“La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece” Jorge Luis Borges
Los resultados electorales del domingo pasado nos proporcionaron a muchos un sin sabor en el alma; contentos nos dejaron a quienes veníamos sosteniendo que Uribe y su combo ya no ocupan un lugar privilegiado en el corazón de los colombianos. Ojalá el señor expresidente, a quien no se le ha escuchado pronunciamiento alguno en estos días poselecciones, (como tampoco al señor Duque) tenga la capacidad de interpretar lo que le manifestaron las urnas. Los colombianos no queremos más de lo mismo.
Sus copartidarios del Centro Democrático encabezados por José Obdulio Gaviria quien anunció haber resultado ganador con el Ingeniero Rodolfo Hernández, y las senadoras Valencia y Cabal, con sus efusivas voces de congratulación, preparan el terreno para que los uribistas entren a las toldas del movimiento del candidato santandereano.
Para una democracia es triste ver el pobre desempeño de sus partidos políticos. No significan casi nada. No hay debate de ideas, solo maquinaria; casi todo el establecimiento político acompañaba la candidatura de Federico Gutiérrez: el Centro Democrático partido de gobierno, Cambio Radical, la U, el expresidente Gaviria y los restos del maltrecho Partido Liberal, los conservadores…y la verdad es que fracasaron. Les ganó “Tiktok”. Seguramente alegra comprobar que cada vez son más los colombianos que votan sin los amarres de los gamonales y de los jefes políticos, pero muy lamentable descubrir que su mayor fuente de información sea las redes.
La Coalición Centro Esperanza que tenia indiscutiblemente el mejor programa, una dupla excepcional, y el mejor equipo para asumir la tarea de gobernar a Colombia, no logró conmover a los ciudadanos para obtener su preferencia en las urnas; muchos de quienes acompañaban esta iniciativa abandonaron el barco prematuramente tal vez por el bajo resultado en las encuestas.
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La Coalición Centro Esperanza que tenia indiscutiblemente el mejor programa, una dupla excepcional, y el mejor equipo para gobernar a Colombia, no logró conmover a los ciudadanos
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Hoy los escépticos tendremos que escoger entre Gustavo Petro, Rodolfo Hernández o votar en blanco. Evidentemente para muchos los que ganaron no eran las mejores alternativas para dirigir a Colombia. Cada uno en su fuero interno trazará sus líneas rojas de conformidad con las propuestas que han hecho los candidatos.
Tienen tres semanas para construir confianza; escuchar a los conciudadanos, a los territorios y a los empresarios; ajustar sus propuestas para hacerlas viables y sobre todo creíbles; evitar las agresiones de sus seguidores radicales con quienes pensamos diferente; evitar la demagogia y el populismo. Hoy, las propuestas de estos dos candidatos no son suficientemente convincentes.
La Coalición decidió llegar a su fin con un lánguido comunicado. Sorprendente para quienes acompañamos esta iniciativa. Muchos creímos que el proyecto de Centro era una opción de largo aliento. Supusimos que sus integrantes se darían un espacio para discutir los reveses y los sinsabores, que a decir verdad están presentes en toda campaña política y que a pesar de todo seguirían como colectivo siendo una opción, desde mi perspectiva, muy necesaria, en la convulsionada vida política de Colombia. La acabaron sin más y cada integrante quedó en libertad de tomar rumbo de acuerdo con sus íntimas convicciones. Muchos soñábamos con un partido de Centro que respetara las libertades, las ideas de construir una sociedad más justa y equitativa, con acceso a los servicios fundamentales para todos.
Personalmente me cuesta entender que llegamos al punto final.