Tras un año del crimen contra Yuliana Samboní, de 7 años, aparece otro caso con los mismos patrones: secuestro, tortura, violación y asesinato. Se trata de Danna Cervantes Arrieta, de 12 años de edad, quien el sábado 2 de diciembre desapareció luego de salir de sus clases sabatinas de inglés.
No se supo más de ella hasta cinco días después cuando fue hallada muerta, en estado de descomposición, a las afueras de la ciudad de Sincelejo.
El presunto agresor de Danna ya fue capturado, al igual que el de Yuliana y muchos otros, ya hay una marcha convocada en rechazo y los gobernantes locales ya se pronunciaron. Parece algo casi que mecánico: captura, marcha y rechazo verbal a cada caso de feminicidio. Pero, después de esto nada pasa, a las personas se les olvida y vuelve a ocurrir otro caso con los mismos patrones.
Quizás, no debemos esperar a que ocurra una tragedia para hablar. Quizás, la cárcel no sea castigo suficiente. Quizás, la cárcel se pudiera evitar si existiera amor en todos los corazones. Quizás, las feministas, que llamamos locas, tengan razón cuando dicen que se necesita una educación que promueva la equidad entre hombres y mujeres, de esta forma seres dejarán el delirio de superioridad que los hace sentirse dueños de sus semejantes. Quizás, todos debamos ponernos la misma camiseta…