La alianza de la empresa britanica BAC (British Aircrafts Corp) con la francesa Aeroespatiale marcaron la historia de los cielos para siempre. Era la decada de los 70 y el mundo deleitaba sus ojos con un avión supersónico, capaz de cruzar el atlántico en menos de cuatro horas. En sus inicios, la empresa fabricante del Concorde tenía alrededor de 70 pedidos, pero fue la crisis petrolera, los problemas medioambientales, y las preocupaciones por el ruido del avión, los que pusieron en duda la viabilidad de este eterno gigante. Al final, solo se entregaron 14 unidades, siete a British Airways, y siete a Air France. Los altos costos operativos lo hacían poco atractivo para las aerolíneas. De hecho, empresas como Boeing, tenía un proyecto para un avión supersónico, el cual fue descartado por su precio.
Colombia recibió el avión supersonico Concorde en dos ocasiones en la ciudad de Bogotá. El 26 de octubre de 1974 en un vuelo de ensayo y en octubre de 1975 de manera comercial
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— Historia de Colombia (@colombia_hist) April 1, 2020
Además, el auge del Boeing 747, la reina de los cielos, era irreductible y arrazaba con el mercado. El Concorde fue un icono de lujo. Los costos de los boletos para los pasajeros, rondaban entre los 6,500 y 8,000 euros, haciéndolos poco accesibles para la mayoría de la población. Durante su historia, fue operado por British Airways, Air France, Braniff International Airlines y Singapore Airlines en ciertas rutas, conquistando el cielo de todo el mundo. Además de conectar Norteamérica con Europa, el Concorde también aterrizó en varios países de América Latina, entre ellos México, Venezuela y en una oportunidad en el año 74, los aficionados colombianos pudieron apreciar solo por una tarde la visita del Concorde en el Dorado. Para sorpresa de muchos, dos años después, Air France voló nuevamente a Bogotá con el Concorde en un intento por despertar el antojo de los viajeros colombianos interesados en volar a Paris en 6 horas, pero fue infructuosa debido a los altos costos.
Fue en el año 2000, que sucedió el fatídico accidente en el aeropuerto Charles de Gaulle, en Paris, en el que murieron 113 personas, que le cortó las alas de vuelo al Concorde. Nada pudo borrar la desconfianza colectiva sobre la aeronave que vivía del prestigio. Hoy, los aviones Concorde que quedan adornan los aeropuerto más importantes del mundo como el de Londres, Los Angeles y el de Paris. Pero su recuerdo vive en las postales de este y en los corazones de nosotros, los aficionados.