El eslogan institucional de la Universidad de Antioquia reza “Espíritu crítico y compromiso social”. La segunda universidad pública del país se ha caracterizado a lo largo de su historia por formar profesionales con un alto compromiso social. Por eso, en momentos donde se discuten las profundas implicaciones que traerá consigo la reglamentación al Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET), en los baños y pasillos de la universidad, se encuentran sendos carteles alusivos a los posibles impactos de esa reforma. A todas estas, ¿Qué es eso de la educación terciaria?, ¿Realmente amenaza a la universidad pública?, ¿Se implementará vía Fast track? Son preguntas que actualmente toda la comunidad universitaria del país se está haciendo. No es algo menor porque de darse la reglamentación al SNET el modelo de educación superior tal como lo conocemos pasará a la historia. Sin lugar a dudas será la reforma más profunda, radical y revolucionaria al modelo de educación superior que se haya dado en la historia del país.
Inicialmente es importante considerar que el SNET ya es una realidad. Las manifestaciones de 2011 (último hito del movimiento estudiantil) frenaron una reforma a la ley 30 del 92 que un par de años después, cuando la marea de la inconformidad ya había bajado, el congreso aprobó en el artículo 58 de la ley 1753 de 2015 (Plan Nacional de Desarrollo) relativo a los Sistemas Nacionales de Educación y que creó el Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET), el Sistema Nacional de Calidad de la Educación Terciaria (SISNACET), el Marco Nacional de Cualificaciones (MNC) y el Sistema Nacional de Acumulación y Transferencia de Créditos (SNATC). Artículo reforzado por el “Acuerdo por lo superior 2034” como la principal política pública en educación superior para los próximos 20 años. Silenciosamente se cimentó la base de la transformación del modelo de educación superior en el país. ¿Dónde estaban los estudiantes inconformes que en 2011 paralizaron el país?. Nadie sabe porque ese artículo fue aprobado ante la absoluta indiferencia de las universidades.
El fallido proyecto de decreto que hace algunas semanas socializó el gobierno y que buscaba reglamentar en uso de facultades extraordinarias (según artículo 2 del Acto legislativo 01 de 2016 y que no es lo mismo que el Fast Track) da ciertas luces de hacia dónde apunta la reforma. Lo que sí está claro es que Santos no puede reglamentar el SNET en uso de esas facultades pues con la reciente sentencia de la Corte Constitucional que tumbó uno de esos decretos quedó claro que las facultades extraordinarias solo podrán ser usadas para implementar aspectos estrictamente presentes en el Acuerdo. Vale la pena recordarle al “Juanpa” que en el Acuerdo Final la palabra terciaria aparece solo dos veces y eso para referenciar vías terciarias. En ningún momento se acordó en La Habana replantear el modelo de educación superior. Sin embargo, el país está en mora de la reglamentación de los Sistemas Nacionales de Educación y esto solo se podrá hacer vía decreto. ¿Por qué no se ha hecho? Tal vez por evitar el costo político tal alto que implicaría esa reforma. Pero a estas alturas de su gobierno y con los índices de popularidad por los suelos, ¿Santos tiene algo qué perder?
En ese sentido, el decreto desechado pero cuyo contenido ilustra la reglamentación a grandes rasgos establece: Creación de un modelo compuesto por dos pilares -Educación universitaria (básicas y aplicadas) y -Formación profesional terciaria (alto componente práctico orientado a ocupaciones especificas en el mercado laboral). En el primer pilar se encontrarían los títulos que otorgan calificación como profesional, especialista, magister o doctor y en el segundo los relativos a técnico profesional, tecnólogo, especializaciones técnicas y/o tecnológicas y la denominada “maestría técnica”. Asimismo, se planeta que la formación Profesional (educación técnica) estaría integrada por la Formación Profesional Inicial (educación para el trabajo y el desarrollo humano) y la Formación Profesional Terciaria que crea la maestría técnica a cargo de Instituciones de Educación Superior y el SENA. Finalmente, se diseñaría un mecanismo de aseguramiento de calidad exclusivamente para este pilar a cargo del SISNACET. Esto solo es una breve descripción del SNET sin considerar ampliamente el SISNACET, el MNC , el SNATC y la denominada “maestría técnica”. Como se puede ver es un diseño amplio, estructural y muy complejo.
Por este motivo es importante socializar con todos los actores involucrados y no tomar una determinación unilateral e inconsulta que solo atentaría contra el principio democrático del diálogo. En la Universidad de Antioquia ya se están dando las primeras expresiones que invitan a la discusión. Todas las universidades del país, públicas y privadas, se deberían sumar a ese gran debate nacional. Está en juego un nuevo paradigma en la educación superior colombiana. El compromiso social más que un eslogan institucional es una invitación a apropiarse de lo que es de todos, la educación.