Walt Kelly, creador de la tira cómica Pogo, fue un caricaturista estadounidense que usó su viñeta como vehículo para expresar su punto de vista político, social, liberal y humanístico. Posiblemente la expresión más famosa de toda la obra de Kelly es cuando Pogo el marsupio intentaba declararle la guerra a la contaminación: "Hemos encontrado al enemigo y somos nosotros"("We have met the enemy and he is us").
El anterior relato se trae a colación para ilustrar el reto que enfrenta el gobierno que tradicionalmente, para obtener el grueso de los recursos, pone sus esfuerzos recaudadores en dos sectores: los ‘grandes contribuyentes’ y los asalariados. Adicionalmente el gobierno pretende utilizar el recaudo fiscal como un medio redistributivo del ingreso. En el presente artículo se va a analizar como la combinación de ambas políticas lo que han logrado es multiplicar la informalidad y limitar el recaudo tributario a un porcentaje bastante pequeño del Producto Interno Bruto (14%). Dicho de otra manera, como señalaría Pogo el marsupio, el gobierno ha encontrado al enemigo y ese enemigo es él mismo.
Cuando el gobierno se dio cuenta
que ni las grandes empresas, ni los asalariados resistían más impuestos, se enfocó en poner a tributar a las pequeñas y medianas empresas
Cuando se dio cuenta el gobierno que ya ni las grandes empresas, ni los asalariados resistían más impuestos, enfocó sus esfuerzos a poner a tributar a las pequeñas y medianas empresas, tratando simultáneamente de disminuir la gigantesca informalidad laboral y empresarial que prima en Colombia, donde solo el 12 % de empresas pagan impuesto de renta. Según un reciente informe de la Andi, “cuando de impuestos se trata, la informalidad campea y se suma a la evasión para hacer un hueco gigantesco. En el caso de las empresas que declaran renta, solo 167.582 (el 45 %) resultan con una cifra por pagar; en otras palabras, solo una de cada ocho del total del negocios paga impuestos sobre su renta. El resto, o salen ganando con saldo a favor (24 %), o su pago resulta ser cero (30,8 %).” En pocas palabras, la labor de la Dian en incrementar el número de empresas que efectivamente tributan ha sido bastante deficiente.
Y una de las razones por las cuales cada vez más empresas y personas pasan a la informalidad es que tanto el sistema tributario colombiano como las declaraciones de renta son enormemente complicadas y confusas. Y buena parte del complique se debe a que el recaudo de impuestos pretende ser, en vez de una mecanismo de recaudo, una herramienta de distribución del ingreso. El Estado exige que los impuestos sean progresivos y entre más ingresos tenga una persona jurídica o natural, mayor debe ser el nivel de tributación. Para el autor de esta nota, dicha fórmula es equivocada: el camino para lograr una mejor distribución del ingreso es el uso eficiente, honesto, y focalizado de los recursos obtenidos. El Estado, con los recursos que recauda le debe brindar apoyo a aquellos que no tienen acceso a vivienda, educación ni a salud. Esa es la verdadera función de un Estado moderno. La redistribución del ingreso, por medio de tarifas diferenciales y todo tipo de exenciones tributarias, lo que hace es abrir un enorme hueco —para eludir el pago de sus impuestos— por el que se cuelan buena parte de los contribuyentes.
Si realmente se pretende aumentar el recaudo fiscal del 14 % del PIB al 24 %, es indispensable aumentar el universo de empresas y personas que tributan. Y para aumentar el número de personas y empresas que tributan es indispensable reducir la informalidad. Y para reducir la informalidad no hay fórmula distinta que simplificar el estatuto tributario y la declaración de renta la manera al igual que levantar la lupa sobre los asalariados. De no hacerse, seguiremos siendo unos de los países con mayor nivel de empresas y personas en la economía informal y menor recaudo tributario en relación al PIB.