El notable avance de las fuerzas alternativas en la pasada contienda electoral por la presidencia se contrasta con la consolidación del proyecto político de la extrema derecha. Álvaro Uribe Vélez se ha hecho a una fuerza parlamentaria importante y logró poner presidente de su riñón, que, a diferencia de Santos en su oportunidad, es un “incondicional” producto de la maquinaria y el desarrollo político del Centro Democrático. Por lo que desde ya veo poco probable la esperanzadora traición que algunos vaticinan, sobre todo por los diversos mensajes que desde ya está enviando el uribismo.
Lo anterior, si bien es muy significativo no es novedoso, pues en las elecciones de 2014 ya se podía observar la fuerza de ese sector político, que ahora, con presidencia a bordo se aplicará enérgicamente a las elecciones locales que en 2015 le fueran adversas.
Así las cosas, tenemos tres escenarios importantes en el panorama político que repercuten directamente en el quehacer de Sintraemcali:
- La agenda laboral y antisindical del uribismo
- El plan del uribismo para Emcali
- La disputa por la alcaldía de Cali
Todos conocemos las ejecutorias del uribismo en materia laboral y antisindical, que en la actualidad se potencian con hechos graves como el ingreso de Colombia a la Ocde y las exigencias que en materia pensional y flexibilización del salario mínimo impone ese organismo, que acompañado del discurso del sindicalismo propositivo y contratos sindicales, pone al movimiento sindical en estado de máxima alerta y en la tarea urgente de constituir una amplia agenda de lucha y movilización que enfrente las medidas regresivas que se aproximan. Casos como el de la persecución política de la que vienen siendo víctimas los trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), alertan sobre las reales intenciones del uribismo y sus aliados.
La agenda antisindical y privatizadora del Centro Democrático tiene un acento especial cuando se posa la lupa sobre Emcali. Uribe ha sido quizá el presidente más agresivo con Emcali en la historia: intervino la Empresa con fines liquidatorios, atacó sin tregua las conquistas laborales, implantó una política de terror en gestión humana, profundizó la desadministración en la empresa, despidió sin tregua dirigentes y activistas sindicales, impulsó la operación Dragon, afectó las finanzas de la compañía, la distanció de los usuarios, y un largo etc., que bien conocemos los trabajadores de Emcali.
De allí que la preocupación de diversos compañeros no sea trivial, pues si bien es cierto que en la actualidad no hay razones financieras, técnicas o jurídicas que sustenten una intervención de la nación en Emcali, la sombra de lo que sabe hacer el uribismo con el poder nos invita a contemplar seriamente esa posibilidad y a prepararnos para combatirla a fondo.
En clave de esa preparación y confrontación con el uribismo es que Sintraemcali debe observar el panorama de las elecciones locales de 2019 como uno estratégico en la pugna por la sostenibilidad del plan de recuperación y fortalecimiento empresarial que ha defendido en contraposición de la privatización, que seguramente querrá impulsar el uribismo.
Desde ya Sintraemcali debe trazar un plan de lucha que incluya la discusión política colectiva con sus bases; el fortalecimiento de su estructura y presencia en los puestos de trabajos; la concreción del incremento de la planta de personal; el fortalecimiento del componente de telecomunicaciones; el diálogo intersindical; el ejercicio comunitario; y la vinculación como actor principal y con voz propia a la discusión política de los sectores alternativos que vencimos a Duque en Cali en la segunda vuelta presidencial, en donde sin duda habrá que incluir a Emcali publica y multiservicios como pilar del programa de una candidatura alternativa a la alcaldía de Cali.
