Insólito que un país como Colombia entre a la contienda presidencial sin ninguna mujer con posibilidad real de llegar a la Presidencia de la República. Y menos aun cuando se contabilizan hasta 50 precandidatos entre los cuales sí aparecen algunas mujeres, pero que realmente no se vislumbran entre aquellos con mayores posibilidades de llegar al final de la competencia. Es decir, Colombia seguirá sin mujeres en el mayor poder político del país. Vale la pena recordar una anécdota.
Hace algunos años se realizó en Washington D.C., una reunión promovida por la OEA en la que participamos algunas mujeres que habíamos sido precandidatas de varios partidos en por lo menos cinco países latinoamericanos. No las recuerdo a todas, pero sí a la mexicana que después de no llegar por un partido tradicional a la contienda final había decidido crear un partido de mujeres que tampoco pudo generar la opinión suficiente. Cada una de nosotras contó su experiencia y fue sorprendente como todas llegamos a la misma conclusión: fueron los respectivos partidos a los cuales pertenecíamos y dentro de los cuales competimos con hombres, donde nos habían frenado en algunos casos de manera descarada. Esto nos permitió concluir casi al unísono que el mayor freno para las mujeres, obviamente limitándonos a nuestras experiencias, eran precisamente los partidos políticos.
Lo obvio hubiera sido que las mujeres nos adueñáramos de la dirección de los partidos, es decir que nos convirtiéramos en sus cabezas, obviamente sin excluir a los hombres porque los partidos de mujeres jamás han progresado. Usar esa discriminación que tanto daño nos ha hecho no es la mejor forma de avanzar en lograr el poder político que tanto requerimos. Pero eso tampoco ha sido posible, el poder especialmente el económico y el político, es decir los que más influyen, siguen siendo masculinos y con demasiada frecuencia con el apoyo de las mismas mujeres.
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El único partido que tiene precandidatas es el Centro Democrático, pero sus posibilidades son mínimas por frenos dentro de la misma agrupación que cada día rodea más a Óscar Iván Zuluaga
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El único partido que tiene varias precandidatas es nada menos que el Centro Democrático, pero la verdad es que sus posibilidades son mínimas aun por frenos dentro de la misma agrupación que cada día rodea más a Óscar Iván Zuluaga. En el cacareado centro no hay ninguna mujer que tenga altas posibilidades ni tampoco en la izquierda. Es decir, seguiremos máximo sin mujeres a este nivel y si caso llegará alguna a la vicepresidencia, que en Colombia no significa mucho. Sin ministra de Hacienda, ni gerente del Banco de la República, el verdadero poder sigue estando en esos espacios esquivos para las mujeres. Esta no es ya la regla generalizada de manera que algo sucede en nuestro país donde el machismo seguirá acaparando las grandes decisiones. Ni siquiera las malas experiencias que muchos hombres nos han dejado los logra sacar de ese podio donde pareciera que solo ellos pueden ejercerlo.
Ahora que hay dos debates, uno en Colombia sobre el feminismo y otro más universal sobre la economía y la pandemia, las mujeres deberíamos entrar a cuestionarnos hasta donde hemos fracasado después de haber hecho tantos esfuerzos por educarnos. ¿Tendremos el discurso que toca? ¿Estaremos dejando por fuera temas que van más allá de nuestros propios problemas? ¿Existe el mínimo consenso sobre el verdadero rol de las mujeres en nuestro país? No le dejemos este debate solo a los hombres. Simplemente para empezar: ¿no será un gran error seguir hablando entre convencidas, excluyendo a otras mujeres y sobre todo a los hombres? Solo una reflexión antes de que me caigan rayos y centellas. No es gratuito que sigamos sin mujeres en la presidencia de la República porque este país no ha resuelto lo básico cuando solo hombres lo han manejado. Se escuchan ideas.
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