Después del anuncio oficial del Parlamento Europeo, que aprobó eliminar la visa Schengen para viajes cortos de ciudadanos colombianos, son muchos los connacionales que han empezado a “programar” sus viajes al viejo continente. La mayoría de compatriotas han expresado su, desbordada, felicidad pues ya no habrá impedimentos para conocer Paris, Roma o Berlín. A continuación, presento una serie de razones por las cuales para mí, no es una noticia que resulte “trascendental” para el desarrollo del país. De hecho, no celebro en lo absoluto este “triunfo” de nuestro país.
Primero: Que dos o tres personas más puedan viajar a Europa, a gastar el dinero trabajado en nuestro país, no me resulta algo tan rutilante. Teniendo en cuenta nuestro salario mínimo, un colombiano (promedio) debería ahorrar prácticamente los ingresos de 6 meses, para poder pagar al menos el tiquete aéreo. La estadía en Europa, no creo que vaya a estar incluida con la visa, así que tendrán que alistar otra suma importante de billetes de 50 mil pesos, para que puedan llegar a tener en sus manos uno de los lilas de 500 Euros. En suma, les va a tocar “endeudarse” más de un año, para que pasen unas horas caminando por La Rue Mouffetard o por Oranienstraße. ¿Por qué no mejor irnos a gastar ese dinero, ganado tan sufridamente, en San Andrés, Cartagena, Boyacá, el eje cafetero o los llanos orientales? Claro, esos lugares no son tan llamativos para nosotros, porque como todo lo bueno está pasando el océano. Personalmente, nunca vi la visa como un impedimento. Los pobres (por la situación de inequidad en la que vivimos) nunca van a poder salir del país y los ricos, quienes si pueden hacerlo, no tiene problemas para que la visa fuera aprobada.
Segundo: Yo tengo otro tipo de prioridades. No pienso celebrar esto, mientras es una odisea ir a la Universidad o mientras niños de mi país tomen clases en condiciones precarias. Cuando Pablito, Marianita y Oscar puedan elegir si ser médicos, arquitectos o abogados, y no tengan que empezar a trabajar vendiendo calcomanías en los autobuses, ese día si están todos invitados a mi casa. Abriré champagne y vamos a celebrar ese importante acontecimiento. Por lo pronto no.
Tercero: Otro día que también abriré champagne, será cuando por fin la salud en nuestro país sea pública, gratuita y de calidad. El día que a un anciano de 80 años no lo dejen tirado en una camilla, por horas, porque no tiene EPS o el hospital no tiene capacidad. El día que un médico no recete Ibuprofeno 400 mg (porque no puede dar nada más) o que el tiempo de espera de una cita con un ortopedista no sea de 3 meses. Ese día, hasta caviar podremos comer.
Cuarto: ¿Celebramos por no tener visa, para la Comunidad Europea? ¿Por qué no mejor guardamos energías, para celebrar cuando no haya niños mutilados en el país? ¿Si esperamos para celebrar el día que los violadores de niños sigan caminando libres por las calles del país? ¿No sería mejor celebrar el día que no haya más ataques con acido contra mujeres en Colombia? Claro, muchos de ustedes dirán “Una cosa no tiene nada que ver con la otra”, pero ya que hablamos de celebraciones, prefiero “celebrar” cuando esos días lleguen.
Quinto: Si en algún momento, de la historia del país, llegamos a dejar de elegir políticos corruptos que no aportan, en nada, al desarrollo del país y que firman contratos millonarios, para los amigos, ese día vamos a celebrar. Si algún día, los nuevos políticos del país, dejan de pensar en entrar a este mundo por el dinero y por seguir con maquinarias de “caciques electorales”, ese día cuenten conmigo en la celebración.
A modo de conclusión, quiero que pensemos en cuales son y cuáles deberían ser nuestras prioridades como nación. Con viajar a Ámsterdam, Bruselas u Oslo, probablemente no aportemos mucho a los problemas, serios, que tiene el país. Claramente, muchos serán los beneficiados y me alegro mucho por esas personas, que toda la vida han soñado con ir (sin importar la razón) a conocer tierras europeas, pero estoy seguro que son una minoría en el pais. A ellos, les digo que lo aprovechen. A los maleantes, que solamente piensan viajar y quedarse en la ilegalidad (en Europa o cualquier parte del mundo), me gustaría decirles que NO dañen la imagen de Colombia estando afuera. Cuando las prioridades sean colectivas y no individuales, seguramente, avanzaremos como un pueblo que lo merece. ¡Ah! Se me olvidaba. A esos colombianos, que se han pasado años riéndose del vecino (Peru), les tengo que recordar que a los dos países, nos están dando este “privilegio” al tiempo. Simplemente, lo llevo a colación para que tengamos los pies en la tierra, pero los sueños en la atmosfera.
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