Sin preguntas, ¿cómo encontraremos respuestas?

Sin preguntas, ¿cómo encontraremos respuestas?

Los cuestionamientos son de vital importancia en los procesos educativos. Aprender a hacerlos es clave

Por: Carlos David Martínez Ramírez
junio 12, 2019
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Sin preguntas, ¿cómo encontraremos respuestas?
Foto: Pixabay

Las habilidades para formular preguntas siempre han sido un aspecto clave en los procesos educativos. El arquetipo más emblemático lo podemos encontrar en Sócrates, quien con su famoso método, la mayéutica, interrogaba para que las personas encontraran por su propia cuenta “la verdad”.

De cualquier manera, esta actitud filosófica que implica preguntar y brindar importancia al conocimiento per se, en lugar de buscar aferrarnos a las aplicaciones económicas o prácticas, puede resultar algo muy incómodo para muchos.

Pero, ciertamente, hay que hacer preguntas importantes, así resulten incómodas. A los representantes de la izquierda hay que preguntarles: ¿cómo equilibrar el gasto social con la responsabilidad fiscal? A los sectores de la derecha hay que interrogarlos: ¿cómo equilibrar la seguridad con la garantía de las libertades individuales?

Max Weber planteaba en una carta a un amigo que existen diferencias entre la actitud del político y la actitud del científico. En sus textos más conocidos plantea algo que debe ser estudiado en la actualidad colombiana para preguntarnos: ¿cómo legitimamos el poder, lo hacemos con criterios de racionalidad o en función al carisma de nuestros representantes? Weber planteaba que una democracia pre-moderna es común la legitimación por el carisma de la gente y no por razonamientos lógicos.

A veces se discute erróneamente sobre el “peligro” de ciertas corrientes ideológicas, pero parece que los medios convencionales no amplían la voz de algunos políticos señalados de “castrochavistas” cuando declaran que en Colombia no se requiere comunismo (o socialismo) sino un capitalismo decente. En Colombia nunca hemos tenido verdades políticas social-demócratas o de bienestar (tal vez un intento en la década de 1930), mucho menos de corte comunista o socialista, pero tampoco hemos tenido un capitalismo cuyas bondades sean representativas para la población. En la lógica neoliberal, por ejemplo, la sociedad se vería beneficiada frente a la construcción de obras civiles al obtener servicios de los oferentes más competentes, pero la historia nos ha enseñado que las licitaciones las ganan quienes ponen más dinero por debajo de la mesa.

En el contexto de la educación podemos pensar, de manera muy simplista, tal vez, que si las respuestas están en Google, debemos desarrollar habilidades para formular preguntas. Hoy en día hay un boom de esquemas de consultoría, aparentemente muy sofisticados, centrados en técnicas de formulación de preguntas que pueden remontarnos hasta Sócrates. Acá puede pensarse en técnicas como el coaching que tiene mucho de la mayéutica.

Tal vez es un buen momento para que los colombianos nos preguntemos: ¿es posible que la banalidad genere violencia?

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