No hay mucho que decir bajo el mismo sol que ha sido testigo inexorable de la mala suerte con la que han contado estos territorios (con su gente incluida) de la sabana del Caribe nuestro, en medio del departamento de Sucre y uno, Sincelejo, la capital y el otro, Corozal, la segunda ciudad, separados entre ellos por menos de 10 kilómetros.
Sincelejo y Corozal son dos pueblos jóvenes administrados por viejas costumbres y retorcidas prácticas que nos condenan a la atemporalidad de los cambios necesarios.
Sociedades desesperadas por su misma indiferencia y que ni siquiera frente a su propia e inminente tragedia, son capaces de reaccionar con una intención deliberada de cambios.
Hasta ahora que sucede algo evidente.
Desde hace más de tres años se embarcaron en una chispa de lucidez y con Findeter (un ente estatal de financiamiento) y el BID (un ente internacional de financiamiento), parieron un Plan de Acción de territorio sostenible para los próximos 30 años con un costo cercano al billón de pesos en programas y proyectos que requieren una lenta digestión de cocodrilo resignado a su próxima y lejana comida.
¿Tienen derecho a soñar los territorios “de malas” como los nuestros?
Creo que sí. Creo que no.
El sueño se llama "Ciudades sostenibles" y los que están soñando son algo más de 350.000 almas en teoría, bajo un liderazgo incierto y dudoso por parte de la dirigencia de Sincelejo y Corozal, y además, con débil acompañamiento de la ciudadanía.
¿Se puede vender a Sincelejo y Corozal como "Ciudades Sostenibles"?
Más que vender sería posicionar en el imaginario colectivo con un procesamiento político en la mayoría de los sincelejanos y corozaleros. Que les duela la suerte del territorio y que seamos capaces de incorporar en el ADN de sus ciudadanos como premisa básica para tomar decisiones electorales en por lo menos siete periodos de gobierno local.
Defender y mantener el acuífero de Morroa
para que el agua no se la beba el crecimiento desordenado y el cambio climático,
es un desafío transversal que moja a todo el Plan de Acción
Por ejemplo, defender y mantener el acuífero de Morroa para que el agua no se la beba el crecimiento desordenado y el cambio climático, es un desafío transversal que moja a todo el Plan de Acción.
Otro ejemplo, reducir la desigualdad en el ingreso en los dos territorios con fuertes bases productivas y alta dinámica de la movilidad social con la educación suficiente en la población.
Un ejercicio supraterritorial interesante y que ojalá pegue tanto para bien de generaciones que parecen condenadas a la soledad centenaria que la literatura promete.
Los territorios de Sincelejo y Corozal pueden ser una cometa que remonta los cielos de un esquivo progreso sí y sólo sí ocurran ciertas y precisas cosas: primero, un buen diseño (el plan está concebido con sus limitaciones y todo); segundo, la inteligencia en la conducción del territorio (liderazgo desde lo público); tercero, el pensamiento y la acción de los sectores privados y de la sociedad civil (el aporte del compromiso) y cuarto, un buen viento que sea capaz de llevar a la cometa a mejores lugares.
Coda: los alcaldes Jacobo y Andrés pronto serán olvidados, ojalá que 30 años después alguien se acuerde de ellos.
