andrés Bello (1848): ¿estamos condenados todavía a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea sin atrevernos a discutirlas? Discutir las lecciones de la ciencia europea, criticar la realidad propia, y a partir del análisis, ejercitar el espíritu creativo.

El movimiento por la reforma de la universidad se inició en Córdoba en 1918. Justo B. Justo —fundador del partido Socialista, en Argentina— interpeló en la Cámara de los Diputados e Instrucción Pública. Analizó el carácter anacrónico de la enseñanza. Mientras esto ocurría En Córdoba la universidad fue clausurada por los disturbios de los estudiantes. Frente a esto, en Buenos Aires, se nombró como decano a Alejandro Korn, quien planteó: “…queremos ser dueños de nuestros destinos, superar el determinismo mecánico de las leyes físicas, el automatismo inconsciente de los instintos, conquistar nuestra libertad moral y encaminar el gran proceso en su ascensión sin fin hacia los arquetipos”. El movimiento se extendió más allá del país austral. En 1920, el Primer Congreso de Estudiantes se celebra en Perú y se crea la Universidad Popular, interesada en intervenir en todos los conflictos obreros. La enseñanza busca la cultura, la especialización técnica, dirigida hacia las necesidades de cada región. 1921 es la fecha cuando se celebra el Primer Congreso Internacional de Estudiantes. El objeto de lucha es:

I) Formar una nueva humanidad.

II) Abolición de los menos sobre los demás.

III) Dar fin a la explotación del hombre por el hombre y la propiedad.

La juventud aspira a una nueva reorganización social. En Chile, 1922, se publica el Manifiesto de la Federación Universitaria, que plantea: autonomía de la universidad, reforma del sistema docente, revisión de métodos y contenidos de los estudios, extensión universitaria. En Cuba, 1923, se organiza el Primer Congreso Nacional de Estudiantes. Tienen los estudiantes derechos a elegir a los directores de la vida educativa, asistir libremente a clases, libertad de enseñanza, a exigir sabios educadores. También plantean deberes: divulgar el conocimiento en la sociedad, respetar a los grandes maestros, investigar, sacrificar todo por la verdad moral. El estudiante debe trabajar por el progreso de la sociedad. En 1924 la Misión Pedagógica llega a Colombia. Es de anotar que el mensaje por parte de los estudiantes colombianos fue la denuncia de cómo el gobierno se empeñaba en mantener las instituciones universitarias bajo su control, al margen del pensamiento novedoso, sin material de enseñanza, sin laboratorios, ni bibliotecas, sin gabinetes, sin orientación, sin profesorado y casi sin estudiantes. No había una norma que coordinara el movimiento pedagógico. En la Universidad Nacional no existía espacio para las ciencias sociales, ni las preocupaciones pedagógicas, y todo se reducía a lo que pueda salir en auxilio, un profesional, cuyas miras no vayan más allá de la botica o del escritorio abogadil. Además, la política decide quién puede ser profesor universitario. La universidad permanecía en el sistema nemotécnico, una edad bárbara, sin seminarios.

1925. La Federación de Estudiantes de Asunción manifiesta la necesidad de acercamiento a los estudiantes bolivianos, dado el diferendo de los límites entre Bolivia y Perú. Los estudiantes de la Paz consideran que el conflicto de límites es absurdo. En Cuba: expulsión de estudiantes de la universidad. Intensa agitación porque el gobierno nacional había dado señal de gratitud, “porque los magnates de Washington no se robaron la isla de los Pinos”. Muchos estudiantes cayeron, ensangrentado las calles de la Habana, Mientras, en Uruguay, sale a la luz el Manifiesto: “La reforma educativa necesita actitudes enérgicas. La universidad debe cumplir una función social”. Hacia 1918 quienes podían realizar los estudios de primaria y bachillerato eran muy pocos. Además, quienes concluían los estudios universitarios pertenecían a un estrato privilegiado. Los sectores populares ni podían ni aspiraban a la vida académica. Es significativo que el movimiento estudiantil por la reforma universitaria en 1918 no surgiera en la capital de Argentina, es decir, en una ciudad burguesa, sino que el movimiento por la reforma universitaria se forjó en provincia, en la Universidad Nacional, en Córdoba, ciudad mediterránea del país austral. También llama a la reflexión que ocurría en las universidades de Hispanoamérica y la misma España, para que el movimiento de una ciudad de provincia tuviese acogida por parte del estudiantado hispanoamericanos.

Al dejar de ser parte de las colonias del imperio español Hispanoamérica se dio lugar a la balcanización que, tuvo como resultado una serie de repúblicas endebles, las cuales necesitaron constituir las instituciones y la burocracia estatal. Así, no se puede olvidar que la universidad pública cuando surgió, a partir de la independencia, se centró de manera especial en el estudio del derecho y teología, como cimientos del nuevo Estado, ejemplo de ello fue la Universidad del Cauca. Más, si bien se gestaron las repúblicas hispanoamericanas en los antiguos dominios españoles, la economía de las nacientes repúblicas no se asentó en la primera revolución industrial (carbón mineral-motor de vapor-hierro), industria moderna y el comercio, sino que permanecieron ancladas en las instituciones económicas de la colonia, atravesadas por la agricultura tradicional y la minería.

La rebelión estudiantil se enfrenta en Venezuela al golpe de estado. Juan Vicente Gómez, convertido en dictador (1910), cerró la Universidad Central de Venezuela durante diez años (1912-1922). En el Perú, ante las protestas campesinas, ocasionadas por los abusos de los grandes hacendados, la democracia cayó en una nueva versión del caudillo dictador: Augusto B. Leguía (1919-1930), En el caso de Chile, país supuestamente democrático, la persecución se ensañaba contra los obreros y estudiantes. Haití, desde 1915, permaneció ocupado por las tropas norteamericanas hasta 1944. Colombia vivía el proyecto de la Regeneración y, en 1918, se firmó el contrato con la Tropical Oil Company para la explotación petrolera. La Universidad del Rosario, en manos Monseñor Rafael María Carrasquilla, se empeñaba en la lucha contra el liberalismo y el socialismo. En Argentina, el descontento pendiente por la clausura del internado estudiantil en el Hospital de Clínicas se extendió a todo el sistema universitario. En ese ambiente continental se gesta El Manifiesto a la Juventud Argentina del Comité Pro-Reforma Universitaria de Córdoba: “La juventud de Córdoba, animada por el impulso irresistible del progreso se halla en lucha con su vieja y ruinosa Universidad. No es un acto de conducta irreflexiva de su juventud. Formamos la generación ascendente. Esta universidad pretende moldear nuestros cerebros para los archivos de la universidad”.

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El régimen universitario es cuestionado, a un siglo de la lucha contra el poder colonial, que dio como resultado la balcanización del imperio español en un conjunto de repúblicas. En los años posteriores a la consolidación de las repúblicas hispana, en el siglo XIX, los patricios fundaron universidades públicas, a pesar de la oposición de las universidades privadas, propiedad de las comunidades religiosas.

Un ejemplo de la constitución de centros universidades y colegios: Real Colegio San Francisco (1803), Boyacá, Guanentá, Socorro, Cartagena, Buga, Chiquinquirá. Ejemplo, la Universidad del Cauca, (Popayán) creada el 14 de marzo de 1827. Conforme a la razón del nuevo Estado, los móviles que el gobierno utilizó para cumplir su objetivo (influir sobre el pueblo) serían las siguientes: el primer lugar el bien civil en cuanto la formación de los funcionarios del Estado, cuya tarea es la libertad de juzgar lo justo y lo injusto, conforme a la conducta externa. A su vez los estudios de teología, conducentes a la formación de sacerdotes, para alcanzar una enorme influencia hasta los pensamientos más íntimos del pueblo. Años después se funda la Facultad de medicina (1835) para el bien corporal larga vida y salud. De esta manera, se establecen las Facultades Superiores.

En 1842. Mariano Ospina Rodríguez razona una reforma educativa que tuviese como objetivo la ciencias exactas y naturales, la formación para el trabajo e industria, sin olvidar la religión, la eliminación del utilitarismo en los planes de estudio. En 1850, el presidente José Hilario López hizo realidad el proyecto de la Comisión Corográfica, pero, al mismo tiempo, dio paso atrás, como se puede advertir en: “Suprímanse las universidades. Los edificios, bienes y rentas de que hoy disfrutan se aplicarán para el establecimiento de los colegios nacionales, a excepción del Colegio del Rosario cuyos bienes serán administrados conforme lo decida la Cámara Provinciana de Cundinamarca”.

En 1867 se funda la Universidad Nacional. Más los conflictos en la sociedad daban lugar a una guerra más. Los acontecimientos de 1875 alteraron el orden de la universidad y, así se llegó al cierre de la misma. “Pero vino la guerra de 1876, i la juventud empezó a prestar oído a la tormenta que mugía en los estados, interesándole más los periódicos violentos que incendiaban las pasiones políticas más, que los posibles libros que les hablaban de ciencia i las tareas escolares comenzaron a sufrir i la disciplina a relajarse, i los claustros universitarios a moverse y a agitarse como un mar en incipiente lucha”. La universidad se despobló y de sus mil alumnos muchos “cambiaron el tahalí por la cartuchera”. Bastantes murieron, otros quedaron mutilados y, pocos volvieron a la universidad”. Los cambios a partir de la Constitución de 1886 y el Concordato de 1887, bajo la Regeneración convirtieron la Universidad Nacional en confesional. La Universidad Nacional quedó bajo el control del Estado, perdiendo su limitada autonomía. Cada una de las escuelas fue colocada bajo la dirección de un Ministerio. En esa forma funcionó hasta la reforma de 1935.

Ambiente político de la universidad en Colombia y Argentina

En “la Atenas Suramericana”, en otras palabras, Bogotá, se padecía de una epidemia de gripe. Se daba inicio a la explotación del río de petróleo que corre por el subsuelo. El hijo de una lavandera, Marco Fidel Suárez, pudo ser presidente (1918) y, trazar la endemia del Respice polen (Mirar al Norte), es decir la dependencia en busca de consolación y guía por parte de los Estados Unidos. El país padecía la Regeneración, que había impuesto a través de la Constitución de 1886, según la cual: “La educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la religión”.

Es bastante curiosa la atmósfera que se respiraba en el período 1886-1930. Baldomero Sanín Cano, a finales del Siglo XIX, no llegó a ser profesor universitario en Bogotá; el trabajo que consiguió fue ser superintendente del tranvía, ocupado de la bosta de las mulas. En la Universidad del Rosario, Monseñor Rafael María Carrasquilla era profesor de teología moral, metafísica, historia de la filosofía y filosofía del derecho. Consideraba que “ser liberal en política y católico en religión es imposible”. Ante la pregunta ¿se puede ser a un tiempo liberal y católico? La respuesta de Carrasquilla fue excluyente: “El que es liberal no es un buen católico”. Condenó el pensamiento liberal: la soberanía del pueblo, derrocar por la fuerza al ilegítimo gobernante, la Iglesia sometida al Estado, la separación de la iglesia del Estado y viceversa, la Iglesia libre en el Estado Libre, la libertad de cultos, las libertades de pensamiento, palabra, imprenta y enseñanza, la instrucción pública y obligatoria, el matrimonio civil. Más, la Universidad Libre se aislaba del ambiente dogmático. El Externado tenía como propósito el apartarse del absolutismo y de la supresión de la libertad de enseñanza.

Mientras tanto, al sur del continente, José Ingenieros, el médico, sociólogo y filósofo argentino, en La universidad del provenir, (1920) analizaba los centros de educación superior: “Atrasadas por su ideología, inadaptadas para su función. Son esos los términos precisos del problema. En su casi totalidad, las universidades son inactuales por su espíritu y exóticas por su organización. Las de nuestra América, en particular, han sido instituidas imitando modelos viejos y conservan el rastro de la cultura medieval europea. Justo es reconocer que, en muchas de ellas, las facultades que se destinan a la formación de profesionales están excelentemente organizadas y producen abogados, ingenieros, médicos, etc., cuya preparación es muy completa. Pero lo que ha desaparecido, al mismo tiempo que se han desenvuelto esas excelentes facultades, es la universidad: actualmente no existe una organización de las escuelas especiales de acuerdo con una ideología que sea actual (es decir, científica) y social (es decir, americana)”. De esta manera, las universidades hispanoamericanas se caracterizan por los modelos universitarios caducos. Si bien las facultades se constituyen en la especialización disciplinaria, la universidad no existe como tal, porque no hay formación del hombre ni del ciudadano.

Sobre la universidad colombiana hacia 1925 y la participación estudiantil

Años después ,1925, de haber terminado los estudios de derecho en la Universidad Nacional, Germán Arciniegas, Gabriel Turbay, Jorge Zalamea… miran hacia atrás: “Hemos vivido en la universidad nuestros años preferidos y un profundo desencanto nos agobia cuando pensamos en ella y por fuerza llegamos a convencernos de que toda su armazón y su prosopopeya nos eran extrañas tocándonos vivir en un mundo en donde nuestros ideales no hallaban un reflejo de simpatía. Hemos girado dentro de un sistema que no es el nuestro, que no podría llegar a ser jamás el sistema dentro del cual lográramos desenvolver armoniosamente nuestro pensamiento”. El paso por la universidad fue un mundo opaco porque los “claustros eran ineptos y los profesores antiguos”.

Y es que basta ver lo que ocurría. Germán Arciniegas consideraba: “En la universidad no existía sino una forma de trabajo personal: era la tesis para obtener el grado. Ya ni eso tiene halagos; los trabajos que se escribían resultan muchas veces plagios inescrupulosos y el caso de ver en ellos ideas fuertes y propias es tan raro, que de cien escritos apenas uno resulta de valor. La ceremonia de grado ha venido a convertirse en una pantomima de mal gusto, y no pocos universitarios prefieren pasar en silencio el acto, que en otras circunstancias debería ser oportunidad para defender ideas nobles”.

La reforma universitaria se hacía necesaria para superar la pasividad. ¿Hasta qué punto los estudiantes se interesaban en el gobierno universitario? ¿Sucedía lo que ocurre en el presente? ¿La indiferencia del estudiantado cuajaba en el desinterés por el camino mediocre que debía seguir la universidad? “Y porque no se trata de participar en un consejo de profesores, sino de tomar injerencia directa en las más de las veces y de cooperación en las menos, en el gobierno de la universidad, decimos que la manera como se ha planteado el problema ha traído como corolario, generalmente, el que se limite la cuantía del negocio, en detrimento de la holgada visión en que deben espaciarse las aspiraciones estudiantiles”. Bien vale considerar como uno de los elementos de la reforma universitaria es la participación estudiantil. Más la participación de los estudiantes en los Consejos de Facultad, en el Consejo Académico, o los Consejos Superiores, en general, no pasa de ser representación sin pena ni gloria, dado que quienes son elegidos, en procesos electorales de poca participación estudiantil, terminan en representaciones opacas y sin mayor interés en el gobierno de la universidad.

La reforma universitaria desde sus inicios —1918 en Córdoba (Argentina)— ha girado en la participación estudiantil: Más esa participación supone una actitud crítica que solo puede lograrse mediante un robustecimiento, una exaltación atrevida del sentido crítico que se extravía, se debilita bajo la influencia del sistema nemotécnico, del verbalismo. Mientras que en la Facultad de medicina se estudia desde el común denominador del método experimental, en el caso de la facultad de derecho se pierde en un ingenioso laberinto de silogismos. No en vano se dice que “a los estudiantes de derecho se le quita el código y lloran…”

Anacronismo de la universidad en Hispanoamérica, incluida Colombia

¿Hasta qué punto los planteamientos de los estudiantes de Córdoba (Argentina) tienen vigencia en (2018)? Vale considerar si hubo transformaciones o si la rebelión estudiantil se diluyó en el tiempo. En aquel entonces, en: A la juventud argentina de Córdoba, a los hombres libres de Sud América, escribieron: “Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y —lo que es peor aún— el lugar donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara”.

Vale considerar cómo se llegaba a ser académico. Si se tenían palancas o relación con algún político se daban las condiciones y las posibilidades de ser profesor universitario. Sin especialización y sin los elementos universitarios, como es la formación para transformar la sociedad en el ejercicio ciudadano de la política. Dada la situación quienes se hallaban en el acto pedagógico con los estudiantes se convertían bien pronto en tiranos. Denunciaban los estudiantes de Córdoba como para ser profesor se llegaba a ello sin que existiesen concursos y oposiciones, tampoco se tenía en cuenta el pensar de los estudiantes, mucho menos el conocimiento, quien llegaba a la cátedra no tenía idea de la pedagogía, la cual se suele confundir con el ejercicio de marcador y tablero. Se desconocía que la pedagogía tiene como objetivo la formación del hombre y del ciudadano. Y en la segunda década del siglo XX, los estudiantes condenaban. “Nuestro régimen universitario –aún el más reciente- es anacrónico está fundado sobre una especie de derecho divino del profesor universitario”, que en general se apoya en dos elementos: Primero en la creencia que el conocimiento que trasmite es la verdad. Y a partir de ese convencimiento se levanta el autoritarismo. Como no se ha examinado la creencia, como no se ha asimilado la epistemología -estudio de las teorías científicas- que no son otras cosas que posibilidades, construcciones sometidas a los avances del conocimiento con sus alcances y límites, se cae en la presunción que la ciencia es la verdad.

Más hay que sumar a lo anterior, es decir a la autoridad del profesor que se apoya en la docta seguridad que él posee la verdad. Sin ninguna vergüenza se confunde la ciencia con lo religión. En la religión los creyentes están convencidos de que se posee la verdad, cuestión que no se da en las ciencias.

El desconocimiento de que hay tres momentos del acto pedagógico: cátedra magistral, el seminario que no busca otra cosa que la formación del estudiante, y la síntesis. En el primer momento, el profesor se acerca a las teorías, en el segundo momento se trata del trabajo formativo en el estudiante y, la síntesis que constituye la apropiación de los conceptos Consecuencia de la elección deficiente del profesorado y del ejercicio profesoral autoritario, erigido en la creencia que la verdad la tiene el profesor se producen malestares, que solo pueden atenuarse con “vetos a los profesores, huelgas, paros, protestas violentas, que son indicios de un sistema que no satisface”.

La universidad profesionalizante y el desaliño en las instituciones académicas

La Regeneración (1886-1930), el proyecto de Rafael Núñez y Miguel Antonio, se caracterizó por el espíritu conservador y su lucha contra la modernidad. La Universidad Nacional, se ensombreció por la inestabilidad política y por la desazón social que rodeó el proceso de la Constitución de 1886. Por eso, la Universidad Nacional regresó al control del Estado y, perdió su autonomía y su unidad académica.

En 1924, los estudiantes de la Universidad Nacional consideraban: “Pero he aquí que la nación —sin haber cumplido el deber de una cultura patria y sin practicar los altos estudios— se empeña en sostener, de acuerdo con los gobiernos seccionales, una multitud de escuelas universitarias, libres de todo control, ajenas a toda corriente, sin los elementos para la enseñanza”. No existía una norma que coordinara el movimiento universitario.

A partir de la desventura de los estudios universitarios los estudiantes de la Universidad Nacional pedían la reforma. “Hemos sentido un profundo desencanto al advertir que el más estricto de los criterios profesionales ha negado toda amplitud de la universidad colombiana. No hallan campo en ella las ciencias sociales ni la preocupación filosófica”. Estudiantes y profesores se borran ante el prestigio de los textos, que tienden asimilarse sin revisión alguna. Tampoco hay relación entre las diferentes facultades. El espíritu universitario ha huido. Profesores sin vocación. Los profesores no se nombran por su conocimiento, son nombrados por política. En la elección de las autoridades universitarias no interviene para nada la universidad.

La propuesta de reforma por parte de los estudiantes se concretó en seis puntos. Una primera preocupación es la independencia, es decir, que la universidad sea dueña de sus propios recursos, que pueda orientarse en cualquier instante, de acuerdo con las sugestiones de la ciencia y de la vida. Un segundo elemento de reforma: “Quizá hoy se trabaje, pero se da al trabajo una orientación equivoca y absurda, y nosotros nos rebelamos contra el esfuerzo estéril”. Aprender de memoria era el objetivo central. A continuación, plantearon los estudiantes: la universidad social, es decir la relación entre la universidad y la sociedad, en concordancia con dos puntos: por medio de las cátedras y de la extensión. “Aquí solo existe una escuela llamada de derecho y ciencias políticas. Pero dentro de la pobreza de su plan, no cabe mucho de lo que ya hoy resulta esencial para el ciclo de los estudios universitarios”. Un cuarto punto de la reforma esperaba conseguir un mejor gobierno de la universidad. Se aguardaba la organización hecha a base de consejos de profesores y consejos de estudiantes, “que obraran de acuerdo para dictar leyes comunes y con independencia al tratarse de cuestiones particulares, sería la más apropiada para regir los destinos universitarios”. El quinto punto de la reforma está dado por cátedras, funcionamiento de seminarios, cursos especiales, bibliotecas y que; la carrera del magisterio exista sobre las bases que aseguren el porvenir y, den acceso a cuantos sean dignos de tener una silla en la universidad. Y un último punto, la universidad que esté de acuerdo con el año de 1924, hoy, y mañana con el 1925. “Que no sea un simple rodaje administrativo, sino un organismo dinámico. Abierto y útil: que por la elevación de sus propósitos y por el ejemplo de una organización moderna, dé la idea de algo superior, digno de ser mirado con respeto”.

Los enfrentamientos en Hispanoamérica y los estudiantes asesinados en Colombia

La agitación estudiantil en 1928 se encontraba viva. En Venezuela, Juan Vicente Gómez se hizo dictador entre 1908-1935. La Federación de Estudiantes presidida por Raúl Leoni, Pío Tamayo se manifiesta en contra de la dictadura. Rómulo Betancourt: “Pobre pueblo olvidado de Dios y crucificado de angustias republicanas”. Hasta entonces no se había escuchado el discurso jacobinista en contra de la dictadura de Gómez. Más pronto los estudiantes se encontraron en prisión, con grillos de setenta libras, mientras la agitación estudiantil prendía en Mérida, Valencia y Maracaibo. Se descubre una conspiración estudiantil y militar que intenta tomar el Palacio. Ante el fracaso viene la persecución y el destierro. Los estudiantes, conocidos como la Generación del 28, firman un documento solicitando la libertad para los compañeros detenidos. Más terminan condenados a trabajos forzados. Rómulo Betancourt, Andrés Eloy Blanco, Raúl Leoni, Miguel Otero Silva fueron enviados a la colonia Ariara, donde se construía un tramo de la carretera. Allí cumplieron trabajos forzados. En Bolivia hubo “masacre estudiantil” Huelga de los estudiantes de derecho, en Uruguay, que dura un año. Estudiantes muertos en Cuba, con cierre de la universidad. Solidaridad de los estudiantes argentinos con los venezolanos. En el Colegio Nacional en Asunción —Paraguay— hay tres meses de huelga. “Hora es ya que alcemos nuestra voz pidiendo lo que hace rato han conseguido los demás estudiantes de América: la Reforma”.

En Colombia, en 1927 hubo represión contra la huelga de los trabajadores de la Tropical, en 1928, los trabajadores de las Bananeras fueron a la huelga y… masacrados. El ejército colombiano, comandado por el general Cortés Vargas, disparó sobre los trabajadores, pues el gobierno se puso a favor de la United Fruit Company. El 7 de junio de 1929, cuando la hegemonía conservadora hacia aguas, luego de 44 años en el poder hubo movilización de los estudiantes en Bogotá. Por entonces, el presidente se debatía en su peor crisis, dado lo que había sucedido en la Costa. Los estudiantes de la Universidad Nacional organizaron la marcha de protesta contra la “rosca”, conformada por políticos, ministros, alcaldes que, con el apoyo del presidente, se caracterizaban por la “corrupción”, en otras palabras, por la apropiación de los fondos públicos, además del nepotismo. Cuando avanzaba la manifestación por el Palacio de la Carrera —hoy Palacio de Nariño— los estudiantes fueron hostigados por la policía. Luego, vino la ráfaga de fuego. Víctima de las balas oficiales cayó Gustavo Pérez Bravo, estudiante de cuarto año de derecho. El día siguiente, el cortejo fúnebre recorrió el “camellón central” hacia el Cementerio Central. La amargura de tal hecho se recuerda cada año. Así, el 8 y 9 de junio de 1954, en tiempos de Gustavo Rojas Pinilla, en la presidencia, el ejército disparó sobre los estudiantes, varios perecieron.

Sobre la refundación de la Universidad Nacional en Colombia.

Ernst Rothlisberger, docente desde 1886, describe la universidad, fundada por la ley orgánica de la reforma universitaria en 1867. La filosofía que se forjó: el positivismo. Las facultades con las cuales abrió la Universidad Nacional: Escuela de Literatura y Filosofía, la Escuela de Derecho o de Jurisprudencia, la Escuela de Ciencias Naturales y la Escuela de Medicina (No existía la Facultad de Teología, dado que los sacerdotes se formaban en los Seminarios.) “Así funcionaba la universidad. Víctimas más tarde, de la reacción que siguió a la revolución de 1885, fue “reorganizada” dentro de un espíritu muy diferente”.

Desde 1886, el radicalismo de los fundadores de la Universidad Nacional quedó a un lado, luego, la universidad se convirtió en una institución confesional, al servicio del partido de gobierno. En 1924, en el Mensaje de la juventud a los miembros de la Misión Pedagógica, se lee. “En primer término, hemos sentido un profundo desencanto al advertir que el más estricto sentido de los criterios profesionales ha negado toda amplitud a la Universidad Colombiana. No hallan campo en ella las ciencias sociales ni la preocupación filosófica”. Además, no hay autonomía en el nombramiento de los profesores; respecto a la elección de las directivas de la universidad, no interviene para nada la universidad, pues se depende del poder político. En el Segundo Congreso nacional de Estudiantes (1924) se pedía la redención de la universidad colombiana: “Las agitaciones rudimentarias que han surgido en el seno de esta universidad y en el mismo congreso que vosotros integráis, prueban cómo la juventud no ha podido encontrar en los altos institutos nacionales nada que colme ni sus anhelos, ni sus afanes, ni sus esperanzas”. Germán Arciniegas (1924) consideraba la reforma universitaria como un deber. “En su obra más íntima, los estudiantes deben dar una nueva “arquitectura” a la universidad…Hay que penetrar, y hacer dentro de cada estudiante, el proceso y la filosofía de la Universidad y llevarlo de la contemplación a la acción y hacerlo autor, darle autoridad y colocarlo en el demos frente a la democracia, esto es hacer del estudiante el estudiante". A la universidad le queda muy bien lo que dice su estatuto general sobre su razón de ser: “contribuir a la unidad nacional, en su condición de centro de vida intelectual y cultural, abierto a todas las corrientes de pensamiento y a todos los actores sociales, étnicos, regionales y locales”.

La gran depresión de 1930 puso fin a la sucesión de gobiernos conservadores. Llegó entonces el gobierno liberal, que orientó el país hacia la industrialización. Colombia comenzaba a dejar atrás el país rural. Bajo la presión de los hechos y el movimiento estudiantil, inspirado en los estudiantes de Córdoba se produjo la reforma universitaria. La ley 68 de 1935 reorganiza la Universidad Nacional, dado que hace posible la autonomía académica y administrativa, negada desde la Regeneración. La universidad establece los consejos directivos, profesionaliza al profesor universitario al erigir la dedicación exclusiva e, instituye los concursos para ser docente. También instaura el examen de admisión para los estudiantes.

Para el gobierno liberal, la autonomía de la universidad no era un problema. “La autonomía debía ser relativa y centrada en la libertad de cátedra, siendo la enseñanza un ámbito en el cual el Estado no intervendría. Sin embargo, en el ámbito del gobierno de la universidad, su autonomía absoluta era “imposible”: […] es cierto que la universidad necesita de una autonomía relativa que le permita vivir y crecer dentro de su propio ambiente y dentro de las circunstancias especialísimas de orden fiscal. “En materia de enseñanza, la educación humana es de importancia capital, y ni la inteligencia, ni la voluntad, ni la imaginación creadora, ni la preparación de maestros y discípulos son cosas sobre las cuales puede legislar el Congreso de la República”.

A partir de la Reforma de 1935 y en los sucesivos gobiernos, el tradicional esquema de profesiones compuesto de medicina, derecho e ingeniería fue ampliado a nuevas actividades técnicas y científicas. Se crearon entonces nuevas facultades: química, arquitectura, veterinaria, agronomía, economía, administración, filosofía, etc., a las cuales se agregaron algunos institutos de investigación como el de ciencias naturales. También hubo cambios en los métodos de enseñanza y, se elevó el nivel del contenido científico de la misma. Hubo estímulo por la investigación. La reforma de 1935 introdujo el profesorado de dedicación exclusiva, es decir el verdadero profesor de carrera.

La reforma de 1935 centralizó las facultades en un solo campus (antes eran una colección de escuelas distribuidas por toda la ciudad). Se compraron los terrenos donde funciona la Ciudad Universitaria. “Llegaron de Alemania, invitados por el gobierno nacional, el pedagogo Fritz Karsen, experto en asuntos universitarios, y el arquitecto Leopoldo Rother, quien ayudó a definir la estructura académica integral, sintetizada en un esquema general en forma de elipse”, la cual encierra el búho que irradia cada una de las cinco grandes divisiones académicas y sus respectivas dependencias”.

Por otra parte, a partir de 1935 se fundan universidades privadas: Pontificia Universidad Bolivariana, Universidad de los Andes (1948), Universidad Julio Arboleda (1984); también universidades públicas como Universidad del Atlántico (1940), Universidad Industrial de Santander (1948), etc

La universidad colombiana y la reconservatización del país

De 1946 a 1957 se buscó la “reconservatización del país”. Los avances de la República liberal (1930-1946) había que anularlos. Así, la Normal Superior fue clausurada (1951), acusada de ser la causante de la crisis nacional, promiscuidad y perversión de la juventud por la educación mixta y comunista del proyecto normalista de la República Liberal. Virginia Gutiérrez de Pineda manifestó que en: “El Siglo [periódico de propiedad del presidente Laureano Gómez] se escribía que nosotras éramos promiscuas solo porque en la Escuela Normal Superior hombres y mujeres estudiaban juntos”. En lugar de ello se dispuso la Universidad Pedagógica con sede en Tunja, bajo la rectoría del alemán Julius Sieber y, la Escuela Normal Pedagógica Femenina (Universidad Pedagógica), con sede en Bogotá, dirigida por Francisca Radke.

En 1945, se funda el Instituto de Filosofía, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. Según Rafael Gutiérrez Girardot: “El Instituto de Filosofía…sembró un germen que hubiera florecido si los destinos del país no hubieran seguido el viejo, retardatario y frívolo ritmo que restauró el doctor Laureano Gómez, quien restableció el supuesto tomismo sin percatarse, naturalmente, de que con ese dogmatismo le prestaba poco servicio a Tomás de Aquino. Esta restauración no solo interrumpió el proceso de asimilación de la filosofía contemporánea en Colombia, sino desfiguró y con ello destruyó el programa bastante unitario que habían trazado los fundadores del Instituto”.

En 1953, tuvo lugar el Congreso Nacional Universitario en Medellín, con impulso netamente católico. El evento alcanzó un fin político: la creación de la FUC, según los lineamientos de Laureano Gómez, enfocados a la formación del católico perfecto. “En una de sus primeras manifestaciones, la federación respaldo el servicio militar obligatorio”. Más, el 13 de junio de 1953 dio golpe militar Gustavo Rojas Pinilla. En el mundo universitario el escepticismo cundió acerca de las bondades democráticas de la presencia militar en el poder.

La universidad pública retrocedió y, durante el gobierno militar (1953-1957) fue intervenida y, prácticamente derogado el estatuto orgánico de 1935. A raíz de los asesinatos de estudiantes, acaecidos el 8 y 9 de junio de 1954, Rojas Pinilla llamó por teléfono al rector, de la Universidad Nacional, Abel Naranjo Villegas: “Dígame una cosa, doctor Naranjo; al fin ¿cuántas fueron las bajas del 8 y 9 de junio?". Naranjo Villegas respondió: "En el estricto sentido del vocablo, no hubo una sola baja, señor presidente. Bajas hay cuando se enfrentan dos contingentes armados para librar una batalla. Pero lo que hubo aquellos días fue, primero el asesinato de un estudiante inerme, y al día siguiente la masacre a mansalva de trece muchachos cuyas únicas armas eran los libros y banderas que portaban en su pacífica marcha hacia la casa presidencial”. Fue destituido el rector y, en lugar de él, se nombró a un militar.

A partir de los graves acontecimientos de 1954 se consolidó la FEC, que se opuso a Rojas y participó en las jornadas de mayo de 1957, con la caída del militar. Los estudiantes fortalecieron la FEC por encima de la FUC. Asumieron la postura de los estudiantes de Córdoba, en 1918. Establecieron la lucha por la autonomía académica, administrativa y financiera de la universidad, junto con las libertades universitarias: investigación, libertad de cátedra, y la orientación nacional de la universidad.

Fin de la violencia liberal-conservadora y el Frente Nacional

La creación del Frente Nacional (1958) origina el distanciamiento de los universitarios frente a los partidos liberal y conservador. A lo largo de la década del sesenta, uno de los temas fue la autonomía universitaria: el gobierno de las universidades, mediante órganos integrados por los estudiantes y profesores, dado que las universidades no se encontraban en manos de los docentes y de los alumnos, fueran academias oficiales, departamentales, privadas religiosas y privadas seculares.

En el año (1960) la intervención directa del Arzobispo de Popayán llevó a la destitución y nombramiento del rector de la Universidad del Cauca. No se puede olvidar que para ese entonces la Iglesia tenía un representante en las universidades oficiales, dada la vigencia del Concordato de 1887. La Iglesia supervisaba la educación en lo relativo a la fe y a la moral cristiana. En el año de 1961, los estudiantes de la Universidad de Antioquia pedían el cogobierno y, bien pronto la universidad fue militarizada. En 1962, los estudiantes de la Universidad Nacional se solidarizaron con la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja después de los abusos cometidos por la fuerza militar…

La Federación Universitaria Nacional (FUN) fue creada por 17 universidades (1963), y agrupó a diversas organizaciones. En el arco comprendido entre 1964-1969 “la politización (estimulada por la Revolución Cubana), la oposición al régimen durante los primeros años del Frente Nacional, así como las posiciones anti-imperialistas asumidas por el Movimiento Estudiantil” delimitaron el tipo de reivindicaciones que condujeron a la radicalización. La FUN apoyó las iniciativas de Camilo Torres Restrepo. La llegada de Carlos Lleras Restrepo a la presidencia llevó a la represión estudiantil. En agosto de 1966 es militarizada la ciudad de Medellín, por encontrarse la Universidad de Antioquia en huelga. Y, con el incidente del presidente y John D. Rockefeller, en la Universidad Nacional, (Bogotá) se disolvieron los organismos de representación estudiantil, y se dio fin a la extraterritorialidad de la U.

Una de las discrepancias se dio por la propuesta de reforma universitaria, el Plan Básico (1967), que buscaba ‘tecnificar’ la universidad, adecuándola a la esfera económica del país, arrinconando las humanidades y la cultura, pues “el pensamiento crítico no es importante en la educación para el crecimiento económico”. La reforma universitaria, que venía de fuera, de las universidades estadounidenses y, bajo la supervisión de organismos financieros norteamericanos, hizo que los estudiantes se revelasen contra la injerencia en la educación. Rechazaron tal intervención como forma de penetración imperialista.

Con el Frente Nacional la condición de un sector del estudiantado se radicalizó. Los grupos más activos del estudiantado consideraron que se debía caminar hacia el socialismo, para lo cual había que dejar el reformismo y convertirse en revolucionario. No es de extrañar que los estudiantes en torno a la lucha por la autonomía y el anti-imperialismo llegasen a la huelga a los paros, al enfrentamiento con la fuerza disponible…y al “cierre de universidades”. La continuidad de las manifestaciones, enfrentamientos, brotes de violencia de las luchas estudiantiles fueron perdiendo su atractivo y respaldo popular. Con ello el prestigio de las universidades oficiales decayó y, en el horizonte se fue configurando la conveniencia y el crecimiento de la universidad privada.

En el último período del Frente Nacional (1970-1974) el movimiento estudiantil entró en crisis en 1971, cuando intentó volver a la FUN. Una vez más está presente el Manifiesto de Córdoba (1918). en el movimiento estudiantil en los años setenta que ha luchado por la autonomía universitaria como forma de gobierno, cuestión que implica la independencia política y administrativa en relación con el Estado; libertad de cátedra e investigación; democratización de la educación mediante la gratuidad; participación de los estudiantes en los distintos órganos de dirección de la universidad: elección de los docentes través de concursos de oposición de carácter público.

Los años finales de los sesenta se irradiaron con el Mayo del 68. El movimiento estudiantil comenzó en marzo, en Nanterre, y poco a poco, se extendió por las calles de París en la alianza entre estudiantes, trabajadores. Además, la guerra de Vietnam, el asesinato del Che Guevara (1967), la revolución cubana, la Masacre de Tlatelolco (1968-México), la Conferencia de Medellín por parte del Celam, la Primavera de Praga y su represión crearon una atmósfera de lucha en todo el planeta.

El movimiento estudiantil enarbolaba (1971) el Programa Mínimo: Abolición en los Consejos Superiores universitarios los gremios y la Iglesia; cumplimiento del 15% del presupuesto mínimo de la educación para la universidad nacional; comisión de 3 estudiantes y 3 profesores y un representante del Ministerio de Educación para estudiar el carácter rector de la Universidad Nacional, liquidación del Icfes, financiación estatal y adecuada educación superior. Los estudiantes veían con preocupación los préstamos otorgados por instituciones internacionales, BID; buscaban investigación financiada exclusivamente por la nación; retiro definitivo y ruptura de la Fundación para Educación Superior de la Universidad del Valle; legalización del derecho a crear organizaciones gremiales de cualquier tipo.

El Programa Mínimo se erigía sobre la democratización de las estructuras de poder vía Consejos Superiores, la financiación estatal de la universidad pública, Propuesta de ley orgánica para las universidades, revisión de la acción de las agencias norteamericanas operantes en el país, demanda de destitución del rector de la Universidad del Valle y exigencia de la reapertura de Sociología en la Universidad Javeriana, supresión del Icfes.

La universidad hacia los años setenta del siglo y final del siglo XX

En medio de una manifestación en Cali, el 26 de febrero de 1971, murieron siete estudiantes, además de los heridos. Hubo toque de queda en Medellín el 3 de marzo. Manifestaciones en Manizales, Bucaramanga Bogotá, Medellín… Un muerto en Medellín y otro en Popayán.

Un proyecto de reforma universitaria referente a la autonomía se presentó (1971). El sistema quedaba centralizado de un Consejo Nacional Universitario. Los rectores seguían siendo nombrados por el Presidente de la República y los profesores serían clasificados como empleados públicos. Pero se continuó con la tendencia tecnócrata. El Ministro Luis Carlos Galán Sarmiento buscó dar más presencia a estudiantes y profesores y disminuir los elementos externos. Pero los estudiantes no aceptaron. Luego vendría el cogobierno. La protesta autodenominada Movimiento 4 de marzo. El inconformismo siguió (1973) y vino la expulsión de estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional. Cierre de universidades públicas, expulsión de estudiantes, ingreso de estudiantes a grupos guerrilleros.

El 6 de septiembre de 1978, se decretó el Estatuto de Seguridad Nacional, en el gobierno de Julio César Turbay Ayala, que afectó al movimiento estudiantil, “Su propósito es defender las instituciones democráticas, hoy asediadas por serios peligros, y defender a los asociados de toda clase de acechanzas para lograr una patria donde se viva en paz, sin sobresaltos, con toda clase de seguridades para la vida y el trabajo” En el gobierno de Julio César Turbay Ayala, permaneció en Estado de Sitio , militarización de la vida nacional, otorgamiento de funciones judiciales a las Fuerzas Militares, violación de los derechos humanos, principalmente referidos a detenciones masivas y arbitrarias, torturas…que padecieron muchos estudiantes.

El decreto 80 de 1980 promulgado en el gobierno de Turbay Ayala planteó: “Una reorganización de los saberes según la modalidad de la educación superior, se estableció la formación media profesional, la formación tecnológica, la universitaria y la formación avanzada. Y se definieron tipos de instituciones: intermedias, profesionales, técnicas y universitarias. Hubo reconocimiento a la importancia de generación de conocimientos, la adecuación de tecnologías y la educación permanente como objetivos de la educación superior; reconocimiento de la importancia de la investigación en la educación superior y de la pertinencia de ligar docencia e investigación (todavía no le extensión).

Además, se hace de la investigación el fundamento mismo de la educación superior (solo que para el desarrollo específico de la dimensión investigativa hubo que esperar a la Ley 30 de 1992); se logró una diferenciación entre disciplinas definidas por su perspectiva cognitiva y profesiones y su necesaria implicación instrumental, por lo cual se intentó conciliar la universidad napoleónica (profesiones) con la universidad humboldtiana (disciplinas).

Y al final, en términos de gestión de procesos y de políticas públicas se reestructuró el Instituto Colombiano de Educación Superior (Icfes) y se dio una valoración al fomento de la ciencia y la tecnología. En términos de gestión administrativa se definieron claramente las funciones del Rector y de los Consejos Superiores Universitarios como respuesta a la democratización del Programa Mínimo”.

Desfinanciación de la universidad, el Movimiento estudiantil, MANE

A partir del año 2000 comienza la desfinanciación de la universidad pública. El Estado insiste en aumentar la cobertura de las universidades, sin reconocer lo dineros adicionales para el cubrimiento de la demanda educativa. La Misión de los Sabios, en 1994 mostró cómo en Colombia el número de investigadores y científicos es bajo. La educación avanzada se volvió prioritaria. Otro componente fue la oleada de la acreditación. El referente de la calidad se vuelve un tema central en las universidades que, no obtenerla se convierte en la no fiabilidad, en otros términos, la pérdida de confianza en las dinámicas de una institución de o de un programa.

Se añade el proceso de la lógica mercantil, llamada por Renán Vega, la universidad de la ignorancia, pues la universidad se ha convertido en una “fábrica de diplomas”. No interesa entonces el conocimiento, que se rige por la lentitud propia de la reflexión y del pensamiento, sino que predomina la razón instrumental de la productividad académica cuantitativa que todo lo mide y lo reduce a cifras. A su vez la universidad se transforma en una casta de burócratas e investigadores encaminadas a la lógica mercantil, la competencia que se manifiesta en las revistas indexadas y clasificadas. Se cae en una universidad anti-ilustrada ceñida a la lógica mercantil. A lo que se debe añadir la tendencia tradicional a la endogamia, el nepotismo, donde los concursos y convocatoria de profesores se caracterizan porque se hacen para elegir al ya elegido.

La transformación de la educación superior en “mercancía educativa” es un objetivo y horizonte para entender la globalización. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (Gats), en 2000, trazó el camino:

1) Las ofertas transfronterizas (consiste en la provisión transnacional del servicio sin que haya movimiento físico del consumidor).

2) El consumo en el extranjero (consiste en la provisión del servicio través del movimiento transnacional del consumidor).

3) Presencia comercial (consiste en que el productor privado de educación superior establece sucursales en el extranjero con el fin de vender sus servicios).

4) Presencia de personal (consiste en la deslocalización temporal en el extranjero de proveedores de servicios en determinados países, sean ellos profesionales o investigadores).

El proyecto de reforma de ley 112 de 2011, presentado por el gobierno pretendió formar un hombre pragmático y empresarial, es decir la universidad al servicio de la empresa y del capital privado. Frente a esto los estudiantes de las 32 universidades públicas y de universidades privadas, iniciaron el movimiento para que se retirara el proyecto de ley del Congreso de la República, por ser inconsulto y, porque sigue en el camino de la privatización, que consiste en que las universidades públicas se acojan a la lógica de los negocios. La autonomía, la financiación de la universidad y los derechos pecuniarios de los estudiantes fueron el caballito de batalla. Frente a la propuesta de reforma del gobierno, el estudiantado se organizó, quizá como una nostalgia de los hechos de 1971 y del Programa Mínimo, en La Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE). Mientras el gobierno pretende convertir a la educación en una empresa con ánimo de lucro, alianza público-privada.

Frente a la propuesta de la MANE, la propuesta del Ser Pilo Paga

Los estudiantes bosquejaron un camino diferente: “Nuestro objetivo es que, a diferencia de la anterior iniciativa que desconoció a la gran mayoría de estamentos de las instituciones de educación superior, así como a los sectores sociales del país, podamos desarrollar una propuesta que nos represente e involucre de manera seria y responsable. Ese es el propósito central del movimiento estudiantil colombiano que se expresa hoy en la MANE, su mayor referente de unidad política”. Los estudios universitarios no pueden concebirse como un negocio, cuyo objetivo sea s obtener un título mercantil; tampoco en que el estudiante al terminar los estudios se encuentre “endeudado”, mucho más es un espacio donde las oportunidades laborales no son factibles.

Y, como no se llevó a cabo la reforma de la educación superior, tal como la había planteado el proyecto del gobierno, entonces se elaboró el proyecto Ser Pilo Paga, (2015) según el cual al estudiante “se le da un crédito condonable, para que estudie en una institución de Educación Superior acreditada en alta calidad o en proceso de renovación”. Cuestión grave ya que la mayoría de las universidades públicas no llegan a estar dentro de la excelencia, dado que no existen las condiciones para que las universidades públicas se caractericen por su excelencia. Así, con el cuento de la “libertad” del estudiante, para estudiar en la universidad que desee, dio paso a que el Estado invierte la mayoría de los recursos públicos en la educación privada". La contrapropuesta es que el programa Ser Pilo paga debe reformarse, es decir, que se permita que los estudiantes con altos desempeños académicos puedan escoger las universidades en las que quieran estudiar, siempre y cuando sean públicas. El Programa ser Pilo Paga ha generado la transferencia masiva de recursos del sector público al sector privado, además su cobertura es mínima.

A modo de conclusión. Problemas actuales

Si se cierne, a través del tamiz de la historia, desde el movimiento de Córdoba (1918) que miraba la universidad como una universidad profesionalizante de castas y sin contacto con la realidad, emergen a través del tiempo puntos problemáticos de los centros de educación superior, en la atmósfera de la globalización, de las revoluciones tecnológicas, y de agotamiento de recursos. La autonomía es un tema que ha permanecido desde el movimiento de los estudiantes de Córdoba, tema que tiene su asiento en las universidades públicas, dado que las universidades confesionales, privadas, o aristócratas no están interesadas en que los estudiantes estén en la dirección de esas instituciones. Las condiciones de la reforma señalaban los puntos críticos de la autonomía administrativa, financiera y pedagógica. Es significativo en las universidades públicas la pasividad del estudiantado frente a la dirección de la universidad, con ello el abandono del claustro, dado que. existe la mentalidad que a la universidad se va a conseguir un título que, haga posible conseguir un trabajo.

A su vez, en el caso de las universidades públicas, bien de la nación, de los departamentos, departamentales, distritales o de los municipios no han logrado establecer, ni están interesadas, en establecer la red universitaria, que haga posible la movilidad de estudiantes, profesores, etc. Tampoco se puede olvidar el ahogo presupuestal al que están sometidas las universidades públicas. Es significativo también lo que sucede con las cátedras, dado que ser profesor universitario no hay mayor exigencia. En cuanto al conocimiento, es necesaria la formación de científicos dadas las realidades del trópico. A su vez, se necesita la formación de científicos sociales que establezcan las relaciones del individuo, la sociedad civil y el Estado.

Hay que decir que la mayoría de las universidades forman profesionales. Es cierto que hay interés por la trasmisión del conocimiento, pero no hay interés en la creación del mismo, como tampoco en enseñar a pensar. Continúa el divorcio existe entre la realidad social y la universidad. Por último, la competencia entre la universidad pública y la universidad privada señala cÓmo no hay educación de calidad. La universidad estatal se ve continuamente cuestionada por la politización, hecho que no ocurre en la universidad privada. Suele decirse que la universidad pública forma “trabajadores”, mientras que la universidad privada forma “dirigentes”. No se puede olvidar que la esencia de la universidad privada es el particularismo, en otras palabras, la ideología según la cual lo esencial en la sociedad es pertenecer a determinada clase que permita pagar una matrícula alta.

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