Los seguidores del candidato presidencial de la Coalición Centro Esperanza –COCES–, Sergio Fajardo, deben sentirse orgullosos de la forma gallarda como ha realizado su campaña electoral. Fajardo no cede sus principios y valores a pesar de los ofrecimientos de honores y dádivas de otras banderías.
Se mantiene erguido ante la campaña rastrera que desde un principio le infundieron. Valiéndose de algunas instituciones del Estado quisieron, mediante procesos judiciales, sacarlo de la carrera presidencial. Hasta el momento ha salido avante en todos y cada uno de ellos. Pero quedó el desgaste del infundio que replican incesantemente los grandes medios de comunicación proclives al continuismo neoliberal, incluyendo varias dudosas encuestas de opinión, favoreciendo claramente las campañas de Fico y de Petro.
Fajardo no cedió sus principios ante la arremetida del petrismo, que hizo esfuerzos ingentes por desbaratarlo, pues tiene claro que es el profesor quien lo puede derrotar. De ahí que pretendieron sonsacar y resquebrajar los partidos y movimientos que hacen parte de la COCES, especialmente al partido Alianza Verde, una base natural de la alianza.
También por ello lo “molieron” los medios y los denominados analistas políticos. Pero el fuego interno en la COCES y la manera como Íngrid Betancourt manejó la contradicción con Alejandro Gaviria fue otro duro golpe que utilizaron para darle otra muenda. Fajardo sin embargo ganó la consulta presidencial con firmeza, demostrando su recio carácter para defender sus principios de Centro que buscan cambiar los destinos del país.
El profesor supo escoger un gran candidato vicepresidencial, Luis Gilberto Murillo, quien es un dechado de virtudes y hombre de convicciones incluyentes, que salió de la nada y hoy es uno de los colombianos a mostrar por el mundo.
La dupla recibe golpes por todas partes: para los petristas, que tienen una bodega de energúmenos, quien no esté con ellos es un traidor, bandido, hp –son los mínimos insultos–. Pero también vienen de los otros bandos. Es que al árbol que produce buenos frutos es al que le tiran piedras, y literalmente las vallas y los carros que cargan la publicidad de Fajardo Presidente han sido víctimas de una campaña de vandalismo sistemática y organizada.
No le perdonan que deje claro que el país necesita un liderazgo sin extremos, que han demostrado ser muy dañinos. Sin embargo, tanto Fico como Petro, que buscan polarizar más este país, se encuentran unidos por su defensa a ultranza de la OCDE, esa herramienta de dominación que está al servicio del capital financiero transnacional.
El 29 de este mes los colombianos decidirán si quieren cambiar el modelo neoliberal que les impusieron desde 1989, con el Consenso de Washington, dejando su aparato productivo arrasado, un ejército de desempleados y empleo informal o rebuscadores.
Ni Petro ni Fico pueden cambiar ese modelo porque están atados a la OCDE; es su compromiso con los gringos, de ahí que estén haciendo campaña llenos de garantías y de lujos. Fajardo, el profesor, es el único que puede garantizar un cambio real de la estructura política de este país, que está harto de presidentes borrachos y hasta “traquetos”, pero dóciles ante el capital financiero transnacional. ¡El profesor es la mejor opción para la nación!